Situación constructiva del patrimonio material en La Habana

El IX Taller de Patrimonio Construido y Natural, que sesionó este miércoles 16 y jueves 17 de abril, en la Sociedad Cultural José Martí ha dejado definidas sus estrategias de trabajo para intentar revertir el deterioro de bienes inmuebles en La Habana.

El Taller estuvo dirigido a estimular la protección y rescate del patrimonio edificado como valor que conserva la memoria histórica del país. El intercambio  de experiencias prácticas sobre la aplicación de proyectos socioculturales, trabajos comunitarios y de educación ambiental permitió una caracterización del estado de conservación o del descuido de monumentos, inmuebles y obras de arte en la provincia.

“Patrimonio en peligro” fue el título de la ponencia de la arquitecta Kenia Díaz Santos quien aclara: “El tema es tan delicado que sería un error que presenciáramos la realidad sin angustiarnos, sin ocuparnos suficientemente. La ciudad de La Habana es la que conserva en América mayor cantidad de evidencias de épocas. Eso nos hace herederos de bienes inmuebles que aún se conservan, pero no en las mejores condiciones. Si nos arriesgamos a perderlos, estaríamos arriesgándonos a perder nuestra memoria histórica.”

Entre los ejemplos de los monumentos que citó en muy mala situación constructiva se encuentran: el Palacio Aldama, ubicado en Amistad no. 510, en La Habana Vieja, uno de los mejores exponentes de la arquitectura neoclásica cubana y uno de los escenarios de los sucesos de 1869 durante la Guerra de los Diez Años, residencia de las familias Aldama y del Monte, y sede de famosas tertulias durante el siglo XIX; el Palacio Zuazo, con dirección en Compostela no. 651-657, también conocido como Palacio de los Marqueses de Almendares, una edificación importante de finales del siglo XVIII que testimonia el tránsito de la casa señorial hacia la tipología palaciega de mediados del siglo XIX; o la Casa de la familia O´Farrill, situada en Cuba no. 102 esquina Cuarteles uno de los pocos lugares supervivientes de la tipología doméstica del siglo XVIII en La Habana que mantiene muchos de sus valores patrimoniales originales.

Este listado se hizo casi interminable, con más de noventa bienes que necesitan inversiones para su restauración. La investigadora explicó que se había reproducido el registro de estos inmuebles y se le había entregado a cada uno de los presidentes de los gobiernos de los municipios para que tuvieran dominio de su responsabilidad.

Nuevos caminos materializan parte del presupuesto para la conservación y restauración de los inmuebles: “En un intercambio con el Ministerio de Economía los funcionaron mostraron su motivación por revertir en alguna medida la situación. Entre los acuerdos estuvo la revisión de los planes de la economía para el próximo año para incluir el presupuesto a las entidades responsables de estos bienes” aseguró la arquitecta.

Concluyó llamando la atención sobre la necesidad de una sensibilización general: “Es la ciudad la que está sufriendo este enorme deterioro sin suficiente atención. No hay que esperar la destrucción general para la discusión de planes de inversión y para tomar conciencia de en qué manos está la responsabilidad de cuidar”.

 Por: Dunia Torres

Foto: OHC

 

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