Reino Unido y Cuba, «en una dirección positiva y cooperativa»

Mientras EE.UU. retrocede en su relación con la Isla, Londres defiende una mayor cooperación y diálogo bilateral.

Sr. Antony Stokes, Embajador del Reino Unido en Cuba. Foto: Otmaro Rodríguez.

Sr. Antony Stokes, Embajador del Reino Unido en Cuba. Foto: Otmaro Rodríguez.

Tres semanas atrás, las relaciones entre Cuba y el Reino Unido vivieron un hito con el viaje del Príncipe de Gales y la Duquesa de Cornualles a la Isla. Nunca antes un miembro de la Casa Real británica había pisado suelo cubano en visita oficial.

El simbolismo y las resonancias de este hecho son indiscutibles.

“A pesar de que no fue una visita gubernamental, sino real, por su alcance y extensión demostró el progreso de las relaciones bilaterales y la voluntad de ambas partes de continuar avanzando”, aseguró a OnCuba el señor Antony Stokes, Embajador del Reino Unido en La Habana.

“La visita fue muy sustancial y emotiva, con muchos elementos diferentes, que sirvió para que el Príncipe y la Duquesa conocieran sobre la cultura y la vida cubanas e intercambiaran con la gente, no solo con el presidente Miguel Díaz-Canel y otros representantes del gobierno, que fue muy importante, sino también de la sociedad civil: artistas, emprendedores, miembros de proyectos comunitarios, con personas en las calles, algo que les interesaba mucho a ellos.

“Además, permitió mostrar proyectos sustantivos de cooperación y de intercambio bilateral, y también realizar encuentros directos entre funcionarios de nuestro gobierno, que acompañaron a sus altezas reales, con el canciller cubano Bruno Rodríguez, la viceministra del Minrex Ana Teresita González y otros funcionarios cubanos. Fue un momento para la Historia, y mi equipo y yo estamos muy orgullosos de haber sido parte de él.”

¿En qué contexto de la relación entre los dos países ocurrió la visita?

La visita de Sus Altezas Reales no puede verse desligada del acercamiento que han promovido los dos países en los últimos tiempos, y que en noviembre pasado propició el viaje del presidente Díaz-Canel a Londres.

Lo que empezó como una visita de tránsito luego de una gira por Rusia y Asia, por países aliados tradicionales de Cuba, en la práctica fue una visita de trabajo, la primera de un presidente cubano desde la independencia.

Díaz-Canel cumplió con un programa amplio de intercambios con miembros del gobierno, de las dos Cámaras del Parlamento, con empresarios, con otras organizaciones, con el Ministro de Hacienda, Philip Hammond (quien fue, en su momento, el primer Canciller del Reino Unido en visitar Cuba después de la Revolución, en 2016), y con el propio Príncipe de Gales, a quien entonces invitó oralmente a visitar Cuba.

También tuvo un programa cultural, que incluyó el Museo Británico y el estudio de Abbey Road, porque el presidente cubano es fanático de Los Beatles.

Así que en apenas cinco meses hemos tenido dos visitas históricas, la de Sus Altezas Reales y la del presidente Díaz-Canel, una en cada dirección.

Se trata de algo extraordinario y es resultado del compromiso de fortalecer las relaciones, a pesar de las diferencias existentes entre ambos países: diferencias de sistemas políticos y económicos, de puntos de vista sobre asuntos muy importantes como aspectos de derechos humanos, o temas regionales, como la situación en Venezuela.

No obstante, creemos que podemos cooperar en proyectos conjuntos y realizar conversaciones políticas. Existen potencialidades para trabajar más de manera conjunta a pesar de nuestras diferencias.

¿En qué sectores existen los mayores vínculos y perspectivas?

Realmente hay muchas oportunidades para las relaciones bilaterales y no los suficientes recursos, personas y tiempo para explotarlas todas. Me gustaría poder hacer más, pero la práctica nos indica enfocarnos en ciertos temas en los que ya trabajamos y que tienen perspectivas prometedoras.

Uno de ellos es el de la energía y la energía renovable. Justamente durante la visita real fue lanzado el proyecto de un nuevo parque solar en la Zona Especial de Desarrollo de Mariel, que es muy importante porque cuando se termine cubrirá alrededor del 3% de las necesidades energéticas del país.

Va a ser el campo más grande Cuba y probablemente de todo el Caribe, y para su ejecución atrajo inversión extranjera, elemento cuya necesidad se subraya en la nueva Constitución y debe ser parte cada vez mayor de la economía cubana.

El príncipe Carlos de Gales (d) junto al director y vicepresidente de Havana Energy, Andrew MacDonald, durante visita al parque fotovoltaico que se construye con apoyo británico en la Zona Especial de Desarrollo Mariel. Foto: Yander Zamora / EFE.
El príncipe Carlos de Gales (d) junto al director y vicepresidente de Havana Energy, Andrew MacDonald, durante visita al parque fotovoltaico que se construye con apoyo británico en la Zona Especial de Desarrollo Mariel. Foto: Yander Zamora / EFE.

