Cuba Posible: pensar el futuro de la Isla (I)

Lenier González y Roberto Veiga / Foto: Roberto Ruiz.

Lenier González y Roberto Veiga / Foto: Roberto Ruiz.

Roberto Veiga y Lenier González, los antiguos editores de la revista Espacio Laical, presentan un nuevo proyecto. Este dúo extraño —un licenciado en Derecho de 50 años y un comunicador social de algo más de 30—, siempre con algún viaje en agenda, o alguna conferencia, o cierta reunión para no dejar caer la bandera del activismo político, se las ha arreglado para lanzar Cuba Posible, un proyecto más ambicioso que Espacio Laical, aseguran. Ambos se sienten muy satisfechos de esta empresa: “una página web, un laboratorio de ideas, una publicación trimestral y una amplia presencia en las redes sociales”, todo esto promete la publicación, gracias a la perseverancia de sus dos organizadores y la financiación del Reino de Noruega.

Justo unos días antes de partir hacia la Universidad de Pittsburgh, OnCuba los visitó en la sede de Cuba Posible, un noveno piso en la esquina de Amistad y San José, en el municipio de Centro Habana. Veiga y González comentaron sobre lo que va siendo su ocupación de un tiempo a esta parte: cómo repensar la Isla, cómo edificar un país más digno.

Roberto Veiga (RV) y Lenier González (LG) son conocidos en el ámbito público cubano e internacional por haber coordinado durante casi una década la revista Espacio Laical. Hoy ya no pertenecen a la revista y ahora aparecen como impulsores de un nuevo proyecto que lleva por nombre Cuba Posible. ¿A qué se debe este cambio?

LG: La revista Espacio Laical fue una iniciativa de comunicación social impulsada por un pequeño grupo de laicos católicos: Habey Echavarría, Alexis Pestano, Jorge Domingo, Roberto Veiga y Lenier González. Aunque ad intra teníamos criterios políticos diversos, nos unía una lectura de la realidad nacional desde las coordenadas espirituales e intelectuales del catolicismo, y una fuerte inquietud por el presente y el futuro de Cuba.

Recibimos la revista de manos del cardenal Jaime Ortega, en 2005, con el objetivo de convertirla en “la 30 Giorni cubana”, en referencia a la prestigiosa revista católica dirigida por Julio Andreotti, ex-presidente italiano e intelectual vinculado con la democracia cristiana de ese país. Desde entonces nos debatimos en si la revista debía ser una publicación solo “para católicos” y desde ella construir una “lectura católica de la realidad” o, en cambio, abrirla a las distintas corrientes de pensamiento presentes en la sociedad cubana trasnacional y construir una catolicidad sui generis desde Espacio Laical: acercarnos a la Verdad desde la participación mancomunada en la diversidad.

Espacio Laical
Espacio Laical

RV: Para nosotros, que la revista Espacio Laical se convirtiera en un foro plural, resultaba un imperativo. Considerábamos que algunos de los grandes pecados históricos de los cubanos han sido la desconfianza, la visceralidad política, la deslegitimación de las opiniones diferentes y el empeño por imponer un proyecto de país único, sin tomar en cuenta las otras propuestas que existieran. Estábamos y continuamos estando convencidos de que el gran cambio que demanda actualmente la nación implica todo lo contrario; o sea, la capacidad para que todos los proyectos puedan compartir el país y construirlo juntos.

LG: El clima político era propicio. El año 2006 marcó un viraje importante en la Isla. El ascenso del presidente Raúl Castro, y su llamado a realizar “cambios estructurales”, permitió un poderoso movimiento de ideas sobre los destinos nacionales. Nos impresionaba la pluralidad alcanzada por la sociedad cubana, y la carencia de espacios para que esos actores pudiesen expresarse. Como grupo de católicos nos preguntábamos cómo podríamos hacer para poner a toda esa pluralidad en una relación armoniosa. Espacio Laical fue, en no poca medida, nuestra respuesta, imperfecta, a ese desafío.

