Acordes desde Sonia

Sonia Jacobsen se describió a sí misma con cabello largo atado en cola de caballo para que pudiéramos reconocerla en el patio del Hotel Nacional de Cuba. Su tercera estancia en el país tuvo como motivo colaborar, en su rol de compositora, en el concierto Entre electroacústica y acústica, celebrado en la tarde del pasado domingo en la sala Ignacio Cervantes.

Con la salsa, todo empezó con la salsa, el interés por la música cubana, los elementos y sonoridades que la conforman, sus orígenes, con esa mezcla de africano y europeo que me pareció esencial para la historia de la música latina, y la historia de la música en general. Así que tomé la Isla como punto de partida, y llegué aquí con la intención de explorar la música cubana, de analizar sus componentes, y ver cuáles de ellos pueden rastrearse para llegar a sus raíces.

En ese primer viaje conocí por casualidad a Marita Rodríguez, profesora del Instituto Superior de Arte (ISA). Ella estaba interesada en una nueva música, algo que sonara diferente; así que le dije ok, está bien, te enviaré mi música. Se la envié y sí, le gustó mucho. Fue cuando me propuso hacer algo, un concierto o una grabación, quizá. Y con esa intención regresé el año pasado, con una amiga de Suiza, Michéle Rusconi, también compositora, para ver cómo podríamos lograrlo; hasta que finalmente se organizó este concierto, en conjunto con el Laboratorio Nacional de Música Electroacústica (LNME), con un programa bien interesante que combina piezas de música acústica y electroacústica.

El trabajar con músicos cubanos me brindó la posibilidad de notar ciertas diferencias con los músicos de Nueva York, a los que estoy más acostumbrada. Los de aquí tienen mucho de tocar desde dentro, apasionadamente. Y la cultura musical que tienen, de ritmos muy fuertes, les permite entender mejor mi música, que tiene cierta influencia del este europeo, al igual que muchos de los músicos cubanos que estudiaron en el extranjero.

Ya estando aquí he podido mantenerme más en contacto con las sonoridades cubanas, la timba, la rumba, el danzón y el son, que lo escuchas por todas partes, el jazz… Sucede que los jazzistas cubanos suenan justo como los mejores jazzistas de Nueva York, porque tienen un intercambio desde el exterior que les permite estar muy empapados con lo que se hace hoy a nivel mundial en materia de jazz. Sin embargo, no ocurre igual con la música clásica. Ellos se encuentran aun expuestos a la enseñanza tradicional -especialmente la escuela rusa- lo cual está genial, pero no es de los últimos cincuenta años.

En cuanto a la timba tuve una experiencia interesante. Antes de conocer Cuba, no lograba entenderla muy bien, no lograba apreciarla. Me interesaba más la salsa. Y así les ocurre aun a unos cuantos bailadores y seguidores de la salsa, que no pueden cogerle el gusto a la timba. Creo que la razón de ello es que, en primera instancia, la timba tiene un ritmo más oscuro, es más difícil de escuchar y bailar, comparada con la salsa tradicional de Colombia, Puerto Rico, etc. Asimismo, en sus inicios la timba tenía cierto parecido con la salsa electrónica, empleaba sonidos sintetizados y guitarra eléctrica. No era como la salsa tradicional que hacen los cubanos en Nueva York, que intenta ser más auténtica. La timba de Cuba es en parte opuesta a esa tradición. Luego, cuando llegué aquí, tuve un momento de giro al escuchar músicos cubanos tocándola en vivo: ¡ah, de eso es que va la timba!

Respecto a la música electroacústica… me encuentro ahora en una etapa exploratoria, incluyendo la obra de Juan Blanco, pues esa en realidad no es mi área. Mi música es una especie de mezcla entre el jazz, la música clásica y música del mundo; pues ahora pueden combinarse varios elementos y dirigir la música hacia donde uno, el creador, desee, sin poner en riesgo el producto o el arte.

A los músicos jóvenes de aquí les gustó mucho mi trabajo. Creo que de alguna manera se sienten muy identificados con mi música, que sin ser demasiado vanguardista incorpora mucho ritmo y energía: una especie de  música seria para gente joven. Me preguntaron si podía volver a colaborar con ellos, así que les estoy escribiendo una pieza específica, para otro concierto en conjunto con el Laboratorio, que se realizará en diciembre, quizá.

Actualmente combino el ejercicio de compositora con el de profesora de música latina en la Universidad de Carolina del Sur. La composición, no creas, tiene sus altibajos. Así que también hago de directora, aunque no me considere como tal. Antes solía tocar el saxofón, pero ya no.

-¿Y no extraña la interpretación?

-No exactamente. La vida del jazzista resulta ser demasiado dura a veces.

Escrito por: Cynthia de la Cantera Toranzo

Foto: Alba León

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