Crisis en Centroamérica por oleada de emigrantes cubanos

Foto: La Prensa

Foto: La Prensa

La violenta respuesta del Ejército de Nicaragua contra casi 2000 emigrantes cubanos arribados a la frontera de ese país luego de la visa humanitaria concedida a ellos por Costa Rica, ha desatado una verdadera crisis en la región centroamericana.

El gobierno nicaragüense desde este domingo 15 de noviembre no deja de acusar a su vecino sureño de generarle un conflicto al otorgar permisos para continuar viaje a 1917 cubanos, unos 700 de los cuales fueron expulsados por tropas antimotines nicas a la altura del octavo kilómetro alcanzado dentro de su territorio.

Las imágenes subidas a Internet desde la zona de los sucesos son dramáticas. El grado de violencia empleado para reprimir a la improvisada marcha de personas no deja de impactar a involucrados y familiares, angustiados desde dentro o fuera de la Isla por la suerte de sus seres queridos.

Mientras se obtiene toda la confirmación de las consecuencias del enfrentamiento, lo que continúan apareciendo son declaraciones políticas de un lado y de otro, con intenciones de Costa Rica de llevar el caso a la Organización de Estados Americanos (OEA) y de Nicaragua de denunciar al vecino en el Sistema de Integración Centroamericano (SICA). Todo indica además que el tema podría discutirse en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que este lunes comenzó una reunión de vicecancilleres en Ecuador.

En cualquier caso Nicaragua sostendrá que ha actuado en defensa de su soberanía, pues los cubanos ingresaron ilegalmente al país y según la Policía Nacional nicaragüense dañaron instalaciones del control migratorio; todo esto luego de ser “lanzados” hacia allí por el permiso costarricense.

«Con la finalidad de restablecer el orden y la tranquilidad ciudadana, fuerzas especiales de la policía nacional ejecutaron acciones operativas, teniendo como resultado que los inmigrantes cubanos fueron regresados a territorio costarricense de donde fueron lanzados», anunció la policía nicaragüense.

Foto: Josué Bravo, La Nación
Foto: Josué Bravo, La Nación

Las posturas asumidas por Nicaragua y Costa Rica son interpretadas en ambos territorios como una oportunidad tomada para dirimir un conflicto binacional de larga data o, como mínimo, otra muestra de la falta de diálogo político que persiste entre ambos vecinos centroamericanos, con las relaciones diplomáticas en el más bajo nivel de las últimas décadas.

Sucesivos episodios de fricción por obras de dragado en ríos fronterizos ocurridos en los últimos años, y tres juicios por delimitación territorial, pendientes de resolver en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, también, al parecer, se esconden debajo de las tensiones creadas por estos sucesos.

Según el canciller costarricense, Manuel González, «lo que es inaceptable es que una situación que debe tener un enfoque humanitario se vea perjudicada por una situación política entre dos países que tienen una relación diplomática tensa”.

Al decir de González, esta crisis deberá ser tratada por todos los países involucrados en la ruta por tierra de los migrantes cubanos hacia Estados Unidos: “Costa Rica no originó el problema. El problema estructural surge desde Ecuador hasta Estados Unidos. Si no hay una acción coordinada de todos los países para atender esta problemática, no va a haber una solución estructural», dijo.

En esa solución estructural, que pasa por discutir sobre el efecto de imán que generan los beneficios exclusivos de la Ley de Ajuste, necesariamente tendrá que tener presencia también el gobierno cubano, el cual hasta este lunes en la tarde ha mantenido silencio sobre el tema (5:00 pm).

Al cierre de esta información, se conoció que el presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, viajará a Cuba el 15 de diciembre. “Los puntos que se discutirán no están completamente definidos, pero yo creo que como cortesía el presidente Solís informará cuál ha sido el tratamiento que hemos dado a los ciudadanos cubanos y la importancia que le hemos asignado a este tema, es lo mínimo que deberíamos comentar”, expresó el canciller González.

Canciller de Costa Rica, Manuel González. Foto: EFE
Canciller de Costa Rica, Manuel González. Foto: EFE

Desde Costa Rica, testimonios

Luego de más de diez años en Ecuador, Karina decidió emprender una travesía rumbo a los Estados Unidos. No va sola. La acompañan su esposo y sus dos hijos gemelos, de 21 años.

La posesión de un pasaporte ecuatoriano le facilitó a la familia la entrada a Panamá la semana pasada. Costa Rica sería el próximo destino, sin embargo, el gobierno de ese país decidió cerrarles las puertas a los migrantes en la zona conocida como Paso Canoas.

