Alina Roberts: “Yo voy a mí”

Confieso que llegué  lleno de prejuicios, sin nada preparado, pero con una pequeña mordida en el estómago que de alguna manera se convertía en el presentimiento de que algo diferente me esperaba.  Vengo de un tiempo en el que moda, televisión, chicas guapas y todo lo anterior combinado era tildado de superfluo, banal, comercial o frívolo.

Sabía que la belleza no estaba reñida ni con la forma de ser ni con la inteligencia de las personas, aunque todavía el sentido educacional doctrinario me obligaba a pensar que desde la inteligencia se escogían otros modos de ser o de ganarse la vida.  Esperar tanto para que Alina Roberts, una bellísima cubana, modelo y actriz, que se embarca en el reality show Nuestra belleza latina de la cadena Univisión, destrozara una forma de pensar de casi cuarenta años, ha valido la pena.

Conversando, si en un primer momento su belleza te deslumbra, con su voz, firme, serena y profunda, te vas olvidando de su cara y de sus curvas y aparece Alina, una mujer que cuando habla, cuando dice lo que piensa se hace incluso más hermosa, de una forma que te reconcilia con tus torpezas y prejuicios.

Yo, que iba sin preguntas, porque no me creía la historia, la tuve que dejar hablar. Y como para que no quedaran dudas, lo primero que me dice es que “a mí lo que me interesa representar a una mujer latina, pero no a su estereotipo.  Una mujer como yo, latina y cubana, inteligente, perseverante y pensando en el futuro. Mi mundo, ese mundo frívolo del espectáculo, exige un compromiso muy grande y es muy fácil caer en la tentación de lo fácil. Me ha sido difícil, pero he tenido que ser yo misma quien vaya abriendo puertas y así lo he podido entender”

“Una de las ideas fijas en la visión de la mujer latina actual es que vive para su cuerpo y a través de él consigue un trabajo o un marido, me propongo dejarle saber al mundo de qué estamos hechas nosotras mismas y que no se puede juzgar a toda una comunidad o a un prototipo de mujer tan a la ligera, simplemente por estereotipos. Hay que profundizar en los valores que tiene y defiende, en su educación, en cómo se ha criado. Debemos y quiero luchar contra ese modelo de mujer superficial. No hay un solo tipo de mujer cubana o latina, cada una es diferente en virtud de su crianza, sus expectativas y su visión sobre la vida”

La conversación, porque al final fue eso, una conversación, derivó hacia la crudeza de los reality shows, a lo expuesto que quedan los participantes, a cómo se intenta sacar de ellos la parte más soez, pero una vez más, antes de poder ni siquiera decir lo que pienso, en el más cubano modo de interrumpirte arranca;

“La televisión, y sobre toso un reality como este en el que participo es bastante peligroso porque la esencia del programa es llevarte al límite y, desgraciadamente, cuando uno está al límite, muchas veces sacan de ti lo que tú como ser humano no quieres mostrar.  En un entorno normal sabes controlarte, puedes respirar profundo, pensar lo que dices, en fin. Pero en un reality, cuando tienes una cámara delante y un productor al acecho, muchas veces dices lo que no quieres y haces cosas de las que después puedes arrepentirte.

“Ojalá y nunca tenga que arrepentirme de algo que haga o diga, pero en el caso que así fuera, lo tomaré como experiencia para el futuro, para aprender de mis errores y poder reaccionar de una mejor manera.

“Este concurso es una gran oportunidad para mi carrera y tengo que saber aprovecharla. Hay mucho detrás de lo que muestran mis fotografías. Por encima de mi deseo de ser actriz, de mis aspiraciones profesionales, también – y esto es muy importante para mí – quiero que en todo lo que yo haga, la mujer latina, pero sobre todo la mujer cubana, se sienta identificada y orgullosa de que hay una representante, que además de latina es cubana como ella, que va a dar lo mejor de sí misma.

“Aunque este es un concurso multinacional latinoamericano, es innegable que cada país se identifica con su representante. Quisiera lograr que los cubanos vean en mi una digna representante se sientan orgullosos de mí.

