Sobre cambios en la política monetaria, el empleo y los subsidios

Las políticas económicas aprobadas necesitan complementarse con otras que amortigüen los posibles impactos negativos sobre empleo, y equidad social y territorial, por ejemplo.

Foto: Otmaro Rodríguez

El pasado jueves, 10 de diciembre, el gobierno cubano anunció el inicio de un grupo de transformaciones de políticas públicas que incluyen incremento de salarios y precios, cambios en la legislación tributaria, y la reunificación cambiaria con un tipo de cambio de 1USD=24CUP. Antes de explicar los posibles impactos de estas políticas, es necesario comentar que cualquier análisis que se haga a priori es riesgoso y no necesariamente exacto. Las previsiones se ajustarán de acuerdo al proceso de implementación de estas medidas que, dicho sea de paso, será un momento crucial para su desempeño.

Impacto inmediato de la devaluación monetaria

Una devaluación monetaria, al menos de forma inicial, tiene un efecto positivo sobre las exportaciones al tiempo que desestimula las importaciones. Sin embargo, no se pueden perder de vista el mediano y largo plazos. Si la moneda cubana mantiene su depreciación en el mercado informal —donde único se pueden adquirir en este momento las divisas— el valor establecido por el Banco Central estaría por encima del valor dictado por el mercado. El tipo de cambio nominal es una expresión monetaria de la relación entre el nivel de precios internos y el nivel de precios extranjeros. Para sostener esa tasa de cambio, la competitividad y la productividad de las producciones cubanas deberían ser capaces de sostener esa proporción. Si no ocurriera podría resultar en una sobre-evaluación monetaria, cuyo efecto sobre exportaciones e importaciones podría ser el inverso.

Se pudiera, por ejemplo, establecer un tipo de cambio semi-flexible —ajustable en el tiempo— en el que converjan el mercado y las prioridades de política monetaria y cambiaria del país. En otras palabras, para mantener la tasa de cambio establecida para el día cero, deben coordinarse acciones y trazarse políticas complementarias que permitan su sostenimiento en el tiempo. Dadas las condiciones actuales de fragilidad de nuestro entramado empresarial y productivo, unido al incremento salarial que podrá presionar la inflación, el sostenimiento de ese tipo de cambio puede ser un reto para los gestores de política monetaria y cambiaria en Cuba. La legislación establece que se revisará el tipo de cambio y se ajustará si fuera necesario.

Como dato adicional, debemos entender que la unificación es cambiaria. Técnicamente, la economía cubana continuará operando en un esquema de dualidad monetaria, con la moneda nacional y el dólar. En el caso de este último, a través de la red de tiendas en MLC, cuyo impacto sobre la equidad ha sido abordado ya con anterioridad. Ese impacto no se verá significativamente reducido con las nuevas políticas.

Impacto sobre el empleo y los salarios

En el sector estatal      

Una transformación importante, sin dudas, es el incremento salarial previsto. Desde el punto de vista individual, y considerando que en términos absolutos los precios no crecerán —inicialmente— en igual proporción que los salarios, esta es una buena noticia. Habría que poner atención a la inflación en el 2021 para realizar un examen más completo del impacto sobre el ingreso real de los trabajadores cubanos. 

Las empresas estatales que usualmente operaban con tipos de cambio de 1×1 (o 1×10), van a verse afectadas por esta devaluación. La devaluación, como reordenamiento financiero necesario, mostrará cuáles son eficientes y cuáles no. En ese sentido, las que no lo sean, enfrentan el dilema de ser cerradas o fusionadas con otras. Esto, que por un lado será positivo desde el punto de vista de la eficiencia económica, por otro sería negativo para el nivel de empleo. Una masa de trabajadores, ahora ocupados en muchas de esas empresas, podrán ver sus puestos de trabajo desaparecer en un futuro no muy lejano. Esto, en el contexto de crisis económica y pandémica podrá agravar entonces la situación de algunos hogares cubanos.

En el sector privado nacional

El incremento de precios —incluida la electricidad— y el hecho de que pequeños y medianos empresarios nacionales accedan en tiendas en MLC a parte de las materias primas necesarias para sus operaciones —cuyo cambio en el mercado informal es superior al 1×24— aumentarán los costos de muchas pymes cubanas. Este escenario puede desembocar en la reducción del nivel de empleo también en el sector privado nacional, ya de por sí golpeado por la crisis, como mecanismo para reducir los costos.

Hasta este momento, en general, no se ha dicho mucho sobre medidas complementarias para contrarrestar el posible impacto sobre el empleo. Pudieran ser cambios necesarios en la estructura empresarial estatal y legislaciones que estimulen formas alternativas de propiedad en la economía que puedan absorber parte de esos trabajadores que pueden quedar desempleados. Por ahora, habrá que esperar futuros anuncios.

Subsidios, gratuidades e inequidades en Cuba

Las brechas entre la políticas económicas y sociales son temas estudiados profundamente por expertos en equidad social y reducción de pobreza. En Cuba las políticas sociales han tardado décadas en alcanzar las transformaciones operadas en las políticas económicas, sobre todo en los últimos 30 años. La combinación de este fenómeno junto a la crisis económica ha afectado los niveles de equidad social en el país. El diseño inicial de la política social cubana tenía como principal objetivo el logro de una sociedad igualitaria. Válido en el momento en que fueron diseñadas, ya esas políticas necesitaban profundas modificaciones que las actualizaran de forma que garantizaran la reorientación de los subsidios hacia los sectores más vulnerables de los ciudadanos cubanos. En este sentido, parece haber una intención explícita de introducir cambios en la política social cubana para reemplazar el objetivo del igualitarismo por el de la equidad social, más justo y sustentable.

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De todas formas, el contexto requiere prestar atención a los grupos más vulnerables de ciudadanos, que se van a ver más afectados por los ajustes programados. Más allá de los cambios en el régimen de seguridad social, a priori no se puede decir que estos tendrán éxito absoluto en proteger a todos los vulnerables —identificados o no—. Mucho puede suceder por el camino. Por ejemplo, pudieran sumarse más familias a la lista de los que necesitan beneficios sociales en el corto o mediano plazos. Depende de la incidencia de las políticas económicas sobre las sociales y de cómo se ajusten las últimas a los cambios en las primeras.

Estas son observaciones breves sobre el escenario futuro. Mucho se podrá debatir y aportar cuando se inicie la implementación. A manera de conclusión, solo enfatizo que la economía se integra a la sociedad como parte de un sistema, un organismo. Estas políticas necesitan complementarse con otras que amortigüen los posibles impactos negativos sobre empleo, y equidad social y territorial, por ejemplo. Hay que seguirlas y evaluar su implementación de cerca. Ello permitiría diagnosticar, ajustar y atenuar a tiempo sus potenciales efectos no deseados o no previstos en el diseño.

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