Se han duplicado salidas de los cubanos al exterior

En 2016 se reportaron 723.844 viajes de cubanos a otros países, cifra que duplicó el número de salidas al exterior de los residentes en la Isla desde la entrada en vigor hace cuatro años de la reforma migratoria.

Entre 2013 y 2016 más de 670 mil ciudadanos cubanos viajaron al extranjero, según datos del periódico Juventud Rebelde. De ellos, el 78 por ciento lo hizo por primera vez.

Tomando como base las estadísticas de Centroamérica y el Caribe, la publicación señala que el número de salidas al exterior de la ciudadanía cubana “cada vez se parece más” al comportamiento de este indicador en otros países de la región. Como comparación devela que la cifra de viajes al exterior realizados por los dominicanos –cuyo país tiene una población estimada cercana a la de Cuba– rondó el medio millón en 2016.

En el caso de los que emigraron definitivamente a otro país, el artículo indica un 9 por ciento. Esta es la cantidad de viajeros cubanos que “no regresó al país dentro del período de los 24 meses” establecido por la Ley Migratoria para no perder la residencia, según comentó Ernesto Soberón, director de Asuntos Consulares del Ministerio de Relaciones Exteriores.

De acuerdo con Soberón, hoy “los ciudadanos cubanos no migran de manera masiva sino que viajan de manera creciente”.

Hasta las modificaciones realizadas a la Ley Migratoria en 2013, los cubanos no podían permanecer en el extranjero por más de 11 meses sin la autorización de las autoridades migratorias a cargo. Este período fue ampliado hasta los dos años, sin que entrañe la pérdida de los deberes y derechos como ciudadano de la Isla.

¿Los cubanos están viajando mucho?

Crecen las repatriaciones

La tendencia a la repatriación registró a un total de 14 mil personas en 2016, según datos divulgados por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).

Con su actual política migratoria, Cuba permite la repatriación de las personas nacidas en el país que perdieron su residencia tras asentarse en el extranjero. Para ello deben cumplir con un trámite que tiene entre sus requisitos presentar la solicitud y el pasaporte vigente, pagar un impuesto o arancel consular, e informar sobre una persona de referencia que garantice su alojamiento y manutención en la Isla, hasta que el repatriado pueda hacerlo por sí mismo.

La cifra de cubanos que fijaron residencia en la Isla durante el año pasado es superior al total de los que decidieron hacerlo entre 2013 y 2015. La mayoría de ellos habían emigrado a Estados Unidos, según indicaron especialistas de la ONEI en una reciente comparecencia en la televisión estatal.

“Son [cubanos] de todas las edades y de ambos sexos, aunque hay una preponderancia de personas mayores a los 50 años. Estas cifras develan una de las tasas más altas de los últimos años, cuya tendencia se mantiene en el 2017. Se trata de cubanos reasentados y de extranjeros”, dijo el director del Centro de Estudios de Población y Desarrollo de la ONEI, Juan Carlos Alfonso.

Alfonso también explicó que la reforma migratoria ha provocado una disminución del saldo migratorio externo –inmigrantes menos emigrantes– del país. “Es un saldo negativo, pero ha disminuido. Desde el año 2013 al 2016 el saldo es de -36 mil personas en total; sin embargo, esa misma cifra era el promedio anual antes de la aplicación del decreto ley 302”, apuntó.

En 2013 y 2014 el saldo migratorio externo concluyó en números positivos por primera vez en décadas, con 0,3 y 0,2 de tasa por 100 mil habitantes respectivamente. Fueron apenas un poco más “los que regresaron” que “los que se fueron” a residir permanentemente en otro país. Juventud Rebelde atribuye este inusual fenómeno a la influencia de la nueva ley migratoria.

Sin embargo, en 2015 y 2016 (-2,2 y -1,5) la situación volvió a expresarse en cifras negativas, una tendencia que el diario relaciona con el acercamiento entre Washington y La Habana.

Considerada una de las principales medidas aprobadas por el gobierno de Raúl Castro, la reforma puso fin a una restrictiva política de décadas que obligaba a los cubanos a solicitar un permiso especial para viajar al exterior. Además de ampliar la cantidad de meses –de 11 a 24– que un cubano puede permanecer en el extranjero sin perder la residencia en la Isla, también aumentó de 60 a 90 días el tiempo de visita a Cuba permitido a los emigrados.

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