Las bahías de La Habana

Es una sola, física, geográficamente, pero parece ser varias al mismo tiempo. Y, de cierta forma, lo es.

Atardecer en la bahía de La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.

La bahía de La Habana tiene, sin dudas, más de un rostro. Los más conocidos, los más fotografiados, le han dado una y mil veces la vuelta al mundo. En postales y portadas de revistas. En publicidades y fotos de viajeros. En los recuerdos y la retina de quienes se han extasiado con sus encantos. 

Son imágenes muchas veces repetidas, inmortalizadas. Con el Cristo al fondo, bendiciendo la urbe, y los antiguos castillos españoles desafiando al tiempo. Con los barcos que pasan desde o hacia el puerto, y los botes de pescadores como un cardumen silencioso. Con la avenida, el malecón y el muelle de Luz como escenografía y nubes dibujadas sobre el atardecer.

Botes de pescadores en la bahía de La Habana durante la pandemia de la COVID -19. Foto: Otmaro Rodríguez.
Estatua de Neptuno, en la Avenida del Puerto que bordea la bahía de La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.

Otras, también muy conocidas, retratan la bahía y la ciudad desde el otro lado. Desde el Morro o la Fortaleza de La Cabaña, desde sus imponentes y elevados muros. Son vistas privilegiadas de azul sobre el azul, del trasiego del mar y el contorno citadino. De edificios y hoteles que se levantan a lo lejos, y lanchas y buques presurosos, atrapados por el lente desde lo alto. 

Vista de la entrada de la bahía de La Habana desde la orilla este. Foto: Otmaro Rodríguez.
Castillo de los Tres Reyes del Morro, a la entrada de la bahía de La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Vista de la entrada de la bahía de La Habana desde la orilla este. Foto: Otmaro Rodríguez.
Batería La Divina Pastora, en La bahía de La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Fortaleza de San Carlos de La Cabaña, a la entrada de la bahía de La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Fortaleza de San Carlos de La Cabaña, a la entrada de la bahía de La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Castillo de los Tres Reyes del Morro, a la entrada de la bahía de La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Vista de la entrada de la bahía de La Habana desde la orilla este. Foto: Otmaro Rodríguez.
Carretera de La Cabaña, en el lado este de la bahía de La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Caserío donde se encontraban los antiguos almacenes de Casablanca, en el lado esto de la bahía. Detrás, el Cristo de La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.

Pero la bahía habanera tiene más que mostrar. Sus 5,2 kilómetros cuadrados son mucho más que sus rostros más publicitados, más turísticos. Su forma de bolsa esconde no pocas sorpresas, no pocos paisajes desconocidos para quienes no conviven con ellos cotidianamente. Para los que se conforman apenas con lo manido.

Castillo de los Tres Reyes del Morro, a la entrada de la bahía de La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Castillo de los Tres Reyes del Morro, a la entrada de la bahía de La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.

Muchos no están siquiera en sus antípodas, en sus rincones más remotos e invisibles. Son paisajes cercanos a los repetidos en postales. A los castillos flamantes y las aguas límpidas, retocadas con Photoshop. Sitios más populares, menos pulcros, más a ras de tierra y también de mar. 

Botes de pescadores en la marina de Casablanca, en el lado este de la bahía de La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Kiosco de venta de agua de coco y refresco en el Cristo de La Habana, en el lado este de la bahía. Foto: Otmaro Rodríguez.
Vista de la entrada de la bahía de La Habana desde la orilla este. Foto: Otmaro Rodríguez.
Vista de la entrada de la bahía de La Habana desde la orilla este. Foto: Otmaro Rodríguez.
Vista de la entrada de la bahía de La Habana desde la orilla este. Foto: Otmaro Rodríguez.
Vista de la entrada de la bahía de La Habana desde la orilla este. Foto: Otmaro Rodríguez.
Vista de la entrada de la bahía de La Habana desde la orilla este. Foto: Otmaro Rodríguez.
Vista de la entrada de la bahía de La Habana desde la orilla este. Foto: Otmaro Rodríguez.
Vista de la entrada de la bahía de La Habana desde la orilla este. Foto: Otmaro Rodríguez.
Tierra quemada en el lado este de la entrada de la bahía de La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Vista de uno de los extremos del túnel que pasa por debajo de la bahía de La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Vista de uno de los extremos del túnel que pasa por debajo de la bahía de La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.

Son los feudos del arrecife y los pescadores, de la maleza y la contaminación, de los muros carcomidos por el salitre, del daño de los hombres y la fuerza de la naturaleza. Retratos menos amables, más curtidos, de una bahía que, más allá de crisis y pandemias, de políticas y almanaques, se revela a la vez como varias, cada una con su faz y su ritmo, sin perder por ello su originalidad. 

Pescador en el lado este de la bahía de La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Pescador en el lado este de la bahía de La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Pescador en el lado este de la bahía de La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Pescador en el lado este de la bahía de La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Pescador en el lado este de la bahía de La Habana muestra la sardina que le sirve como carnada. Foto: Otmaro Rodríguez.
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