RV: Sin embargo, como es lógico, recibimos la desaprobación y la crítica de los sectores más radicales de todos los signos políticos e ideológicos. También dentro de la Iglesia. Allí surgieron tensiones que fueron intensificándose y llegaron a impedirnos realizar nuestras responsabilidades. Debo señalar que me siento tranquilo porque supe comprender cuándo debía renunciar y evitar así desencuentros y desequilibrios dentro de la comunidad eclesial. Asimismo, tengo satisfacción porque no albergo rencor hacia quienes consideraron un error lo que hacíamos, ni hacia quienes traspasaron el umbral de la diferencia de opiniones para agredir mi persona y hasta mi familia.

¿Qué razones motivaron a Roberto Veiga y Lenier González para fundar este nuevo proyecto?

RV: Cuando se hizo pública nuestra renuncia a la dirección de Espacio Laical recibimos mensajes de muchísimas personas e instituciones cubanas y extranjeras, de la Isla y de muchas partes del mundo. Esto nos impresionó tremendamente, pues fue enorme el afecto y el reconocimiento, la solidaridad y el apoyo, que nos manifestaban. La generalidad insistió en que no podíamos dejar de trabajar en favor de los fines que defendíamos y que podíamos contar para eso con su colaboración. Y así esos amigos nos animaron para continuar.

“Estábamos y continuamos estando convencidos de que el gran cambio que demanda actualmente la nación implica (…) la capacidad para que todos los proyectos puedan compartir el país y construirlo juntos”.

Muy pronto pudimos hacer pública una nota anunciando que laborábamos en un nuevo proyecto y comunicando, también, sus objetivos, sus principios y sus metodologías. Así, ya el 8 de septiembre de este mismo año, cuando festejábamos el día de la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, con otra nota dimos a conocer el inicio de los trabajos de Cuba Posible.

El apoyo de tantas personas e instituciones hicieron factible, a su vez, que el pasado 10 de octubre, una fecha importante de nuestra historia (a cuatro meses exactos de haberse hecho pública nuestra salida de Espacio Laical), inauguráramos públicamente el nuevo quehacer con un evento de dos días titulado Cuba: soberanía y futuro. En el mismo participaron intelectuales, pensadores y activistas sociales de diferentes partes del país, de diferentes edades, de diferentes géneros, de diferentes razas, etcétera. Los debates fueron libres y responsables, intensos y dinámicos, serios y comprometidos.

¿A qué institución se adscribe Cuba Posible, quiénes lo dirigen?

RV: Los fondos provienen del Departamento de Desarrollo y Medio Ambiente de la Universidad de Oslo, una institución pública de Noruega; aunque algunas otras entidades ya se han brindado para ofrecer aportes colaterales que puedan aumentar la capacidad de trabajo del proyecto. Ahora bien, Cuba Posible forma parte del Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo-Cuba (CCRD-C), fundado hace más de dos décadas por un inteligente y tenaz pastor presbiteriano. A ellos nos une una amistad de larga data y fueron ellos quienes nos ofrecieron un espacio para conseguir la debida institucionalidad de Cuba Posible y contribuir al éxito del empeño. Sin embargo, debo indicar que el proyecto también posee un vínculo orgánico con la agencia Inter Press Service (IPS).

LG: En estos momentos Cuba Posible tiene un Comité Rector, integrado por Rita María García Morris, directora del CCRD-C; el reverendo Raimundo García Franco, fundador del CCRD-C; Roberto Veiga y yo. Además tenemos un Consejo de Dirección integrado por las personas mencionadas anteriormente y por Aurelio Alonso, Julio Cesar Guanche, Mayra Espina, Pavel Vidal y Víctor Fowler. El Consejo de Dirección es el núcleo vivo del proyecto, pues tiene el desafío de articular una dinámica de construcción colectiva de decisiones.

¿De qué forma trabajarán los distintos especialistas e intelectuales que participarán en Cuba Posible?

RV: Cuba Posible seguirá convocando a todos aquellos cubanos, ya sean de la Isla o de la emigración, incluso extranjeros, que quieran trabajar sin odio por el presente y el futuro del país.

