Una casa para los refranes

Foto: Nelson Martín Alonso

Foto: Nelson Martín Alonso

Es mejor refrán en mano que cientos volando. El peligro de perder la tradición oral pudo ser esa la causa para que un cubano, nacido en el año 1918 en Guayos, provincia de Sancti Spíritus, se dedicara a recopilarlos y verlos, además, como una propuesta estética.

Tomás Álvarez de los Ríos empezó el empeño de construir su casa para dichos y frases en 1985 y coleccionó incrustados en las paredes cerca de 6 mil. Las tablillas de barro las encargó expresamente  para copiar sobre ellas proverbios y sentencias populares que adornarían su vivienda. Tomás disfrutó su hogar hasta que falleció el 7 de noviembre de 2008, con nueve décadas vividas y bien aprovechadas.

El también periodista contaba que se decidió a hacer tamaña idea luego de leer la obra cumbre de Miguel de Cervantes. Si nos detenemos a leer “El ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha”, nos topamos con aquel parlamento del caballero: “¿De dónde sacas tantos refranes, maldito? Yo para hacer uno sudo como si cavase y tú los tienes a granel. Me atormentas, Sancho”.

La grandeza del caballero y la humildad del escudero se unieron en Sancti Spiritus en un mismo ser.

Foto: Nelson Martín Alonso
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“Las Farfanes”, “Candelaria”, “Los  triángulos del amor”, “Tronco, ramas y raíces” y “Esos carreteros” fueron las novelas que escribió Tomás aunque no se conformó con eso. Como mismo no le gustaban las paredes desnudas de su casa y las llenó de refranes, odiaba ver una hoja en blanco y escribió, además, testimonios y novelas. Los personajes que construyó en su producción literaria llevan las manos llenas de sus saberes, aquellos que vienen de la sabia que le obligó a beber la penuria de su infancia y juventud.

“La casa de los refranes” es místico lugar, que aunque no sea único en el mundo sí lo es en Cuba. Ubicado a la entrada de la ciudad de Sancti Spíritus, por la carretera Central, a 350 kilómetros de La Habana; su techo queda a ras de la vía y está rodeado de árboles. El tiempo también se acuerda de ella.

Foto: Nelson Martín Alonso
Foto: Nelson Martín Alonso

Los adornos de la casa son el resultado de la búsqueda incesante de su dueño que aclaró en muchas entrevistas que los refranes nacen del habla popular. Siguiendo ese camino uno se encuentra con el resultado de esta mezcla de raza que somos, y  es riquísimo acervo si a refranes, frases o sentencias se hace alusión.

Inundada de recuerdo sobrevive la casa de Tomás Álvarez de los Ríos. Allí está con sus paredes “sentenciadas”. Este antojo le traía la pregunta obligada en cada entrevista: ¿por qué dedicarse a esto? Como era de esperar la respuesta estaba en uno de los tantos refranes: “En este mundo de quimeras cada cual come la mierda a su manera”.

Foto: Nelson Martín Alonso
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