Esperanza en el futuro recae sobre un brazo cubano

La temporada 2013 de Grandes Ligas no había comenzado y un cubano generaba opiniones encontradas entre los más expertos en materia de béisbol. Que si era un desconocido para hacerse de un puesto en la rotación de abridores; que sus envíos aun estaban muy verdes; mientras otros abogaban por darle una oportunidad al muchacho de 20 años y observar su talento. Al final, siete meses después el consenso es unánime. ¡El cubano José Fernández es un monstruo!

El oriundo de Villa Clara demostró ser una de las poquísimas piezas que aprobó con notas sobresalientes su actuación en una campaña desastrosa para los Marlins de Miami. Ahora que estamos a punto de concluir la temporada regular, el equipo mira su inclusión en el roster de abril como un acierto. La novena floridana sabe que Fernández es la imagen de la franquicia para los próximos años, y es una prioridad inminente construir un conjunto ganador que apoye sus actuaciones venideras.

Quizás nos apresuremos en afirmar que es un “monstruo”. Sucede que jóvenes lanzadores padecen con frecuencia serias lesiones. Pero Fernández, por ahora, toca madera y aleja a su principal enemigo. Los Marlins, consientes de la perla que tienen detuvieron abruptamente esta semana sus salidas cuando resta poco para decir adiós a la campaña 2013. Decisión atinada de un equipo que no clasificó a los play off. Un descanso a la nueva estrella puede rendir dividendos positivos en el futuro.

La calidad mostrada por Fernández asombró a todos, superó expectativas y vaticinios. Poco a poco fue ganando espacio y protagonismo mientras su novena anclaba en el fondo de la tabla de posiciones. Dos meses después no se hablaba de los Marlins, las discusiones giraban entorno a la próxima salida de José Fernández. Su arsenal intimida al contrastar una recta que toca consistentemente las 98 millas con una curva de 80,  slider de 82 y cambio sobre 84.

Una y otra vez dejó en el box salidas de calidad. El novato parece un pítcher consagrado y aclimatado al ruido de las Grandes Ligas. Llegó julio y fue nominado al Juego de Estrellas, resultado de sus meritorias demostraciones monticulares. Fernández quería más y no paró hasta adjudicarse el novato del año en los meses de julio y agosto.

Al anunciarse que el miércoles 11 de septiembre sería la última salida, todos los reflectores del béisbol giraron sobre el pítcher veinteañero. Como venía sucediendo, una vez más, no defraudó y realizó una actuación digna de una película de Hollywood.

Dominó durante siete entradas a los Bravos de Atlanta, el equipo más ganador en las Mayores. Por si fuera poco disparó el primer cuadrangular en su incipiente carrera, generando una acalorada discusión con el cátcher de los Bravos Brian McCann, al pisar home, pues el cubano escupió la almohadilla de tercera en su lento y desafiante trote por las bases; mientras el estadio de los Marlins rugía de euforia. Al finalizar el juego en un gesto de caballerosidad, pidió disculpas a la novena contraria y el asunto quedó sanjado.

Pese a que no lanzará más por el resto de la temporada, José Fernández colocó desconcertantes números que lo convirtieron en el candidato favorito para obtener el galardón de Novato del Año en la Liga Nacional. En su haber tiene el segundo promedio en carreras limpias con 2.16; por otro lado los rivales le batean para menos de 180 de average, la marca más baja de un pitcher en todas las Grandes Ligas hasta hoy.

Los mismos que se debatieron entre la irrupción de Fernández en las Mayores, ahora comentan la posible nominación del cubano al premio Cy Young de la Nacional, que reconoce al mejor pítcher de la campaña. Por el momento, todo indica que el jovencito de Villa Clara será uno de los ases del pitcheo en los próximos años, y los Marlins tendrán una figura que los ayude en la obtención de su Tercer Anillo de Serie Mundial.

 

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