“Nos vincularon a las manifestaciones en apoyo a Evo y nos acusaron injustamente”

Así declaró a la prensa cubana el doctor Ramón Emilio Álvarez Cepero, uno de cuatro colaboradores detenidos en Bolivia.

El doctor Ramón Emilio Álvarez Cepero. Foto: Trabajadores.

El pasado 13 de noviembre cuatro miembros de la Brigada Médica cubana fueron detenidos por la policía en la zona de El Alto, Bolivia, mientras se trasladaban hacia su residencia con dinero en efectivo extraído de un banco.

La detención se produjo bajo la presunción de que ese dinero se dedicaba a financiar protestas favorables a Evo Morales.

Las autoridades cubanas señalaron que se trataba de fondos dedicados pagar los servicios y los alquileres de los miembros del contingente médico en esa zona de Bolivia y reclamaron la liberación de los cuatro detenidos.

Una nota de la Cancillería cubana afirmaba que durante una visita a la cárcel del Juzgado de La Paz, el tercer secretario de la embajada de Cuba en Bolivia, Leonardo Baster, pudo comprobar que “no han sido maltratados y que tienen buen estado de salud y anímico”.

Representantes de la policía y del Ministerio Público visitaron las sedes de la Brigada Médica en El Alto y La Paz y corroboraron, a partir de documentos, nóminas y datos bancarios, que la cifra de dinero “coincidía con la cantidad extraída regularmente todos los meses”.

Finalmente, los cuatro cooperantes fueron puestos en libertad y regresaron a Cuba.

Uno de ellos, el doctor Ramón Emilio Álvarez Cepero, especialista en Endocrinología y máster en cuidados intensivos, trabaja en el hospital universitario Doctor Gustavo Aldereguía Lima, de Cienfuegos, y acaba de dar una entrevista al periódico Trabajadores, en la que narra sus experiencias.

Dice Álvarez Crespo: “Estaba en la ciudad de El Alto, perteneciente al Departamento de La Paz, a unos cuatro mil metros sobre el nivel del mar. Laboraba en un Centro Oftalmológico y un hospital, los que funcionaban eminentemente con personal cubano.

“Las elecciones estaban fluyendo y de buenas a primera comienzan las revueltas de la oposición. Evo iba ganando en el conteo de los votos. Pero había sectores en contra de él, fundamentalmente en Santa Cruz de la Sierra, que es la ciudad más grande, el motor de la economía, y donde no viven los indios nativos de Bolivia. Quienes viven allí tienen otro tipo de mentalidad y muchas influencias de Brasil, Paraguay…”

Y prosigue: “Estábamos en El Alto. Entonces le avisaron al económico que ya el salario de nosotros estaba en la cuenta bancaria. Los bancos en esa ciudad estaban cerrados. Apreciamos que el ambiente en las calles estaba tranquilo y decidimos bajar hasta un banco en La Paz. Algunos de nosotros siempre acompañaban al económico. En ese momento ya habían quemado la bandera de los indios, la Wiphala, y existía cierto grado de control…

“Nos trasladamos en el microbús de la brigada. Se hicieron las operaciones bancarias. Cuando regresábamos, nos avisaron que en El Alto ya había cierres de calles por parte de los vecinos, quienes estaban preocupados por las posibilidades de que algunos, aprovechándose de la situación, cometieran actos vandálicos y por eso establecieron medidas de cuidado para preservar sus bienes.

“Tratamos de regresar a La Paz, pero también habían cerrado. O sea, nos quedamos en el medio. Sorteamos los tranques, pero eran muchos. Al fin pudimos llegar a casi dos cuadras de la casa. Decidimos seguir a pie. Era peligroso quedarse en el carro. Los vecinos estaban predispuestos, no solo con los cubanos, sino con cualquiera persona. Nos revisaron en el primer tranque, y aunque nos identificamos y estábamos muy cerca de la casa, uno de ellos llamó a la Policía. Nos llevaron al Regimiento 3 de la Policía. Nos hicieron fotografías, llenaron documentos y nos retiraron las identificaciones”.

Respecto al tratamiento que les dieron las autoridades, comenta: “Obviamente, no fue cortés ni gentil. Nos pusieron a mirar para la pared para evitar que nos comunicáramos entre nosotros. Estuvimos allí unas dos horas, hasta que llegaron los investigadores de la propia Policía. Nos vincularon a las manifestaciones en apoyo a Evo y nos acusaron injustamente. Estuvimos retenidos cerca de 72 horas.

“La Fiscalía de El Alto fue la que nos llevó a la Fuerza Especial Contra el Crimen, en La Paz. Ahí nos entrevistaron en la oficina del director. A los 20 o 30 minutos llegó la Coordinadora de la Brigada Médica y el Primer Secretario de la Embajada de Cuba en Bolivia. Primero nos acusaron de aportar finanzas a quienes participaban en las marchas, pero eso no está tipificado como un delito en el Código Penal de Bolivia, y cambiaron la acusación a enriquecimiento ilícito, para poder seguir con la investigación.

“La fiscal que atendía el caso subió a El Alto con el económico y revisó todos los documentos, las nóminas, los pagos, el origen y destino del dinero. Y ella determinó, previa comprobación, que no existía razón alguna para acusarnos. Ella bajó a La Paz e hizo un informe. Nosotros permanecimos en la celda policial. Al otro día nos trasladaron a las celdas judiciales, en espera de la audiencia con el juez.

“Como el supuesto delito fue cometido en El Alto, tenía que actuar el fiscal de allá, quien vino a entrevistarse con nosotros y nos dijo que no habíamos cometido delito alguno, que nada había sido probado y que pediría la libertad inmediata. Al otro día, a primera hora, él regresó de nuevo, entregó un documento, y nos liberaron”.

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