 

Durante la visita real organizamos también una demostración de una maquinaria que corta el marabú que crece en los campos ociosos y que se utilizará como combustible en una planta de biomasa que se construye en Ciro Redondo, en la provincia de Ciego de Ávila. Es un proyecto que lidera otra empresa británica.

La panta, que es de 62 MW, ya está casi construida y también va a hacer una contribución importante al sistema eléctrico cubano, y a la meta que se ha planteado Cuba de utilizar cada vez más las fuentes de energía renovable, por su beneficio económico y medioambiental.

Pero también trabajamos en el sector energético en general, porque el papel del petróleo y el gas sigue siendo preponderante en Cuba, y la empresa Castrol, que es británica, se mantiene trabajando estrechamente con Cupet y adaptándose a los requerimientos medioambientales para que su presencia siga siendo significativa en la Isla.

También están la biotecnología y ciencias de la vida, al punto que la visita real incluyó un evento en el Centro de Inmunología Molecular al oeste de La Habana.

Este es un sector en el que existen varios proyectos de colaboración bilateral, con enlaces con tres universidades británicas para el desarrollo de medicamentos para el tratamiento de enfermedades como el cáncer, pero que también buscan apoyar a Cuba en la comercialización de productos que son de nivel mundial, porque se basan en las buenas experiencias y resultados de investigaciones realizadas por los científicos cubanos. Y este es un sector bastante fuerte también en el Reino Unido, y representa una oportunidad para una cooperación más amplia y productiva que permita un mayor desarrollo, no solo para los dos países sino a nivel internacional, porque puede salvar vidas.

¿Cuál es el estado de áreas clave como las inversiones y el turismo?

Las inversiones británicas son actualmente más pequeñas que el potencial que Cuba ofrece, pero no por eso dejan de ser importantes para nosotros. Además de las ya mencionadas en el sector energético, otro ejemplo que muestra los pasos dados en esta dirección es Aberdeen Standard, el primer fondo de inversión hacia la Isla lanzado en la Bolsa de Londres, que está promoviendo inversiones en el sector turístico en hoteles y también en otros campos.

Creemos que Cuba está en un momento de oportunidades para el pueblo y que la nueva Constitución puede servir como plataforma para el desarrollo con el reconocimiento del sector privador y la inversión extranjera.

El campo económico y financiero ofrece muchas posibilidades de cooperación, y las experiencias y potencialidades británicas podrían serle útiles a Cuba, no solo para alentar negocios, sino para intercambiar ya desde una visión estratégica sobre el desarrollo de la economía. Ese podría ser otro punto de enfoque importante en las relaciones bilaterales, sobre todo en este momento.

En cuanto al turismo, el Reino Unido es uno de los principales emisores de visitantes a Cuba, aun cuando las cifras puedan fluctuar un poco de un año a otro y un hecho como el huracán Irma haya impactado el pasado año en la llegada de visitantes británicos, que usan mayoritariamente la modalidad de “todo incluido” en polos de sol y playa como Guardalavaca, Varadero y los cayos del norte cubano, que fueron dañados por el huracán.

Pero la disminución que ese fenómeno produjo pienso que fue puntual y el panorama debe ir cambiando, porque antes de Irma veníamos en franco crecimiento, en un orden del 40% en 2017, y la tendencia en condiciones normales debe ser un crecimiento del turismo británico como una parte significativa del incremento general de este sector en Cuba.

Yo estuve como turista aquí en 1994, en un momento muy difícil para el país, en medio de la gran crisis económica del llamado “Período Especial”, pero a pesar de eso me llevé una impresión positiva. Me impactó la hospitalidad y el espíritu de la gente en medio de las dificultades, permaneció en mi memoria por más de dos décadas hasta que pude regresar ya como Embajador, y creo que ese espíritu de los cubanos es un valor muy importante que atrapa a los visitantes y espero que más compatriotas míos puedan conocerlo.

Sr. Antony Stokes, Embajador del Reino Unido en Cuba. Foto: Otmaro Rodríguez.

¿Qué papel desempeñan la educación y la cultura en las relaciones bilaterales y, en particular, el trabajo del British Council?

La educación es un sector prioritario en nuestras relaciones con Cuba y, dentro de este, la labor del British Council es fundamental. De hecho, durante la visita real el British Council y el Ministerio de Educación Superior cubano firmaron un acuerdo para avanzar la cooperación en educación, en la enseñanza del idioma inglés, pero también en otras direcciones.

