Reforma constitucional en Cuba. ¿Y ahora qué?

La nueva Carta Maga recién ratificada modifica el tablero y propone algunas nuevas reglas del juego para el futuro político de Cuba.

Foto: Yander Zamora/EFE.

Foto: Yander Zamora/EFE.

El proceso de consulta previa y los resultados del referendo sobre la nueva Constitución cubana derrumba viejos mitos y confirma el quiebre de la unanimidad, aseguraron expertos y académicos en Miami, durante un panel organizado por el Instituto de Investigaciones Cubanas de la Universidad Internacional de la Florida (FIU, por sus siglas en inglés).

Las expresiones de disconformidad con el proceso de reforma constitucional se visibilizaron más, se comenzó a perder el miedo a decir no, lo que conforma una nueva fotografía de la sociedad cubana, opinó Elaine Acosta, académica y profesora visitante de FIU.

“Sin embargo, no se debería exagerar, pues no es una foto exacta del panorama político cubano actual. Se requiere más estudio de opinión y más análisis para conocer qué moviliza o desmoviliza a los cubanos hoy”, matizó Acosta.

Un 26 por ciento de votos sumando negativos, ausentes, en blanco o anulados, es un número significativo, dijo la socióloga, teniendo en cuenta que la campaña política solo incluyó propaganda por el “sí”, sin contemplar la opción del “no”.

“Hubo muchos tipos de ‘no’, e interpretarlos nos puede ayudar a entender mejor. Los que votaron ‘sí’ tampoco lo hicieron todos con automatismo, hay un consenso pasivo pero también un apoyo activo al proceso. Lo importante es que ya no se pueden hacer lecturas monocromáticas”, dijo la experta.

Ratifican resultados del referendo que aprobó nueva Constitución cubana

Para el académico cubano Julio César Guanche el nivel del debate a raíz de la reforma constitucional ha sido uno de los más completos y ha creado un cuerpo de reflexión importante.

Guanche destacó como elementos novedosos la inclusión del concepto de Estado Socialista de Derecho y la posibilidad abierta al matrimonio igualitario (si bien parecía más cercano en la formulación del antiguo Art. 68), así como el reordenamiento del poder, al considerar el municipio como la unidad política principal.

El académico cubano ser refirió a los conceptos de ciudadanía efectiva y qué implica ser un ciudadano cubano hoy. Llamó la atención sobre la falta de referencias a los emigrantes cubanos y sus derechos en la Carta Magna.

Los expertos consideran que no está completo el capítulo que condena la discriminación, al no incluir las razones políticas, a pesar de que se amplía el espectro de no discriminación por otras razones como raza, género, identidad sexual y religión.

Según Acosta, uno de los elementos más llamativos del proceso de reforma constitucional fue el rol activo de las iglesias evangelistas.

“Es un escenario inédito, que mostró las posibilidades de ejercer una disidencia más clara que no le está permitido al resto de la ciudadanía. Puede ser interpretado negativamente, o verse como una oportunidad que existe de incrementar el debate y visibilizar nuevos actores”, dijo.

Mientras la iglesia católica tuvo un perfil más bajo, se observaron posturas más conservadoras de la sociedad cubana que llaman bastante la atención, agregó.

Los panelistas enfatizaron que la reaparición pública de las iglesias como actores políticos no es un fenómeno únicamente cubano sino latinoamericano, como se ha visto en Brasil con Jair Bolsonaro, por ejemplo.

La abogada cubana y activista de derechos humanos Laritza Diversent, mencionó que, sin embargo, las iglesias solo se centraron en el artículo sobre igualdad de género y matrimonio igualitario, “pero ninguno tocó el derecho de asociación, algo que los afecta directamente. Tampoco hicieron referencia a la objeción de conciencia, lo cual resulta contradictorio”, comentó.

Guanche dijo que “si bien no abarcó otras demandas, las evangélicas son las iglesias que más han crecido y no se debe dejar pasar lo que les interesa, pues por primera vez se ubican como un actor político importante”.

Expertos durante un panel organizado por el Instituto de Investigaciones Cubanas de la FIU. Foto: Marita Pérez Díaz.
Expertos durante un panel organizado por el Instituto de Investigaciones Cubanas de la FIU. Foto: Marita Pérez Díaz.

Por otra parte, los cambios orgánicos del poder ejecutivo en la Constitución aprobada responden a los dilemas de la sucesión presidencial que ha vivido Cuba en los últimos años, de acuerdo con el académico cubano radicado en México Rafael Rojas.

Rojas se refirió a que “en la parte orgánica hay cambios importantes”, pues las funciones que anteriormente recaían en una sola persona ahora se dividen en cuatro figuras con roles o funciones ejecutivas: Presidente de la República, Presidente del Consejo de Estado, Primer Ministro y Primer Secretario del Partido Comunista.

“Se está diseñando otra manera de organizar el poder nacional con vistas a la próxima sucesión y el nuevo límite de edad para poder ser elegido (entre 35 y 60 años) crea nuevas reglas del juego para el futuro político de Cuba”, enfatizó Rojas.

En la nueva Constitución está recogido que los ciudadanos, con una cifra mínima de 50 mil electores, pueden iniciar una petición a la Asamblea para iniciar una reforma.

Sin embargo, “lo que no se puede reformar es lo que tenga que ver con la integración y funciones de la Asamblea Nacional del Poder Popular o del Consejo de Estado”, explicó Rojas.

Mientras tanto, dijo, aunque no es reformable la irreversibilidad del carácter socialista de Cuba, “no se define qué es el socialismo o cuáles son los elementos exactos que son irrevocables”.

Para Rojas el campo semántico de lo que significa el socialismo en la Constitución anterior no es lo mismo que significa ahora, pues ahora se incluyen actores como el sector no estatal de la economía.

“Tampoco hay manera de interpretar que el Partido esté fuera de una reforma constitucional. Hay vacíos que abren un margen de intervención de la ciudadanía para otra posible reforma en el futuro”, explicó.

Las cuatro constituciones anteriores son fundacionales (excepto la del 92), abren nuevas etapas, pero “esta no es una constitución fundacional, es una que se ofrece a ser reformada, abierta a la intervención de la ciudadanía para cambiarla. No es una Constitución fetiche que no se puede tocar”, opinó Rojas.

“La ciudadanía no tiene una relación reverencial. Prueba de ello es el por ciento que la votó. En el futuro veremos mayor intervención, mayor crítica y seguramente propuestas de cambio”, concluyó.

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