Yunior García asegura en conferencia de prensa que volverá a Cuba

El dramaturgo y activista opositor dijo que no estaba entre sus planes solicitar asilo político en España y se definió como un artista y no como un político, opuesto de manera peculiar al embargo estadounidense.

El dramaturgo y activista opositir cubano Yunior García Aguilera, ofrece una rueda de prensa este 18 de noviembre de 2021, en el Centro Cultural Galileo de Madrid, España. Foto: Fernando Villar / EFE.

El dramaturgo y activista opositir cubano Yunior García Aguilera, ofrece una rueda de prensa este 18 de noviembre de 2021, en el Centro Cultural Galileo de Madrid, España. Foto: Fernando Villar / EFE.

El dramaturgo y activista cubano Yunior García Aguilera, quien llegó la víspera a Madrid desde la Isla con su esposa, aseguró este jueves que no ha pedido asilo en España y que piensa volver a Cuba cuando se le pase «la rabia».

«Volveré a Cuba cuando se me pase la rabia», afirmó el principal promotor de la marcha opositora de este 15 de noviembre, calificada por las autoridades como una «operación fallida», luego de que sus principales organizadores, entre ellos García Aguilera, fueran impedidos de marchar por simpatizantes y fuerzas del gobierno, y la población no respondiera de manera masiva a su convocatoria.

El activista, quien tampoco pudo marchar en solitario el domingo como había anunciado, ofreció este jueves una conferencia de prensa en el Centro Cultural Galileo para explicar su salida de Cuba, en la que dijo que debe manejar con «cuidado y discreción» la forma en que lo hizo para proteger a quienes quedaron en la Isla. 

«Hay cosas que nunca sabré sobre mi salida de Cuba. Si me dejaron viajar a España es porque el régimen lo consideró una victoria. La estrategia era mantenerme incomunicado para silenciarme, y lo único que tengo es mi voz. No me podía quedar callado. Por eso decidí salir de Cuba», dijo.

Precisó que salió de su casa, en la barriada de La Coronela, en el municipio habanero de La Lisa, después de que terminaron los actos de repudio en su contra. Un auto policial permanecía en el lugar, dijo, pero los agentes no hicieron nada para impedir su partida. Además, mencionó que la premura de su viaje no le permitió revelar sus planes a otros activistas y otros miembros de la plataforma opositora Archipiélago, pero que lo hará «para dejarlo todo claro», aunque reconoció que podía recibir «ataques de incomprensión» por su salida.

«Aquí puedo ser más útil», dijo en referencia a su estancia en España, donde, según precisó, vivirá amparado por una visa de turista de tres meses, que puede renovar por igual período. «No me he adaptado a mirar a largo plazo (…) En los últimos meses, he sobrevivido al día a día», dijo y confirmó su idea de retornar a Cuba.

«Quiero volver a la Isla, mi intención no es pedir asilo a España. Si me quedaba en Cuba me iba a convertir en lo mismo que critico. Tenía que volver a curarme esa rabia para poder retomar la lucha y cuando mi vida y la de mi esposa no corran peligro en Cuba. Si me quitan mi voz ellos ganan, yo escapé de una muerte en vida. Si me condenaban me convertían en un símbolo. Necesitaban anularme como persona y casi lo logran», comentó.

Sobre sus últimos días en La Habana, refirió que vivió cercado por simpatizantes progubernamentales y que sufrió numerosas presiones: «me cortaron internet, el teléfono, los accesos a mi casa», además de «usar a la Fiscalía para hacernos amenazas directas. Que íbamos a ir a la cárcel con condenas de dos décadas. Renuncié al derecho a la defensa porque mi condena estaba escrita». 

«En los últimos tiempos si he dormido dos horas es demasiado», aseveró.

García Aguilera se refirió al gobierno cubano como una «dictadura» y una «tiranía de las peores que hayan existido», confirmando la radicalización de su discurso en comparación con sus propias declaraciones un año atrás, el 27 de noviembre de 2020, cuando fue uno de los líderes de una «sentada» de artistas y activistas frente al Ministerio de Cultura, en reclamo de un diálogo con las instituciones estatales y de libertad de expresión y de creación.

El dramaturgo aseguró que la relación entre el gobierno y el pueblo cubano «se ha convertido en un matrimonio fallido», y pidió acabar con la «idea romántica» que existe de la Isla en el exterior. 

Señaló que la idea de formar una plataforma cívica surgió tras una reunión con el cantautor Silvio Rodríguez, con quien tuvo «un diálogo fraterno» a pesar de sus diferencias. En su conversación, dijo, llegaron a varios puntos en común, según cita la agencia española EFE: «Silvio entendió que manifestarse es un derecho y que tenía que hacer algo por la libertad de los presos, pero no pudo hacerlo ni aún siendo Silvio Rodríguez».

«Pertenecíamos a generaciones diferentes pero esos 70 minutos demostraron que es posible un diálogo. Y ese diálogo no se pudo tener jamás con el gobierno» y apuntó que «la mayoría de los jóvenes que hemos llevado a cabo estas acciones (contra el gobierno) somos progresistas, creemos en la justicia social y estamos luchando por los derechos de todos los cubanos sin excluir a nadie».

Se definió como un artista y no como un político, pero se presentó como un activista progresista opuesto de manera peculiar al embargo estadounidense. «El embargo quizás es el arma preferida del régimen […]. A veces yo pienso que el embargo es la excusa perfecta que necesita el régimen y que están desesperados por no perderla porque si la pierden se quedan sin argumentos, se quedan sin excusas. Y a veces también yo creo que Estados Unidos es el principal aliado porque le manda toneladas de excusas gracias a este embargo económico», dijo.

«Sé que mi salida de Cuba ha sido un golpe […]. En ningún caso esto significa renunciar a lo que creo, renunciar a mis principios o renunciar a lograr construir un país mejor. Yo no voy a renunciar a eso […]. Estoy pensando en volver», afirmó.

Las autoridades y los medios oficiales cubanos señalan que García Aguilera y la plataforma Archipiélago forman parte de un plan organizado y financiado desde EE.UU. para provocar un «cambio de régimen» en la Isla. En este sentido, han revelado su participación en cursos fuera del país sobre el papel de las fuerzas armadas y contactos suyos con funcionarios estadounidenses, académicos y líderes opositores en el exterior, algunos de ellos con pasado terrorista.

El activista no ha negado su participación en estos cursos –a los que, según ha dicho, asistió con pasaporte oficial–, pero asegura no ser parte de una operación planificada desde fuera de Cuba ni recibir financiamiento por sus actividades contra el gobierno, como sostienen las autoridades cubanas.

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