Muere Tom Wolfe, el mago del “nuevo periodismo”

El escritor y periodista estadounidense Tom Wolfe durante una entrevista sobre su libro "The Kingdom of Speech" en la sala de su casa, en Nueva York, en 2016. Foto: Bebeto Matthew / AP / Archivo

El escritor y periodista estadounidense Tom Wolfe durante una entrevista sobre su libro "The Kingdom of Speech" en la sala de su casa, en Nueva York, en 2016. Foto: Bebeto Matthew / AP / Archivo.

Tom Wolfe, el mago del “nuevo periodismo” que registró con entusiasmo la cultura estadounidense desde los Merry Pranksters hasta la carrera espacial falleció a los 88 años.

Wolfe, quien también mostró todo su ingenio satírico en novelas como La hoguera de las vanidades y Todo un hombre, murió de una infección este lunes en un hospital en Nueva York, confirmó a The Associated Press su agente literaria, Lynn Nesbit.

Admirador del novelista francés Emile Zola y otros autores de ficción “realista”, el elegante Wolfe, siempre vestido de blanco, fue un inconformista estadounidense que insistió en que la única manera de contar una historia maravillosa era saliendo a reportarla. Junto con Gay Talese, Truman Capote y Nora Ephron, ayudó a demostrar que el periodismo podía ofrecer el tipo de placer literario hallado en los libros.

Su obra hiperbólica y estilizada era una alegre descarga de signos de exclamación, itálicas y palabras improbables. Hacedor de frases ingeniosas, acuñó expresiones tales como “radical chic” para aludir a la fascinación de los ricos liberales con los revolucionarios; y la generación “Yo” para definir a los babyboomers egocéntricos de los años 70.

Wolfe fue tanto un advenedizo literario que desdeñaba la percibida formalidad del establishment editorial, como un caballero tradicional que estudió en las mejores escuelas y que cuando asistía a almuerzos promocionales con otros autores se aseguraba de leer sus últimos trabajos.

Ridiculizó la renuencia de escritores estadounidenses de confrontar problemas sociales y advirtió que el ensimismamiento y los programas de maestría matarían la novela. Le asombraba que ningún autor de su generación hubiese escrito una novela de gran envergadura con estilo del siglo XIX sobre la Nueva York contemporánea, y terminó haciéndolo él mismo en La hoguera de las vanidades, que salió a la venta en 1987.

Su novela segunda novela, Todo un hombre, se publicó en 1998 y fue recibida como un acontecimiento literario. El libro, que convirtió a Wolfe en candidato al National Book Awards, describe la vida de los años 90 en el sureste de Estados Unidos, desde el mundo de los negocios hasta la política, el deporte y la universidad.

Con 73 años, publicó en 2004 su tercera novela, Yo soy Charlotte Simmons, narrada en primera persona por una joven que obtiene una beca universitaria. En 2012 apareció Bloddy Miami, que se adentra en el mundo policial y periodístico y mereció adjetivos como sublime, vulgar, intensa, esperpéntica y excesiva.

Para el escritor y periodista, había cuatro premisas básicas a la hora de escribir un relato realista: “Construir el texto escena a escena como en una novela; usar la mayor cantidad de diálogo posible; concentrarse en los detalles para definir a los personajes, y adoptar un punto de vista para relatar la historia”.

[youtube id=ZYZ4jsHCbCc width=”620″ height=”360″]

Algunas buenas frases de Tom Wolfe

“Si un conservador es un liberal que ha sido atracado, un liberal es un conservador que ha sido arrestado”.

“La muerte es el último viaje, el más largo y el mejor”.

“No hay un espectáculo en la tierra más atractivo que contemplar a una mujer hermosa cocinando para el hombre que ama”.

“Hay que hacer un mundo protegido de la hipocresía”.

“La sanación más segura para la vanidad es la soledad”.

“Un culto es una religión sin poder político”.

Foto: Mark C. Taylor.
Foto: Mark C. Taylor.

“Estados Unidos está muy cerca de ser lo que los socialistas utópicos del siglo XIX andaban buscando. Una sociedad en la que todos tienen libertad política, tiempo libre y dinero para expresar sus anhelos”.

“Después de la Segunda Guerra Mundial, no existía el periodista literario que trabajase para revistas populares o diarios. Si un periodista aspiraba al rango literario… Mejor que tuviese el sentido común y el valor de abandonar la prensa popular e intentar subir a primera división”.

“(…) Demostrar que la realidad nos pasa delante de los ojos como un relato, en el que hay diálogos, enfermedades, amores, además de estadísticas y discursos”.

“Recuerdo que siempre sentía que iba a hacer algo grande. Es lo mejor que puede pasarle a un niño. Intentas hacer todo tipo de cosas. No dices nunca: “Es imposible, no puedo hacerlo, no estoy hecho para esto…”

AP / OnCuba

Salir de la versión móvil