Los secretos de La Guarida

Fotos: Alain L. Gutiérrez y Cortesía de La Guarida

En la calle Concordia No 418, en uno de los edificios construidos a inicios del siglo pasado que tanto abundan en Centro Habana,  se encuentra el restaurante La Guarida.

Nos cuenta Enrique Núñez que la idea de convertir el apartamento de su madre en una paladar se les ocurrió a su esposa y a él hace más de 15 años, porque les pareció que podían aprovechar aquel lugar que tanto solía atraer a quienes visitaban la Isla.

Unos años antes Tomás Gutiérrez Alea y su equipo de rodaje habían alquilado la casa para filmar Fresa y Chocolate, uno de los más reconocidos títulos del cine cubano.

“Después del éxito de la película, mucha gente venía a casa de mi madre. Pensamos que eso era algo que podíamos aprovechar y decidimos montar un restaurante en la sala del apartamento. Al inicio éramos solo cuatros personas: el chef, una amiga de la familia, mi esposa y yo. Hacíamos de todo un poco. Un día podía estar haciendo de barman, y al otro recibir a los clientes en la puerta del edificio o montar las mesas un rato antes de que abriéramos el restaurante”.

“Poco a poco fuimos recuperando la inversión. Pero todavía La Guarida no lograba ser un espacio singular. Se nos ocurrió que podíamos vincularlo a algún proyecto cultural, ya que de alguna manera el arte había estado mediando ese espacio desde mucho antes”.

“Casi un año después, en diciembre de 1996, inauguramos una exposición de fotografías de Korda y preparamos una cena especial para empresarios y diplomáticos residentes en Cuba. Aprovechamos también la época del Festival Internacional de Cine de La Habana e invitamos a los actores, cineastas, productores, críticos… que participaban en el evento. Recuerdo haber empleado casi todas nuestras ganancias, al punto de que muchos creyeron que aquello era una locura total. Dieciséis años después, todo el mundo reconoce que fue una muy buena idea”.

Enrique Núñez es un hombre de éxito. Actualmente La Guarida es uno de los más visitados restaurantes de La Habana. Ya Enrique no hace de barman porque no le alcanza el tiempo. Debe atender muchos compromisos a diario.

“Es que siempre me ha gustado mucho escuchar lo que la gente quiere decirme. Cuando nosotros abrimos La Guarida no teníamos idea de cómo debía funcionar. En Cuba teníamos muy poca experiencia, de modo que siempre prestamos cuidada atención a cada comentario que hacían nuestros clientes”.

De julio de 2009 a noviembre de 2010 Enrique cerró su restaurante porque según él, en ese momento creyó necesario hacer un receso. “Fue una época en la que aumentaron las restricciones para quienes teníamos pequeños negocios. Eso duró poco tiempo porque unos meses después se reajustaron algunas leyes en Cuba. Y nosotros, mi esposa y yo, decidimos abrir nuevamente La Guarida. Algunos, ni siquiera se percatan de que estuvo cerrada. Incluso nosotros, a veces lo olvidamos.

“Es verdad que muchos me tildaron de extraterrestre cuando quise hacer un restaurante en el barrio de San Leopoldo. Pero en este lugar, aparentemente hostil y deteriorado, floreció mi restaurante. Yo digo que primero lo soñé, después me lo creí, y mi única receta sigue siendo trabajar para lograr lo que todavía aprecio como una obra inconclusa.”

Híbrido entre la informalidad y la pequeña empresa privada, el trabajo por cuenta propia resulta hoy una insustituible alternativa de empleo y servicios para la sociedad cubana, cuya extensión hasta febrero último abarcaba a más de 371 000 personas en una gama de 178 profesiones.

Después de dieciséis años, La Guarida es un importante restaurante situado en el populoso municipio de Centro Habana. En el año 2009 la Feria Internacional de Madrid le entregó el Premio de Excelencia en el Servicio.

Entre sus comensales más encumbrados se encuentra la Reina Sofía de España, luminarias mundiales del cine, el teatro, la moda o la literatura de la talla de Jack Nicholson, Arthur Miller, Naomi Campbell o Gabriel García Márquez, además de una amplia representación de empresarios y diplomáticos, quienes han convertido el lugar en un sitio de culto a la buena mesa.

Salir de la versión móvil