Oggún: los tractores del cambio

Foto: Claudio Peláez Sordo

Tractores en exposición en FIHAV 2015. Foto: Claudio Peláez Sordo.

Con el entusiasmo inicial, la noticia se enfrió en noviembre de 2015. Los tractores Oggún, presentados por la firma estadounidense Cleber LLC en la pasada Feria Internacional de La Habana como el primer negocio conjunto en la Zona del Mariel, carecían de autorización para surgir tanto por parte de los Estados Unidos como de Cuba.

Ahora los motores de este proyecto parecen volver a arrancar luego de que el Departamento del Tesoro norteamericano otorgara hace pocos días el permiso necesario para que la pequeña empresa radicada en Alabama pueda completar su expediente de solicitud ante las autoridades de la Zona Especial de Desarrollo Mariel.

Esperando por esta noticia estaba en entonces Saúl Berenthal, uno de los directivos de Cleber LLC y promotor de estos tractores. Cubano, “nacido y criado aquí”, Berenthal accedió a develar parte de la historia en breve diálogo con OnCuba.

¿En qué sentido Oggún es una solución pensada para Cuba?, indago:

“Nosotros tuvimos la idea de un tipo de diseño basado en el mercado norteamericano de los años 1940 a 1955. Entonces la parte agrícola era familiar, eran pequeñas granjas administradas por familias. La economía agrícola de Estados Unidos cambió, se hicieron latifundios y se pasó a usar tractores más grandes. Pero mirando la estructura de la agricultura en Cuba vemos que ese mismo diseño de entonces es aplicable a lo que es la realidad hoy en día en Cuba.

“Decidimos coger ese diseño y actualizarlo con tecnología moderna de hidráulica y motores. Trajimos un diseño que es eficiente, económico, fácil de mantener y prestar servicios…y asequible. Todavía no queremos decir precios, pero basándonos en lo que cuestan en Estados Unidos estaríamos en torno a los 8 a 10 mil dólares el tractor.

“Se mueven con petróleo o gasolina, pero este es Oggún 1.0, está en diseño el 2.0, que será el mismo tractor pero con motor eléctrico, alimentado de energía solar. La pretensión nuestra es no solo hacerlo más económico y eficiente, sino reemplazar el combustible fósil por renovable, que es la misma dirección que tiene Cuba”.

Foto: Claudio Peláez Sordo
Saul Berenthal. Foto: Claudio Peláez Sordo

¿De dónde sale esta idea? ¿Es la primera vez que quiere entrar al mercado cubano?

“Volví a Cuba en 2008 para entender lo que estaba pasando aquí. Parte de lo que he hecho fue organizar grupos académicos en los Estados Unidos para venir a conocer la economía en Cuba. Mediante esos viajes conocí a muchos economistas cubanos que estaban participando en la definición del nuevo marco económico de Cuba y todas las repercusiones que eso tenía en las leyes de inversión extranjera. Conociendo lo que pretende hacer Cuba se nos dio la oportunidad, el 17 de diciembre de 2014, cuando el presidente Obama tomó la iniciativa de abrir las relaciones comerciales con Cuba en tres industrias (agricultura, construcción y tecnología).

“Decidimos que la mejor y más rápida manera de poder llevar a cabo algo positivo sería en la agricultura en Cuba, en poner en marcha una tecnología que aumente la productividad del campesino, y qué mejor que un tractor que se pudiera fabricar en Mariel y que sirviera para el mercado cubano en principio y exportar más adelante”.

¿Los elementos del ensamble se producirían también en Cuba o en los Estados Unidos?

“En una primera etapa se producirán en los Estados Unidos y se importarán para ensamblaje en Cuba. En una segunda etapa traeremos la maquinaria que moldea el acero y montaremos tractores con aceros cubanos. Pasaremos de ensambladores a constructores. Todavía habría que importar la parte del motor y la parte hidráulica, pero a medida que eso se desarrolle en Cuba lo podríamos hacer también.

“Como lo pretende la Ley 118 de la Inversión Extranjera en Cuba, las inversiones son para crear fuentes de trabajo, transferir tecnología avanzada y poder sustituir importaciones con producción cubana y también poder traer la sabiduría del comercio y el management de una industria hacia Cuba. Incluye también el uso de energía renovable, por el hecho de que Oggún 2.0 va a ser un tractor eléctrico”.

