Sacerdotisas del Hogar: un siglo de fraternidad

Enedina Guerra y Nidia Edrazábal / Foto: Roberto Ruiz

Enedina Guerra y Nidia Edrazábal / Foto: Roberto Ruiz

Desde hace más de 50 años Enedina Guerra asiste cada sábado a la Logia Félix Varela No.1 de Bejucal. En esa casona de la calle 11 se casó con Lencho en el año 1958 y allí también lo despidió hace solo tres meses en una ceremonia repleta de collarines, mandiles y atributos que los Caballeros de la Luz de ese municipio realizaron en su honor. Ahora ella intenta seguir con sus funciones como Sacerdotisa del Hogar, pero “ya yo estoy agotada ―me dice y se le nota el cansancio en la voz―: todas las que quedamos somos muy viejas y a la juventud no le interesa entrar”.

Tal como había sucedió antes en otras partes del mundo con las Rebecas ―rama femenina de la orden de los Odd Fellow― las esposas y mujeres alrededor de los Caballeros de la Luz conquistaron su derecho a reunirse en Cuba y, haciendo del hogar un templo, se unieron bajo el nombre de sacerdotisas en una asociación fraternal. Fue el 6 de junio de 1912  cuando las Hermanas Hilda Martínez, Haydée Mendoza, Angela Macías, Consuelo Rivero, Guillermina Bancells, Cristina Lollanilla, Leonor Martínez, Catalina Benítez, Rosalía Puerta, María Gutsens y Amelia Bancells fundaron en Key West la logia Sacerdotisas del Hogar No. 1.

“Los aspectos que se tenían en cuenta para aceptar a una mujer en la orden eran su integridad ética, su decencia y su disposición para ayudar a los otros, pues se trata de una hermandad con fines caritativos y benéficos. En las sesiones de la logia ―recuerda Enedina― siempre había un punto dedicado a velar de los enfermos o estar al tanto de los miembros que pasaran por situaciones críticas. Luego nos disponíamos a ayudar y verificábamos el trabajo en la siguiente sesión”.

Como un desgajamiento de la orden que invirtió los apellidos del maestro José de la Luz y Caballero, creada en 1873 por un grupo de cubanos exiliados en Filadelfia, surgen casi medio siglo después las Sacerdotisas del Hogar, primera institución fraternal femenina de origen cubano y en la que el hombre y la mujer trabajan de manera conjunta.

“En nuestra logia los Caballeros de la Luz se reúnen los jueves y nosotras los sábados, pero realizamos muchas actividades juntos como pueden ser visitas a enfermos o las despedidas a los muertos; incluso yo fui nombrada diputada de los hombres hace algún tiempo por el Gran Luminar de La Habana y eso me permite participar en sus sesiones y opinar sobre sus temas”, agrega Enedina.

Actualmente uno de los principales problemas de la orden es la longevidad de su membresía; compuesta en su inmensa mayoría por personas mayores, las Sacerdotisas del Hogar requieren el ingreso de mujeres jóvenes y, al mismo tiempo, sienten que la juventud de hoy en día es incapaz de entender y aceptar los principios y normas de la orden.

Nidia Echazábal es otra anciana que a sus 79 años ocupa todavía uno de los 16 puestos de la filial Amor y pureza No.7 que reúne a las Sacerdotisas del Hogar de Bejucal: “Ya todo se ha ido perdiendo, no podemos ir como antes a visitar a los enfermos al hospital ni hacer paseos entre todas las hermanas, por eso a la gente joven no le interesa ir allí a compartir con un grupo de viejas que somos las que en definitiva quedamos, además que los tiempos son otros y los valores de las personas en la actualidad no son los mismos de antes”, cuenta esta sacerdotisa bejucaleña.

Desde niña sus padres llevaban a Nidia a las Esperancitas ― rama infantil de la orden― y luego a los 18 años se inició en la hermandad de la que todavía hoy forma parte: “Todas nos queremos como si fuéramos familia, y cuando salimos de la logia tenemos también muchos amigos porque ese es uno de nuestros principios: cuando reconocemos las señas de alguien enseguida vamos a saludarnos y ver cómo nos podemos ayudar”.

Dentro de la orden todas las sacerdotisas reciben el cargo de Instructora, que exige a su vez cumplir con algunos deberes. Además, hay 16 Oficiales que ocupan puestos al frente de distintas áreas como el Tesoro, aunque hay otras hermanas que, sin ser Oficiales, en ocasiones tienen que ocupar cargos temporales; mas según sus propios preceptos: “todas son iguales ante Dios, ante los hombres y ante la fraternidad”.

En 2012 el consejo nacional de logias sacerdotisas organizó múltiples festejos por los cien años de la orden. Así llegaron mensajes de hermanas radicadas en otros países para felicitar a las sacerdotisas cubanas, como es el caso de María Luisa Pastor, que escribió desde Miami para expresar reconocimiento y admiración:

“Hermanas Sacerdotisas del Hogar, satisfechas pueden sentirse de su capacidad en la organización de nuestra rama femenina, pero aún les queda mucho por realizar en el seno de nuestra amada orden: Ustedes, sacrificadas de antes y de ahora, que al llegar del trabajo atienden el hogar y parten para la Logia, piensen que con este ejemplo brindan la mejor lección”.

Y concluye María Luisa en su muro de Facebook: “Sigan trabajando por sus logias―ahora algo diezmadas―, rescaten a las que no asisten, busquen a las dormidas, inviten a las profanas, no se contenten con ser miembros auxiliares… salgan a buscar una más. En este día podemos decir a toda voz que nuestras Sacerdotisas del Hogar intentan ser como Ana Betancourt y Mariana Grajales, como Isabel Rubio y Rosa Robés, como Teresa Saavedra y la Niña de Placetas, que supieron defender derechos y libertades, sin dejar de ser mujeres, madres, esposas y hermanas”.

Nidia Edrazábal / Foto: Roberto Ruiz
Nidia Edrazábal / Foto: Roberto Ruiz
Enedina Guerra  / Foto: Roberto Ruiz
Enedina Guerra / Foto: Roberto Ruiz

 

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