Sin miedo a los gavilanes

Fotos: Leopoldo Luis

El temor al filo del pico y las garras hace a los seres humanos guardar distancia del gavilán. Además, el creciente asentamiento urbano del hombre contemporáneo convierte a esta alada criatura de los bosques en una exclusividad de las imágenes de Animal Planet y National Geographic.

De ahí que toparse en pleno corazón de La Habana con el ave de rapiña constituye una novedad. Más aún si el halconero (o falconero) lo lleva con la cabeza descubierta y las patas asidas a la piel desnuda. Nada de caperuza sobre los ojos de la rapaz ni guante que proteja el antebrazo del cetrero como recogen los mandamientos de su oficio.

“Extiende tu brazo”, dice el joven y yo le ofrezco mi extremidad con recelo. El pájaro pasa de su brazo y se sostiene encima del mío, mediante un contacto suave, que no trasmite presión ni dolor alguno.

El hermoso ejemplar de la especie Gavilán de Cola Roja (Buteo Jamaicencis), también conocido como “Gavilán de Monte”, alcanza los 40 cm de estatura. “Pero es un pichón todavía, de tres meses —explica el falconero—. Lo recogí con 15 días de nacido, en un nido cerca de la Cienaga de Zapata. Ya no tenía padres. Los campesinos aniquilan a las aves rapaces para cuidar sus pollos de granja”.

Los gavilanes se alimentan de pájaros pequeños, insectos y roedores, aunque algunas especies incluyen en su dieta a peces, ranas y caracoles. Son de hábito diurno, y se clasifican dentro de la familia Accipitridae, del Orden Falconiformes.

El experto en cetrería que muestra su ave y la comparte con niños, transeúntes y visitantes extranjeros, se llama Manuel Enrique González Molina. A los 31 años, es graduado de Ingeniería Industrial, hizo una Licenciatura en Mecánica y se preparó como Entrenador Canino.

“Me interesé luego en entrenar a otros tipos de animales, y así llegué a los gavilanes. —cuenta Manuel—. No soy el único, en total somos siete personas que criamos varias de estas aves y conformamos un club de entusiastas de la cetrería. Hemos aprendido de manera empírica y rastreando información por Internet y otras vías”.

Los gavilanes de Cuba

Hay un Paso de los Gavilanes en Pinar del Río, y su extremo más occidental, la Península de Guanahacabibes, es corredor migratorio para especies llegadas desde Norteamérica como el gavilán bobo y el cola de tijera.

Tiene Cienfuegos un Río Gavilanes y el Refugio de Fauna Guanaroca-Gavilanes. Mientras en la provincia Sancti Spíritus está la Loma Gavilanes y una población del mismo nombre.

Los gavilanes son criaturas unidas a la fauna cubana desde tiempos inmemoriales. Existen dos especies endémicas de la isla: el Gavilán Colilargo (Accipiter gundlachi) y el Gavilán Caguarero (Chondrohierax wilsoni), éste en riesgo de extinción.

Por si fuera poco, Cuba fue la cuna de Kid Gavilán (Gerardo González,1926-2003), campeón del mundo en el boxeo profesional. Y la cultura nacional se regocija de contar con la musical familia López-Gavilán, integrada por Guido (director de orquesta) y sus hijos Aldo (pianista) e Ilmar (violinista).

Gavilanes para el control biológico

Manuel tiene una licencia por cuenta propia como Cuidador de Animales y otra de Fotógrafo. Entre ambas, paga impuestos al Estado por unos 500 pesos. Gracias a ellas pudo emplearse en el Hotel Riu de Varadero.

“Ahí nos dedicamos a ahuyentar los pájaros que entorpecen actividades del hotel, como las mesas de comida montadas al aire libre. También para los turistas es un espectáculo muy atractivo lo que somos capaces de lograr con las aves entrenadas.”

¿Cómo se insertaron en el área del Centro Histórico de la Habana Vieja? “Nos cerraron por la baja turística y vinimos para acá. Existe interés por parte de la Oficina del Historiador en que ayudemos a controlar la plaga de murciélagos en los museos”.

¿Y de la calle van para la jaula? “¡Nada de eso! Así se mueren de tristeza. Yo tengo un cuarto de la casa destinado para el gavilán. Otros lo mantienen en los árboles del patio”.

Con Manuel me entero de muchas cosas: de cómo se las arreglan para alimentar a los gavilanes, de la táctica secreta en que basan su entrenamiento para no usar la caperuza ni el guantelete… Pero todo eso no cabría en pocas líneas. Prefiero cerrar con las palabras suyas que definen la utilidad moderna del arte de la cetrería, desarrollado en el Medioevo para que los señores feudales dedicaran su tiempo de ocio a la caza.

“Hay una finalidad cultural, de desarrollo de la sensibilidad ecologista, familiarizando a las personas con el animal salvaje.”

“En los aeropuertos del mundo se utiliza la cetrería para que los pájaros se mantengan alejados de las pistas y no provoquen accidentes de aviación. Aquí, en cambio, se les dispara con perdigones o se les espanta quemando neumáticos, que desprenden un humo muy tóxico para el ambiente.

“Nosotros aspiramos a que nos dejen insertarnos en los aeropuertos y demostrar el papel que puede jugar el gavilán como medio natural de control biológico”.

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