Esta mujer me da sed, tengo que levantarme y tomar algo, tengo a mano café, té y agua, ataco el agua.  Entre su voz y su risa, y la manera en que desbarata todo lo que traía pensado, las seis de la tarde de Miami van dando paso a un atardecer rojizo, de esos que presientes el mar por todas partes, y que estás en otra Isla, que no es la tuya, pero que Alina hace que por momentos se te olvide.

“Jorge hay que comprender que la comunidad latina crece de una manera impresionante en los Estados Unidos.  Más allá de nacionalidades, los políticos se están volcando a buscar soluciones, reformas y leyes enfocadas en los latinos, porque saben que nuestro crecimiento, nuestra fuerza y nuestras raíces. Son las de un pueblo luchador. Hablo de la mujer porque lo soy, y también porque la proporción de mujeres latinas en Estados Unidos es de siete por cada hombre.

“Como mujeres, en la medida de nuestra experiencia, educación y aspiraciones, nos hemos ganado el respeto de todos como profesionales.  Las latinas hemos llegado a lo más alto, a dirigir grandes corporaciones y al mundo de la política, no sólo de los Estados, te hablo a nivel Federal. Y ¿qué decirte de las cubanas? Somos decididas, no nos sentamos ni cruzamos de brazos a esperar que nos toquen a la puerta con soluciones, salimos a buscarlas y yo quiero ser ejemplo de ello.

“Quiero que se me reconozca por mi trabajo, por mi constancia. Aspiro a lograr seguidores de mi obra y de mi trabajo, pero no sólo de público, también de profesionales del sector que quieran trabajar conmigo y me valoren por mi trabajo y por lo que soy. Ese es mi objetivo.

Ella te habla y te seduce. Se te mete su acento limpio y la seguridad de lo que dice, no titubea, no hay pausas y tienes la certeza de que no es un discurso pre elaborado. Alina habla desde muy adentro, y trasmite la certeza de unas ideas muy claras y meditadas.

Pero cuando de verdad se ilumina su rostro, y cuando más sientes la fuerza de sus palabras en cuando te habla de Cuba. Tiene una forma muy especial de pronunciar “cubano” o “cubana” o “Cuba”  Lo hace con la boca llena, trasmite mucho al decirlo, se siente diferente, entre su belleza y mis nostalgias, cuando Alina dice “Cuba” lo escucho hasta con eco.

“Soy una actriz latinoamericana, latina y con ganas de trabajar en proyectos en todo el continente, llegar a Hollywood, por lo que soy, por mis valores.  En mi profesión lo quiero todo, aspiro a todo.

“Pero tengo que decirlo, me encantaría trabajar en una película cubana. Quiero que los cubanos que gustan del cine puedan disfrutar de mi trabajo.  Ese sería uno de mis más grandes honores, más que ganar dinero, prefiero que el público cubano pueda disfrutarme y pudiera identificarme.

“Sé que de alguna manera los cubanos podrán ver este programa de Nuestra belleza latina en Cuba, y aunque alguien pueda pensar que utilizo mi cuerpo para obtener beneficios profesionales, algo típico de estos concursos, les quiero decir a todos que este show no es exactamente un concurso de belleza.  Este reality me da la oportunidad de mostrarme en cámara, de hacer entrevistas, de mostrarme cual soy durante tres meses de durísimo trabajo, así que intentaré complementar el lado comercial del espectáculo con mi carrera profesional.

Miami casi es noche. Ahora el cielo tiene un color plomizo, Alina, a punto de entrar en una casa durante tres meses, rodeada de mil personas, vista por millones, pero acompañada realmente por ella misma no muestra ni un solo signo de nerviosismo.  Es ecuánime, tranquila, y cuando ríe te trae recuerdos de los sonidos de La Habana, de fragmentos que escuchaste a través de las ventanas abiertas, de los portales, de las cortinas que impiden ver, que permiten escuchar.

Entonces, derrumbando el último de mis prejuicios, devolviéndome a una realidad que nunca quise ver, me dice:

“Sobre todas las cosas estoy súper orgullosa de ser cubana, y soy fiel a ello. En este concurso, en la vida, y en mi carrera, como decimos los cubanos, yo voy a mí”

Miami, febrero 17, 2014

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