Alexis Valdés: una magia que no volví a vivir jamás

Alexis Valdés, el conocido actor y humorista cubano comenzó a presentarse en el teatro Trail de Miami el 6 de septiembre de 2013, con el monólogo El cavernícola (Defending The Caveman) que fuera escrito por el actor norteamericano Rob Becker en 1991, año en que obtuvo el premio “Laurence Olivier” a la mejor obra de entretenimiento.

En enero del pasado año, luego de un lustro como productor, director y presentador de Esta Noche Tu Night, el artista hizo efectiva su salida de ese programa trasmitido desde Miami por el canal Mega TV. Dicho espacio humorístico despertó y mantiene hasta hoy una gran expectativa, como el de mayor audiencia en la televisión hispana.

El monólogo El cavernícola, que alcanzó récord de permanencia en cartelera en la historia de Broadway, cuando se estrenó en el Trail se esperaba estuviera presentándose solo en septiembre, de viernes a domingo, sin embargo la acogida del público determinó que se prolongara algunos meses más.

Esta obra por primera vez es interpretada por un artista cubano que, con virtudes como la constancia, la dedicación, la honestidad y la capacidad de soportar esfuerzos, ha recibido la tremenda recompensa del favor del público y de la crítica.

¿Qué elementos le interesaron de El cavernícola para querer interpretarlo?

Me gustó el planteamiento del texto, su intención de unir y no dividir, algo que siempre me mueve, y su triunfo mundial. Es un texto mágico que trata de explicar de manera divertida e inteligente las diferencias y desavenencias de hombres y mujeres. Es tal vez el éxito reciente más sonado del teatro en Miami, y agradezco por ello. Me he vuelto a sentir artista y actor haciendo El cavernícola.

Es un monólogo muy versionado, se dice que lo han visto más de ocho millones de personas en 45 países, y ha sido llevado a 15 idiomas. ¿Qué aportó usted al libreto?

Yo hice mi adaptación “cubano-miamera”; le puse mis chistes, mis ocurrencias, mis vivencias. Trabajé en el texto un par de meses. El presidente de la compañía islandesa dueña de los derechos me dijo: “durante los diez primeros minutos la gente no ríe, pero no te preocupes que la obra es así”. Pero yo no puedo estar diez minutos sin que la gente ría, me deprimo. Así que los primeros diez minutos los adapté.

¿Cuál ha sido la reacción de la crítica y del público?

Por ahí salió una crítica que parece que yo la hubiera pagado, ja ja…; dice que Rob Becker, sin saberlo, la escribió para mí. Es un gran piropo, y se lo agradezco al periodista. Pero el público lo ha hecho todo, con sus risas, sus aplausos, y con ese boca-a-boca que llenó el teatro cada semana. Jamás hice un espectáculo en el que cada noche al terminar todos se pusieran de pie… cada noche, ¡wow!

¿Cuáles considera fueron las claves del éxito de su programa Esta Noche Tu Night?

Fue un programa que le llevó a la gente una propuesta fresca de humor, atrevida y renovadora en el contexto de Miami, sobre todo fuimos honestos y no facilistas. ¿Qué es lo que ha triunfado siempre?, ¿hacer humor con la política cubana? Pues no hagamos eso.

En sus actuaciones en Esta Noche Tu Night, frecuentemente usted utilizaba una especie de “imparcialidad humorística”, ¿quisiera conceptualizar esto desde el punto de vista del humor?

No sé qué quiere decir imparcialidad humorística, supongo que se refiere a que íbamos “contra todas las banderas”. Creo que un comediante –que es un cuestionador de la sociedad–, no debe tener compromisos con tendencias políticas, no sería honesto usar el humor para hacer oportunismo político, sí para cuestionar a los políticos, porque si no lo hacen los comediantes, ¿quién lo va a hacer? Decía Martí: “El humor es un látigo con cascabeles en la punta”.

¿Usted conoce que este programa se ha seguido en Cuba y, a pesar de no estar en el aire, aún se ve?

Me hace feliz. Es mi país, es mi gente y fue regalado. No lo hicimos con ese propósito. Sucedió. Yo actuaba para el mercado en que estaba, Miami. Un día nos dijeron “el show es un súper éxito en Cuba”, y dijimos, pues tengamos esto en cuenta, y así empezamos a hacer cosas pensando también en la gente de la Isla.

Existen muchos rumores, en ambas orillas, sobre su regreso o no a la televisión. ¿Quisiera anunciar algo al respecto?

Estamos en ello hace mucho, ja, ja. Llevo más de un año peleando unas condiciones de trabajo y de contrato que me hagan un poco más feliz. La gente cree que es solo por dinero. Si solo me interesara el dinero sería banquero, no cómico.

¿A qué humoristas reverencia, y de cuáles aprendió más?

Mis referentes siempre fueron Chaplin, quizás el más grande del mundo; Cantinflas, seguramente el más grande en español; Leopoldo Fernández,1 en su época el más exitoso cómico cubano y con gran trascendencia en la radio latinoamericana. Después conocí a Gila,2 en España, y aprendí mucho viéndole, incluso le traté; también admiro mucho a Peter Sellers, el actor de La Pantera Rosa, Desde el jardín, y de otras genialidades. Guillermo Álvarez Guedes me influyó con esa manera única de contar un chiste y decir una palabra –que supuestamente es grosera– y seguir siendo elegante. Eso también es maestría.

De cierto modo me influyeron mis coterráneos Alejandro García (Virulo), en eso de hacer canciones de humor; Carlos Ruíz de la Tejera, en ser artista además de humorista y, por supuesto, mi padre, Leonel Valdés, mi maestro involuntario; de él aprendí que el cómico ante todo es actor.

¿Qué es lo que más recuerda de su relación con el público en Cuba?

Muchas cosas. Piensa que fue mi primer público y me dio grandes alegrías. Grandes no, inmensas. Fue una historia de amor: ellos me daban risas y yo me esforzaba en hacerlo mejor, en aprender, en sorprender. A partir de ahí, con esa colaboración, puedes ser libre para crear, para arriesgarte, hasta para equivocarte. Porque cuando te quieren, te perdonan, te justifican, te dan otra oportunidad y otra… El público en Cuba me mimó. Algunas presentaciones que hice en teatros y cabarets, fueron tan apoteósicas en cuanto a las risas que siento –aun sabiendo que el recuerdo idealiza–, que había una magia, un estado de gracia que no volví a vivir jamás.

¿Quisiera volver a presentarse en la Isla?

Cuba es mi tierra. Ahí vive un montón de gente que tiene las mismas raíces que yo, la misma infancia, lo que es fundamental. Cuando los cómicos cuentan su infancia al público de su tierra, esa infancia compartida con sus ternuras y sus miserias…, eso es insuperable.

Fronterizo

CristinitoPsicólogo

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Fotos: Cortesía del artista y archivos OnCuba

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