La movida asiática de la diplomacia cubana

Foto: José M. Correa / Granma.

Foto: José M. Correa / Granma.

China proveerá a Cuba de créditos para modernizar las imprentas de la prensa estatal, la instalación de un parque eólico y la construcción de una planta bioeléctrica en el central azucarero Héctor Rodríguez, de la provincia de Villa Clara.

Además, ha decidido condonar parte de la deuda cubana y entregar dinero, en calidad de donación, para que el archipiélago caribeño pueda comprar (seguramente en China) modernos equipos para la aduana y materias primas para fabricar paneles solares.

Esos, junto a otros acuerdos en áreas como la biotecnología y el desarrollo industrial, son los resultados más concretos que deja la visita del primer ministro chino Li Keqiang este fin de semana a La Habana. Keqiang vino a fortalecer unos nexos políticos que se encuentran–según ambas partes— “en el mejor momento de su historia”.

La visita del premier chino se produjo casi inmediatamente después de que su colega japonés, Shinzo Abe, despegara del aeropuerto internacional José Martí.

Abe aterrizó en La Habana luego de que sus enviados sellaran un acuerdo de solución de la deuda cubana con los nipones, la barrera que tenía “auto restringidos” a los negocios entre los dos países. Después de estar dos días en la capital cubana, el primer ministro consideró que su estancia “ha abierto una nueva página de la amistad bilateral de más de 400 años”.

Japón, que fue el segundo socio comercial de Cuba entre los años 1970 y 1985, después de la Unión Soviética; minimizó su presencia empresarial en la mayor de las Antillas por causa del impago de los compromisos cubanos contraídos en esa época. Ahora que el asunto fue solucionado, renace la expectativa de la participación empresarial nipona otra vez en la Isla.

“Cuba es un destino atractivo para las inversiones”, insistió el primer ministro.

Pero Abe también deslizó una sugerencia a sus interlocutores cubanos: “Es preciso crear un ambiente favorable para el despliegue de las empresas japonesas”; o lo que es lo mismo, todavía el ambiente de concertación y aprobación de negocios en Cuba no es lo suficientemente favorable.

Algunas lecturas presentan la concatenación de estas visitas de alto nivel con una supuesta competencia entre dos gigantes económicos asiáticos por la presencia en Cuba; pero la realidad pudiera ser un poco más equilibrada.

Abe y Keqiang llegaron a Cuba por invitación de su presidente, Raúl Castro, y luego de que dos vicepresidentes cubanos (Miguel Díaz-Canel y Salvador Valdés Mesa) cumplieran sus propias visitas por el continente asiático, este mismo año.

Invitado por Cuba también viajó al archipiélago el ministro de Relaciones Exteriores de Corea del Sur, Yun Byung-se, en calidad de observador para la cumbre de la Asociación de Estados del Caribe, que tuvo lugar en La Habana en junio pasado.

Yun había dicho a la prensa coreana, en febrero de 2015, que emprendería acciones con el objetivo de mejorar las relaciones con Cuba, impulsado por los anuncios del 17 de diciembre de 2014 entre Estados Unidos y el archipiélago antillano.

Efectivamente, pocas semanas después se firmaron dos acuerdos crediticios entre el Banco Central de Cuba y organizaciones financieras surcoreanas para que la Isla pudiera acceder a una línea de préstamos por valor de 60 millones de euros y garantizara la retribución a través de un acuerdo para seguros de pago.

Un año después de aquel primer acercamiento (y aprovechando la cumbre caribeña) Yun conversó con su colega Bruno Rodríguez Parrilla en un encuentro que de 30 minutos planificados, se extendió hasta 75. Después del diálogo trascendió que ambos países trabajarían para restablecer las relaciones diplomáticas interrumpidas cuando Cuba reconoció a la República Democrática Popular de Corea (RPDC) en 1959.

Todo el tiempo el asunto norcoreano ha planeado sobre el ambiente; también con la visita de Abe y del premier chino. Numerosos artículos de prensa sugieren que tanto Corea del Sur como Japón quisieran involucrar a Cuba en posibles negociaciones con la encerrada nación gobernada por los Kim.

El incremento de las tensiones en la península coreana después de las sendas pruebas nucleares realizadas por la RPDC este año, haría necesario buscar nuevos interlocutores en el diálogo con Corea del Norte, pues al parecer ni Rusia, ni China, ni Japón o Estados Unidos consiguen hacerse oír en Pyongyang.

Foto: Reuters/KCNA
Foto: Reuters / KCNA.

La aparente afinidad ideológica entre Kim Jong Un y el gobierno cubano (el nieto de Kim Il Sung ha llamado a Raúl y Fidel Castro como “amigos cercanos, colegas y compañeros de armas del pueblo coreano”, mientras que el órgano del Partido Comunista cubano dedicó un laudatorio artículo al aniversario 68 de creación de la RPDC) haría más fácil una participación cubana en ese diálogo.

Está muy cercano el papel de la diplomacia cubana en las recién concluidas negociaciones de paz entre la guerrilla de inspiración marxista de las FARC-EP con el gobierno de Colombia.

Pero quizás de lo que se trate sea simplemente de un paso más en la diversificación de relaciones internacionales que tiene como prioridad de la cancillería cubana. Impedido aún de relacionarse abiertamente con el mercado y las inversiones estadounidenses, por la política del Bloqueo, el gobierno de La Habana busca tantos socios internacionales como pueda, y en Asia tiene mucho potencial.

No debemos olvidar que en la misma semana en que llegaron los premieres de Japón y China, estuvo también por la Isla el presidente de Irán, Hassan Rohani, quien asistió complacido a la firma de varios memorándums de entendimiento y acuerdos “marco” en materias de salud, investigación, educación, biotecnología y cooperación financiera. La lista de amigos crece.

 

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