El viaje inaugural del tren número tres, con coches de fabricación china, llegó desde La Habana hasta Guantánamo con algunos imprevistos.
En un reportaje televisivo de Sol Visión, varios de los pasajeros agradecieron “los esfuerzos del país” por proporcionar este servicio de transporte, pero se quejaron de las condiciones de los baños, los cuales estaban tupidos y “desbordados de orine”.
El Director de Seguridad Ferroviaria, Inocencio García, dijo ante las indagaciones de la reportera sobre los imprevistos del viaje que “todo servicio nuevo está sujeto a perfecciones”.
El tren demoró en salir de La Habana cuatro horas luego del horario inicialmente previsto, mientras los pasajeros debieron estar con tres horas de antelación, lo que sumó unas siete horas antes de iniciar el viaje desde la capital hasta la provincia más oriental del país.
Los pasajeros resaltaron la atención de las ferromozas, pero se quejaron de recibir solo una posibilidad de merienda en todas las horas de viaje y de no permitírseles bajar en las estaciones a lo largo del camino para comprar comida. Dentro del tren, explicaron, está prohibido consumir comidas, solamente la única merienda ofertada por el tren.
El viaje puso a prueba los nuevos coches chinos que llegaron a Cuba a través de una donación de ese país asiático para ayudar a solventar la difícil situación del transporte interprovincial.
Los precios de los viajes en estos nuevos trenes se fijaron a un número menor que los pasajes en ómnibus y se creó una aplicación móvil para asistir a los clientes.
