En los años 50 las posadas se reafirmaron como lugares óptimos para encuentros taurinos, transacciones sexuales rentadas o amores imposibles. Las había de varios tipos y categorías. En las más sofisticadas y modernas, como la Monumental y el Reloj Club –que se parecían más a los moteles estadounidenses– el cliente de clase media podía llegar … Sigue leyendo Vuelven los guerreros
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