El objetivo de este y otros acuerdos que existen con varias universidades cubanas, es que haya un intercambio en ambas direcciones. En el Reino Unido tenemos gran experiencia en la enseñanza del idioma inglés, por razones obvias, y también una reconocida fortaleza en la educación superior, con varias de las mejores universidades del mundo; pero la reputación de la educación cubana también es muy fuerte, es una prioridad gubernamental y cuenta con programas apreciados internacionalmente, así que a través de estos convenios ambos países pueden aprender del otro.

El British Council también se vincula a proyectos culturales, como el de Islas Creativas, una imagen que me parece muy certera porque eso es lo que somos: dos islas creativas en los extremos del inmenso océano Atlántico, con culturas muy diferentes, pero que a la vez tienen un impacto fuerte en el mundo.

La cultura cubana es muy conocida y admirada internacionalmente, y la nuestra también, y una relación colaborativa en este sector resulta muy enriquecedora porque es un campo especial para Cuba y el Reino Unido.

Un ejemplo concreto es la danza, que es un arte muy fuerte en ambos países y cuenta con una figura como Carlos Acosta, recién nombrado director del Birmingham Royal Ballet y cuya compañía en La Habana fue visitada por sus altezas reales.

En esta manifestación existe un proyecto conjunto del British Council con Danza Contemporánea de Cuba, que ha permitido traer cada año a importantes coreógrafos británicos a trabajar con esta increíble compañía cubana y cuyos resultados ya han podido disfrutarse sobre el escenario.

Hay otro proyecto conjunto que me parece fabuloso, porque pone en manos de niños cubanos cámaras para grabar pequeños filmes, cortometrajes, y las autoridades y las comunidades de aquí involucradas en el mismo están interesadas en ampliarlo. Sus altezas reales vieron un ejemplo de este proyecto durante su visita al proyecto comunitario “Muraleando”, y lo que hacen los niños en él es impresionante.

El Reino Unido ha sido un tradicional aliado de los EE.UU. ¿Cuál es la postura de su país sobre la actual política estadounidense hacia Cuba, con medidas que incluso han afectado a compañías británicas y que incluyen la activación plena del Título III de la Ley Helms-Burton?

El Reino Unido tiene relaciones muy estrechas con los EE.UU. Compartimos valores, posturas políticas y económicas, puntos de vista sobre la situación internacional y, sobre Cuba en particular, compartimos preocupaciones con respecto, por ejemplo, a la posición cubana sobre Venezuela y sobre varios aspectos de derechos humanos, como la libertad de prensa.

Pero nuestra política hacia Cuba, como la de toda Europa, es muy diferente a la estadounidense, y prefiero enfocarme en ella porque me parece una dirección positiva y cooperativa, asentada en el intercambio bilateral y una diplomacia pragmática, que promueve la cooperación y busca alentar un diálogo sobre todos los temas, incluidas nuestras diferencias.

Mientras más estrecho pueda ser el diálogo, creo que mejor podrán ser las relaciones.

Sr. Antony Stokes, Embajador del Reino Unido en Cuba. Foto: Otmaro Rodríguez.

No negamos el impacto negativo que tienen para el pueblo y la economía cubana el embargo y las medidas aprobadas recientemente por el gobierno estadounidense. Tampoco podemos estar de acuerdo con la aplicación extraterritorial de la ley Helms-Burton.

Al igual que la Unión Europea en su conjunto, no creemos que la aplicación extraterritorial de la política de los Estados Unidos sobre Cuba sea correcta o justa. El Título III también amenaza con dañar a las compañías británicas que hacen negocios legítimos aquí. Por eso, tenemos un estatuto legal que sirve de antídoto para las empresas e individuos británicos afectados, como mismo hay un estatuto europeo que bloquea los efectos de esta ley.

Esto muestra de una manera muy pragmática que no aceptamos este tipo de aplicación extraterritorial y nuestra política va justamente por un carril contrario, porque busca apoyar el crecimiento de los vínculos comerciales, de cooperación, de inversiones, impulsar los enlaces, y sí hay obstáculos, pues tratar de vencerlos. Y apoyamos la misma política entre Cuba y la Unión Europea, sigamos siendo miembros de esta o no.

Justamente, el Reino Unido está a las puertas de la aplicación del Brexit. ¿Cómo podría influir esto en las relaciones con Cuba y los instrumentos ya firmados como parte del bloque europeo?

Si salimos del bloque, dejaríamos de ser parte del Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación que firmaron Cuba y la Unión Europea, y, por tanto, este no se aplicaría al Reino Unido. Pero estamos viajando en la misma ruta. Vamos a continuar las relaciones, como se evidenció con la visita real, y tal vez podamos llegar un acuerdo equivalente al de la Unión, pero de manera bilateral.

Esa sería ciertamente una posibilidad que simbolizaría el compromiso de ambas partes de fortalecer los vínculos en el presente y un progreso más ambicioso en el futuro para aprovechar las posibilidades existentes. Pero, incluso, con o sin este acuerdo formal, vamos a seguir en esta dirección.

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