Robertico Ramos, el hallazgo (I)

No hay guiones ni reglas que lo contengan, hay que escucharlo porque sabe de todo y opina apasionadamente sobre cualquier tema.

Robertico Ramos Mori. Foto: Kaloian.

Robertico Ramos Mori, el hallazgo (I)

Es de esas personas que hipnotizan incluso en la distancia, cuando aún no lo conoces personalmente. A través de cualquier filtro, cautiva. Una vez que lo ves, escuchas, lees, hablas con él, lo sientes, te toca seguirlo. Es un espíritu definitivamente libre y eso a mí me conmueve.

Él no tiene miedo porque sabe lo que quiere, sabe escoger sus batallas que son muchas y se bate resueltamente en varios frentes. Es diseñador, pintor, tatuador, activista. Se le puede encontrar en el estudio de tatuaje La Marca, en La Habana Vieja, en una marcha por los derechos LGBTI o en el más reciente videoclip de Cimafunk. No le debe nada a nadie, y eso lo hace libre.

Preparar un cuestionario para él, (yo que no soy periodista y que mis “entrevistas” no son más que el antojo de despejar dudas y dar voz a cantos que considero necesarios), es lo más absurdo que se puede pretender porque él no respeta ningún formalismo.

No hay guiones ni reglas que lo contengan, hay que escucharlo porque sabe de todo y opina apasionadamente sobre cualquier tema.

Se desordena logrando defensas y es certero en sus augurios. Conversando con él se vive la vida. No hay patrón, molde, paradigma, para concebir un diálogo con este ser que vuela mucho más de lo comprensiblemente sensato.

Activista de “causas perdidas”, hiperquinético, juicioso, justo, suspicaz, clarividente, pluridisciplinario, andarín Carvajal, tatuador a muletas, diseñador de cuanto ofrezca la vida, cronista de redes sociales, revolucionario por genética y convicción, desinhibido conversador, lector de poesía, hacedor de teatro, sindicalista enmancipador, musicólogo empedernido, hombre por naturaleza, feminista por convicción, animalista por solidaridad , niño superdotado que estudió en la Lenin, fan de Bad Bunny y de Haydée Milanés, clemente con sus secuestradores… ¿Se podía ser más certeramente impreciso?

Robertico, para mí ha sido un hallazgo imperdible que agradezco. Ojalá para ustedes también.

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