Quince transformaciones del ánimo provocadas por las guaguas

Parada de ómnibus en Santa María del Rosario. Cotorro, La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.

Parada de ómnibus en Santa María del Rosario. Cotorro, La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.

1- Incertidumbre. Es lo primero; no sabes si la guagua pasará en 10 o en 30 minutos, no sabes si parará o seguirá de largo provocando tu ira.

2- Ansiedad. Aparece cuando la ves venir desde lejos porque no sabes si es esa es la guagua que te sirve o no, si viene llena o si te puedes montar sin problemas.

3- Sorpresa. ¡Es la tuya!

4- Tristeza. Viene llena, con gente enganchada en la puerta.

5- Esperanza. Puede ser que en esta parada se bajen muchas personas y tú puedas subir a la guagua de tus sueños.

6- Desesperación. Cuando ves que un poco de gente se baja, pero te das cuenta de que esa guagua es un sueño compartido, y como tú hay cincuenta más que desean subir a ella con todas las fuerzas de su corazón.

7- Indecisión. ¿Por cuál puerta subir? Todas están bloqueadas.

8- Histeria. Estás ahí, luchando por subir, pero no puedes y tienes que hacerlo; las venas del cuello se te hinchan y te dan ganas de gritar, furiosamente, cualquier barbaridad.

9- Autocompasión. Comienzas a repetir como un autómata frases suplicantes como: “Caballero, por favor, un pasito.”

10- Metamorfosis. Te transformas en una bestia salvaje de muchas garras. Con una garra aguantas tu bolso, con la otra empujas al de adelante, con la otra te aguantas los espejuelos para que no se te caigan, con la otra apartas al de atrás y con la garra que te queda libre te agarras del tubo más cercano.

11- ¡Alegría! Estás dentro, estás arriba, contorsionado, escachado, sudado, humillado, pero arriba, en la cima de tu sueño cotidiano.

12- Paranoia. Este te va a carterear, el otro te va a repellar, la otra de dará con pisotón con sus plataformas floreadas, te vas a encontrar con quien menos deseas ver en esa situación caótica, el chofer no va a parar en tu parada, o al bajarte, la puerta te va a triturar.

13- Depresión severa. Justo antes de bajar te cuestionas toda tu vida desde que estabas en el vientre de tu madre rodeado de líquido amniótico. Entonces juras no montarte jamás en otra guagua.

14- Felicidad. Se abre la puerta, te bajas y ves que llegas a tu destino en una sola pieza y solo con 20 minutos de retraso.

15- Certidumbre. Tienes la certeza de que, para llegar a tiempo mañana, debes salir para la parada a esperar la guagua de tus sueños media hora antes que hoy.

 

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