La sequía no termina en Cuba

Foto: Sayli Sosa

Foto: Sayli Sosa

Las lluvias invernales no han devuelto el sosiego a más de 49 mil habitantes de la ciudad de Ciego de Ávila que se abastecen desde la cuenca subterránea de esta central provincia cubana, una fuente de agua potable declarada en alerta desde que comenzó el período seco del año anterior.

Doce meses atrás el acuífero almacenaba 2,18 millones de metros cúbicos de agua más que en la actualidad, de ahí que los avileños están seguros de que las medidas de disminución del bombeo per cápita y los ciclos de abasto cada cuatro días, llegaron para quedarse.

El acceso al agua potable cada cuatro días parece un contratiempo insignificante comparado con los reportes desde el oriente cubano, donde comunidades como Tercer Frente tienen a unas 9300 personas recibiendo el vital líquido cada 30 o 40 días.

Sin embargo, para los avileños, quienes hasta hace poco más de un año disponían de un abasto diario, superior incluso a las normas establecidas centralmente, tal escasez ha significado ajustes en casi todos los ámbitos de su existencia.

Foto: Sayli Sosa
Foto: Sayli Sosa

¡Llegó el aguaaa!!!

Cuando Luis Ángel y Sonia vieron que la “bola picaba y se extendía” comprendieron que los proyectos de remodelación del apartamento debían esperar. Lo urgente era garantizar el agua potable. 8000 pesos y unas cuantas “carreras” después pudieron sentarse con calma a esperar que la pequeña turbina llenara los dos tanques instalados en la azotea del edificio.

Las matemáticas de Luis Ángel le “revelaron” que con un solo tanque de 600 litros no podría llegar al próximo ciclo. En casa son cuatro: él, Sonia y las muchachitas. “Es mejor que sobre y no que falte”, dice ahora, menos angustiado. “Había que hacer la inversión. Nosotros vivimos en un cuarto piso y trabajamos o estudiamos. ¿Te imaginas llegar a la casa, cansado después de un día de trabajo y tener que ponernos a cargar cubos de agua escaleras arriba?”

Como esta familia, muchas otras en Ciego de Ávila, en un número que resulta muy difícil de cuantificar, se han visto precisadas a invertir en tanques, sistemas hidráulicos, turbinas y cisternas para paliar la escasez, lo que ha agregado presión a la economía doméstica, caracterizada por salarios que apenas alcanzan una media superior a los 500 pesos, moneda nacional.

Sumemos las deficiencias del mercado nacional, donde este tipo de recursos escasean y son objeto, constantemente, de los especuladores y revendedores. Con la sequía floreció, también, la venta de tanques de fibrocemento artesanales, con precios que oscilan entre 30 y 140 CUC.

Tanques artesanales para el agua en Ciego de Ávila. Foto: Sayli Sosa
Tanques artesanales para el agua en Ciego de Ávila. Foto: Sayli Sosa

Las familias que no cuentan con la disponibilidad financiera para asumir estos gastos, deben convertirse en equilibristas del consumo y el ahorro, acopiando pomos plásticos de diversos tamaños y haciendo fila ante los insuficientes grifos colectivos, en el caso de los de edificios de microbrigada.

“Yo lavo cuando toca el agua ─ dice Luisa, vecina del reparto Vista Hermosa, en Ciego de Ávila─. Es la única manera de dejar lleno el tanque. Si toca de día tengo más chances, pero si es de noche, termino de madrugada. Hay que hacerlo todo de una vez, después no se puede estar gastando el agua por gusto”.

La sequía no solo ha modificado las condiciones al interior de los hogares, sino hacia afuera. “Cuando viene agua por el día yo no puedo llegar temprano al trabajo, hasta que no lo dejo todo lleno no me voy”, explica Olivia.

“Esta situación me ha obligado a comprar más pañales desechables de los que tenía planificado”, comenta Alina mientras cambia al pequeño Jordan. “Sin agua no puedo arriesgarme a usar los de gasa, porque después cómo los lavo”.

Foto: Sayli Sosa
Foto: Sayli Sosa

Números secos y preocupantes

Según las autoridades del Instituto de Recursos Hidráulicos y del Centro de Estudios del Clima, esta ha sido la sequía más severa de los últimos 115 años en el país. Se estima ha afectado a una cifra cercana  al millón de cubanos y al 63 por ciento del territorio nacional.

En los meses de diciembre y enero llovió en el 97 por ciento del país, más de lo habitual para esa temporada, no obstante, la sequía no remite. Más de 200 fuentes de abasto han colapsado y, según la prensa oficial, la provincia con mayor cantidad de población  afectada es Santiago de Cuba.

Solo en Ciego de Ávila, en 2015 se dejaron de plantar unas 10 000 hectáreas destinadas a viandas y granos y se detuvieron alrededor de 800 máquinas de riego.

Las  cifras globales en la Isla no han sido publicadas, pero se calcula que las pérdidas en la agricultura son millonarias, con afectaciones a producciones vitales como el tabaco, el café, los granos y la caña de azúcar.

La complejidad del momento se refuerza con la situación epidemiológica, relacionada con la alta presencia de  mosquitos Aedes aegypti y Aedes Albopictus, agentes transmisores del Dengue, la Fiebre Amarilla, el Chicungunya y el Zika.

Tanto la necesidad de almacenar agua, dentro y fuera de los hogares y centros laborales, así como el mal estado de las redes hidrosanitarias en el país, cuyos salideros llenan todo tipo de oquedades, han aumentado el radio de acción del vector y agregan preocupaciones y posibles focos.

De acuerdo con el Dr. José Rubiera, Jefe del Centro de Pronóstico del Instituto de Meteorología, aún le quedan días a una temporada invernal que, como resultado del evento ENOS, puede traer lluvias superiores a la media para esta época del año. Los avileños, los cubanos en sequía, miran al cielo cuando se nubla, esperando el chaparrón.

Salir de la versión móvil