“Cuba Posible seguirá convocando a todos aquellos cubanos, ya sean de la Isla o de la emigración, incluso extranjeros, que quieran trabajar sin odio por el presente y el futuro del país.”

Realizaremos coloquios, conferencias, seminarios, talleres y reuniones de disímiles formatos. Tendremos una publicación con presencia en la web, un cuaderno impreso de carácter trimestral, y una amplia presencia en las redes sociales. Trabajamos, también, para consolidar la existencia de equipos que estudien los temas más importantes del país, con el propósito de que, modestamente, aporten claridad a la solución de los problemas sociales. Por el momento, tenemos pensado que esos equipos se ocupen de los siguientes temas: la educación, la espiritualidad, el perdón y la reconciliación, el trabajo, el desarrollo económico, la redistribución de la riqueza, la institucionalidad, la integración en América Latina, y la normalización de las relaciones de Cuba con los Estados Unidos y la Unión Europea.

¿Qué de distinto y llamativo para los cubanos y el mundo podría tener Cuba Posible?

LG: Cuba Posible trabajará incansablemente para pensar el futuro de la república cubana con creatividad. Queremos hacer las preguntas que tocan en este momento, relacionadas con los principales desafíos que vivimos en el siglo XXI.

En su ponencia para el coloquio inaugural del proyecto, titulado Cuba: soberanía y futuro, Julio César Guanche se hacía una pregunta crucial, una pregunta con una potencialidad casi cósmica. Haciendo referencia a la sentencia martiana “Con todos y para el bien de todos”, el ensayista y politólogo se preguntaba: ¿quiénes somos “todos” en la Cuba del siglo XXI? ¿Qué implica ese “todos” para el rediseño institucional a que está abocada la Cuba de hoy? Después de haber vivido casi todas las variantes políticas durante el siglo XX –liberalismo oligárquico, dictaduras, reformismo socialdemócrata, nacionalismo revolucionario, comunismo pro-soviético, ¿qué debemos hacer los cubanos con nuestro futuro? Esas son, a mi juicio, las grandes preguntas que gravitan sobre la nación entera. Queremos trabajar para poner esas preguntas sobre la mesa, y convocar a todos los cubanos de corazón recto a buscar las respuestas y brindárselas a la sociedad.

RV: La originalidad de Cuba Posible radica en su empeño por promover la Casa Cuba, como posibilidad de una nación más justa y democrática, siempre pensando en que no somos los únicos empeñados en hacer posible este sueño sino que es un asunto de todos los cubanos. Los principios que, a nuestro juicio, deben guiar la construcción de esa Casa Cuba son el desarrollo educativo, cultural y espiritual de la sociedad cubana; un proyecto económico orientado al desarrollo y al bien común; la edificación de una democracia ciudadana cada vez más plena; el trabajo a favor de una relación de Cuba con todos los países del orbe basada en la paz y la cooperación; la capacidad de contribuir a todo esto desde el compromiso con la soberanía nacional y ciudadana, la esperanza, la solidaridad, la libertad responsable, la justicia social y el repudio a la violencia, sea física o hecha de palabras. Por último, creemos que la diversidad de opiniones en torno a estos principios es válida, pero hay que debatirlos y consensuarlos, por eso apostamos por el diálogo.

“La originalidad de Cuba Posible radica en su empeño por promover la Casa Cuba, como posibilidad de una nación más justa y democrática.”

Constituye otra singularidad de este proyecto el hecho de no querer detenerse en valoraciones puramente teóricas y en creaciones abstractas, sino empeñarse también en participar del desempeño político del país e influir en el desenvolvimiento social. Sin embargo, resulta necesario destacar que no pretendemos hacerlo a la manera de un partido político. No le restamos méritos al necesario trabajo político partidista y a su importante lugar en las dinámicas sociales. Pero consideramos que nuestra labor es otra y que aun el aporte pequeño de Cuba Posible ayudaría a la conciencia colectiva cubana, al desempeño ciudadano, a cuantas entidades partidistas existan y al equilibrio entre todo esto.

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