Foto: Claudio Peláez Sordo
Tractor Oggún. Foto: Claudio Peláez Sordo

Esos elementos encajan muy bien en los deseos de las autoridades cubanas, y eso ha hecho que sea la primera empresa norteamericana en recibir una recepción positiva entre las autoridades de la zona de Mariel…

“No solamente eso, sino que es el molde que hemos creado para que otras empresas en los Estados Unidos, en otros ramos, puedan seguir nuestros pasos y traer proyectos para ser aprobados de esa manera.

“También insistimos con ellos que un proyecto que se traiga a Cuba no tiene que incluir todos los atributos, sino que tiene que ser económicamente justificado, socialmente justificado y culturalmente justificado.

“Eso significa que una empresa que va a establecerse en Cuba tiene que conocer la sociedad, las ambiciones sociales, contribuir a esas ambiciones y tiene que pertenecer a la cultura de Cuba. El nombre del tractor es porque queremos asociarlo a la cultura cubana que reconoce a Oggún como el orisha del metal”.

Ese discurso suyo es bastante atípico en el ambiente de los cubanoamericanos. Alguien que escuche sus argumentos pudiera llegar a pensar que tiene una relación demasiado cercana con el gobierno cubano…

“Primero que nada, no vivo en Miami, y por lo tanto no estoy involucrado en todos los temas que yo llamaría políticos en Miami. No hemos venido aquí a politizar nada, estamos al margen del gobierno cubano, porque para tener la licencia de OFAC necesitamos hacer una producción dirigida a cuentapropistas y a coooperativas, y por tanto estamos al margen del gobierno cubano”.

Un precio de 8 mil a 10 mil dólares por un tractor  es un precio oneroso para la familia para la que diseña este tipo de tractor. ¿Qué soluciones han pensado?

“Estamos investigando tres áreas de financiamiento para el campesino y la cooperativa que lo pueda comprar. Una de las cosas que se pueden hacer en los Estados Unidos es comprar allí y mandarlos a Cuba, por tanto una posibilidad es que alguien en Estados Unidos compre tractores producidos en Cuba para campesinos en Cuba. Eso se podría financiar allí por el crédito que obtenga una persona allí.

“También estamos hablando con financieras de terceros países que existen en el Mariel y que están dispuestas a hacer la financiación de los usuarios, y también sabemos que los bancos en Cuba están empezando a dar términos de financiamiento a los agricultores y cooperativas.”

Foto: Claudio Peláez Sordo
Foto: Claudio Peláez Sordo

¿Amenaza a la Florida esta relación económica probable…?

“Hay un poco de miedo en la Florida con lo que es la agricultura, porque es una de las grandes industrias de la Florida y algunas entidades dicen estar temerosas a la competencia. Nosotros pensamos que la agricultura en Cuba es diferente a la de los Estados Unidos, específicamente la agricultura orgánica. Creemos que la agricultura orgánica cubana no va a ser competencia, sino complementaria. Conocemos que la demanda de productos orgánicos está en ascendencia y creemos que ese miedo no tiene sentido.”

Cuba es un importador de alimentos, y algunas personas ven con preocupación que Cuba deje a un lado el propósito de construir una agricultura sostenible y nacional y pase una postura importadora.

“Yo me baso en el habano cubano: tiene marca, prestigio, valor. Si miramos a la producción orgánica de la misma manera, vemos que así como Cohiba como marca tiene una fama mundial con mucha demanda, un producto orgánico hecho en Cuba con una marca puede alcanzar a hacer ese tipo de importación.

“La importación desde Estados Unidos será con aquellos productos no orgánicos, como la soya. Lo importante que veo es que si el campesino cubano puede producir y ganar dinero tendrá Cuba entonces la capacidad de poder comprar lo que Estados Unidos tiene para vender.

“El ciclo de lo que estamos creando resulta también en la posibilidad de beneficio para Estados Unidos, porque entonces Cuba podrá comprar el pollo y el maíz y la soya, porque tendrá las divisas para poder pagar por lo que quieran importar.”

Si yo fuera campesina, ¿cuál podría ser mi expectativa con Oggún?

“Después que tengamos todos los permisos, la construcción de la fábrica tomaría solo un par de meses. El primer año esperamos contar con entre 150 a 200 tractores, pero incrementándolos cada año hasta llegar a 700 tractores por año, en el período inicial de los primeros cinco años.

“Hay dos temas a considerar: primero el papeleo, pero más importante son las elecciones norteamericanas. En mi opinión ese será el término para que en los Estados Unidos se den cuenta de que el bloqueo no tiene justificación económica, ni política ni moral. Es un tema que se está usando para las elecciones, después de haber elegido a un Presidente ya no tiene importancia. Esa es mi opinión.”

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