Promesas guanabacoenses

CCasa de las Cadenas. Foto: Hansel Leyva

Casa de las Cadenas. Foto: Hansel Leyva

El sábado 2 de abril de este año, las autoridades guanabacoenses intervinieron la Casa de las Cadenas demoliendo algunos elementos de la misma con el fin de asegurar la estructura para evitar su desplome y, lo más importante: porque existe cierta promesa de restauración parcial. Sería algo muy bueno por la singularidad del hecho, ya que en aquellos predios no se pega una piedra con otra con ánimos restauradores desde que la Oficina del Historiador concluyó sus obras en el 2011.

Casa de las Cadenas. Foto: Hansel Leyva
Casa de las Cadenas. Foto: Hansel Leyva
Casa de las Cadenas. Foto: Hansel Leyva
Casa de las Cadenas. Foto: Hansel Leyva

Dentro del abanico de factores que atentan contra el patrimonio de Guanabacoa –Monumento Nacional ¿Monumento en Peligro?– el más grave es el desinterés, traducido en una desidia institucional crónica. No hay huella en su Centro Histórico que de fe de una preocupación por parte de sus autoridades al menos por ralentizar el deterioro, ni siquiera de los casos más representativos. A la vista de todos, numerosas edificaciones son abandonadas y sus fachadas se inclinan año tras año sin que se haga más que limpiar la escombrera tras el anunciado desplome.

Se cierne sobre la añeja Casa de las Cadenas el destino de la omisión, varias veces se le han acercado las intenciones de la demolición. Otros monumentos como la casa de los Condes de Jaruco, la casa Natal de Ernesto Lecuona ya son recuerdos, demolidos, saqueados, extintos. El olvido llega, toma el espacio que antes ocupó y añade una pieza más al excelso catálogo de ruinas. La Casa de las Cadenas es uno de los últimos grandes exponentes domésticos en cuanto a valor arquitectónico e histórico. Si permitimos su destrucción dejará un vacío que no podrá ser llenado o igualado con nada. Contaremos la historia del célebre perdón real contemplando un escombrero, basurero, parqueo, o felizmente un gracioso conjunto de casitas de orden arquitectónico postmoderno popular.

Fuente del Obispo. Foto: Hansel Leyva
Fuente del Obispo. Foto: Hansel Leyva

Nos dicen que no existen los recursos financieros para restaurar, y teniendo en cuenta que la labor restauradora es muchísimo más cara que construir desde cero, estamos ante un panorama desalentador. Realmente lo que a mí me desalienta es no encontrar un solo monumento con flores, tarjas limpias, tarjas nuevas que más que señalar en los lugares los hechos, señalen que la historia no se deja silenciar. Y pienso en el Monumento al Coronel Néstor Aranguren, por solo citar un ejemplo. ¿No existen recursos en el Municipio de Guanabacoa para honrar su memoria con una intervención tan sencilla? Es como si se lograra contabilizar en una cifra la huella de Aranguren en nuestra historia, pero no alcanza, y no alcanza porque no hablamos de dinero, sino de voluntades.

Iglesia de San Francisco Foto: Hansel Leyva
Iglesia de San Francisco Foto: Hansel Leyva

Pareciera que centrar todos los esfuerzos en rescatar el universo patrimonial guanabacoense es un sueño ajeno a las realidades inmediatas de un municipio tan amplio en territorio como en necesidades por cubrir. Pareciera ingenuo intentar preservar desesperadamente lo que es ruina habiendo tanto por construir, tantas cuestiones económicas por resolver. Pero a efectos prácticos la mejor opción de desarrollo para Guanabacoa sigue siendo su patrimonio, y es una realidad palpable en las experiencias logradas en diferentes Villas históricas a lo largo de país, cada una con sus particularidades. Ignorar este potencial para generar un desarrollo desde el turismo, no solamente beneficiando al Centro Histórico, sino a todo el municipio, es estar realmente ajeno a su realidad y necesidades inmediatas.

¿El pueblo guanabacoense permite la destrucción de su patrimonio? El mismo pueblo y no otro, entra derrumbe tras derrumbe y aprovecha desde los techos hasta los cimientos. Pero ¿quién puede teniendo un techo sólido reprochar por esto al que vive adivinando la noche en el que el suyo se desplome? Para reclamar o criticar antes se debe cumplir un deber. Si no se brindan opciones en cuanto al patrimonio; si los que deben y pueden no dan pasos en construir ejemplos positivos; si el inmovilismo y las justificaciones continúan de cielo raso como respuesta; si no se le demuestra compromiso y voluntad, la gente que vive y pervive en el Centro Histórico no le encontrará jamás utilidad y virtud a su patrimonio.

Teatro Fausto. Foto: Hansel Leyva
Teatro Fausto. Foto: Hansel Leyva

La primera presa del subdesarrollo es la memoria. Guanabacoa es un pueblo en franca desmemoria, la memoria local apenas se transmite en la oralidad, apenas se transmite en las escuelas. Desde lo humano, la raíz del problema puede ser escarbada y constatar que se halla fuertemente enterrada en el desánimo. No se puede ignorar que nadie lucha por lo que no considera válido. No se ama lo que no se ha enseñado a amar, no se restaura lo que no se considera de valor. Los jóvenes que son los que pueden trabajar y construir desconocen el valor de la tierra que pisan, desconocen el valor de una historia local que en muchas aristas también lo es nacional.

Antiguo Colegio Cervantes. Foto: Hansel Leyva
Antiguo Colegio Cervantes. Foto: Hansel Leyva

¿Cómo se puede impasible ver la ruina sin que salte el rechazo y el deseo de tener algo mejor? Cuando no se sabe más allá de la necesidad inmediata, la belleza es prescindible, el simbolismo desaparece tras el descuido, primero del monumento visible, tangible; después la historia que encierra, no la memorizada, sino la sentida.

Antigua Casa Viondi. Foto: Hansel Leyva
Antigua Casa Viondi. Foto: Hansel Leyva

La historia se preserva e interpreta en las aulas y ahora recuerdo la antigua casa Viondi. Allí se fundó una escuela, algo pasó y hoy la escuela está sin techo, vacía de niños. Ese “algo pasó” fue una promesa restauradora, similar a la de la Casa de las Cadenas, a la de la Galería de Arte Concha Ferrant. Más de un siglo atrás Martí salía de la Casa Viondi y unas cuadras más abajo, en el Liceo Artístico y Literario en encendida oratoria mostraba que es en los pechos, donde nace lo que es Patria.

Antigua Casa Viondi. Foto: Hansel Leyva
Antigua Casa Viondi. Foto: Hansel Leyva
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