Ante las protestas de los detenidos, la prohibición no duró mucho. Los cubanos recibieron una visa humanitaria y el propio presidente Guillermo Solís Rivera escribió sobre el tema en su cuenta en Facebook:

«Los centenares de migrantes cubanos que ya se encuentran en Costa Rica o pronto llegarán a ella, son víctimas de un sueño y de una pesadilla. El sueño es el de la prosperidad; la pesadilla es la del tráfico de personas. Nuestro país debe facilitar su tránsito por territorio nacional para que alcancen el primero, y se liberen en lo posible de la segunda. Su drama es humanitario. Nuestra respuesta también debe serlo.”

El camino parecía despejado nuevamente. El viaje hacia Nicaragua lo hicieron en ómnibus puestos a su disposición por el propio gobierno de San José. Lo menos que imaginaban los migrantes era que al llegar al paso fronterizo entre Costa Rica y Nicaragua, encontrarían una barrera policial que otra vez les impediría el paso.

«Pero en ningún momento nos pusimos violentos, ni derribamos la cerca, como han dicho algunos periodistas», narra para OnCuba Karina. «De hecho, ahí no hay ninguna cerca. Es una puerta de hierro que estaba medio abierta, y llegó el momento en que los propios militares nos dijeron: si quieren pasar, pasen. Y nosotros pasamos, sin medir las consecuencias, porque son más de 140 kilómetros para llegar a la ciudad de Managua».

Foto: La Nación
Foto: La Nación

Ya habían recorrido varios kilómetros a pie, cuando comenzaron a llegar las brigadas antimotines del Ejército nicaragüense. «Nos mandaron a sentar», narra Karina. «Imagínate, eran como dos cuadras llenas de cubanos, entre ellos niños, embarazadas y varios ancianos, y eso provocó que se detuviera el tráfico, porque a los lados de la carretera solo había cunetas. Nosotros les dijimos a los militares que sólo queríamos pasar por el país para continuar nuestro viaje, que veníamos sin armas y sin ninguna intención de causar problemas, sin embargo, a ellos no les importó y de repente nos comenzaron a lanzar los gases lacrimógenos para que retrocediéramos».

Karina describe ese momento como el peor de la travesía y de su vida: «Una muchacha embarazada perdió el conocimiento, y a una niña chiquita le dieron por la boca hasta hacerla sangrar. Nosotros nos caímos por una cuneta. Ahí mi esposo se hizo un esguince en un pie, y yo me quedé sin visión por culpa de los gases lacrimógenos. Cuando recuperé la vista, no encontraba a mi hijo Manuel. Se nos perdió en medio del tumulto, y en el intento por buscarlo, unos militares nos apuntaron con sus armas y nos golpearon.

«Luego nos montaron en una guagua, y ahí fue cuando se murió un muchacho. No le dio tiempo a subirse, corrió para ‘arreguindarse’, se cayó y al parecer, se dio un golpe en la cabeza. No me sé su nombre. No lo conocía. Dicen que hay otros dos muertos, al parecer, por culpa de la brigada antimotín. Por gusto, porque no estábamos haciendo nada cuando nos atacaron. ¡Fue terrible!”.

En estos momentos, unos mil cubanos se encuentran distribuidos en pequeños colegios de La Cruz, un pueblo de la provincia de Guanacaste, en la zona fronteriza de Costa Rica, donde radica el principal puesto fronterizo con Nicaragua. El gobierno de Costa Rica y la Cruz Roja han desplegado un dispositivo de atención urgente que, en opinión de Karina, al menos provee comida.

«El pueblo nicaragüense también nos alertó de muchas cosas, y la más importante de ellas es que hay muchos ladrones en el camino, esperando a que nos den un salvoconducto para asaltarnos y robarnos. Estamos desesperados», confiesa.

Otro cubano contactado por OnCuba dijo que «aquí no hay nadie preso. Ayer la policía de Nicaragua no nos daba la visa y los cubanos se alteraron. Hay mas de dos mil y la policía tiró gases y tiró al aire. Un muchacho se cayó de una guagua y dicen que falleció. Eso es lo que ha pasado».

La solidaridad ante el drama humano también comienza a aparecer en las redes sociales. En Twitter se ha comenzado a mover una etiqueta que busca presionar a las autoridades migratorias y al presidente Daniel Ortega: #QuePasenLosCubanos…aunque después no sepan qué les deparará la próxima frontera.

(Colaboración de Alexis Boentes, desde México)

Cubanos son  reprimidos por Tropas Militares de Nicaragua

 

Salir de la versión móvil