Primer Ministro de Cuba sería designado este 20 de diciembre

La designación del jefe de Gobierno y el nuevo Consejo de Ministros, a partir de la propuesta del presidente Miguel Díaz-Canel, debe ser el plato fuerte del último período ordinario de sesiones de la Asamblea Nacional previsto para este año.

El presidente cubano Miguel Díaz-Canel (i), junto al vicepresidente Salvador Valdés (2-i) y los vicepresidentes del Consejo de Ministros Ramiro Valdés (2-d) y Roberto Morales (d), en una sesión de la Asamblea Nacional de Cuba. Foto: coha.org / Cubadebate / Archivo.

El presidente cubano Miguel Díaz-Canel (i), junto al vicepresidente Salvador Valdés (2-i) y los vicepresidentes del Consejo de Ministros Ramiro Valdés (2-d) y Roberto Morales (d), en una sesión de la Asamblea Nacional de Cuba. Foto: coha.org / Cubadebate / Archivo.

El Primer Ministro de Cuba, una figura que reaparece en la Isla con la nueva Constitución proclamada el pasado abril, debe ser designado el próximo 20 de diciembre por la Asamblea Nacional cubana. Ese día sesionará el último período ordinario de sesiones previsto para este año, el cual fue convocado oficialmente este viernes por Esteban Lazo, presidente del órgano legislativo.

La sesión –la cuarta de tipo ordinario de la actual legislatura– tendrá lugar, como es costumbre, en el Palacio de Convenciones de La Habana, y será antecedida los días 17 y 18 por dos jornadas de trabajo de las comisiones permanentes de la Asamblea Nacional.

Su convocatoria no adelanta detalles de lo que sucederá en la sesión del 20 ni en las reuniones previas de las comisiones parlamentarias, pero, siguiendo el desempeño habitual de la Asamblea, la evaluación de la economía cubana en 2019 y la aprobación del presupuesto estatal para el año próximo deben ser parte de la agenda.

No obstante, el plato fuerte sería la designación del Primer Ministro, cuya propuesta debe ser presentada a los diputados por el presidente Miguel Díaz-Canel. De acuerdo con la actual Carta Magna, el mandatario tiene hasta tres meses para presentar a su candidato a la Asamblea, luego de su elección por esta para su actual cargo, lo que ocurrió el pasado 10 de octubre.

En esa fecha, Díaz-Canel fue electo Presidente de la República –nombre que retomó el jefe de Estado tras la reforma constitucional– en una sesión extraordinaria del Legislativo, por lo que el período de tres meses vencería en enero. Sin embargo, a menos que se convocara a otra sesión extraordinaria para ello a inicios de 2020 o se incumpliera el mandato constitucional, debe ser ahora que se oficialice al nuevo jefe de Gobierno de conjunto con sus Viceprimeros Ministros y demás miembros del Consejo.

Además, de esta forma se cumpliría con lo dicho el pasado abril por el exmandatario Raúl Castro, quien se mantiene al frente del Partido Comunista cubano. Entonces, en la sesión parlamentaria en que fue proclamada la Constitución, aseguró que el Presidente de la República presentaría a la aprobación de la Asamblea el nuevo Gobierno “antes de los tres meses” de transcurrida su elección.

Castro adelantó que en ese momento, y tras conocer la propuesta de Díaz-Canel, el Parlamento designaría al Primer Ministro, a los Viceprimeros Ministros, al Secretario y demás miembros del Consejo de Ministros, y aseveró que se trabajaría “para que todas estas acciones se materialicen antes de concluir el presente año”.

También dijo que a inicios de 2020, “correspondería la elección de los gobernadores y vicegobernadores provinciales, y la designación por las asambleas municipales de los intendentes”, cargos que también aparecen con la nueva Carta Magna.

Proclaman la nueva Constitución y Cuba tendrá Primer Ministro este mismo año

En cuanto al Primer Ministro, según el actual texto constitucional es el Jefe de Gobierno de la República y debe ser designado por el voto favorable de la mayoría absoluta de la Asamblea para un período de cinco años. Debe ser diputado, mayor de 35 años de edad, no poseer otra ciudadanía que no sea la cubana, y debe rendir cuenta de su gestión ante el presidente y el Legislativo.

Entre sus atribuciones se encuentran “atender y controlar el desempeño de las actividades de los organismos de la Administración Central del Estado, de las entidades nacionales y de las administraciones locales”, “asumir, con carácter excepcional y temporalmente, la dirección de cualquier organismo de la Administración Central del Estado”, “impartir instrucciones a los gobernadores provinciales y controlar su ejecución”, “designar o sustituir a los directivos y funcionarios, de acuerdo con las facultades que le confiere la ley”, y “firmar las disposiciones legales adoptadas por el Consejo de Ministros o por su Comité Ejecutivo y disponer su publicación en la Gaceta Oficial de la República”.

Siguiendo estas pautas, será la cabeza del gobierno y del Consejo de Ministros –definido como el “máximo órgano ejecutivo y administrativo” del país– y deberá liderar la implementación de las políticas sociales y económicas en momentos especialmente complejos para Cuba, marcados por las sanciones de Estados Unidos que han afectado al turismo y la economía cubana en general, así como la pérdida de aliados en la región como Bolivia y Ecuador.

Hasta el momento no ha habido un pronunciamiento oficial sobre quién podría ocupar el cargo ni quienes intregrar el Consejo de Ministros –más allá de los titulares de los distintos Ministerios que lo conforman de oficio–, aunque la elección del actual Consejo de Estado el pasado 10 de octubre podría dar algunas pistas. De acuerdo con la Constitución, ambos consejos son excluyentes, por lo que los miembros de uno no pueden integrar el otro.

De esta forma, figuras como el histórico comandante Ramiro Valdés, Roberto Morales e Inés María Chapman, que ya no forman parte del Consejo de Estado y son hasta hoy vicepresidentes del Consejo de Ministros, pudieran mantenerse en este órgano y ocupar alguna de sus responsabilidades, al igual que los aún vicepresidentes Ricardo Cabrisas y Jorge Luis Tapia. También podrían ser promovido alguno de los actuales ministros a un puesto superior en el consejo o incorporarse alguien de la nomenclatura partidista, como recién sucedió con Tapia.

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