Adigio Benítez, un pintor “origámico”, reaparece con fuerza en la Biblioteca Nacional

La muestra, que se inaugura este jueves, abarca desde los años 70 hasta el 2000 y es un homenaje por el centenario de un creador que en sus lienzos manejó con soltura la difícil y milenaria técnica del plisado óptico o papiroflexia.

El pintor cubano Adigio Benítez (1924-2013) Foto: Universidad Central de Las Villas / Archivo.

El pintor cubano Adigio Benítez (1924-2013) Foto: Universidad Central de Las Villas / Archivo.

Uno de los grandes de la pintura cubana del siglo XX, el santiaguero Adigio Benítez, Premio Nacional de Artes Plásticas en 2002, será homenajeado por el centenario de su natalicio.

La exposición La poesía de las formas y el color, una amplia muestra de sus pinturas, se inaugurará este jueves a las 4:00 de la tarde en la galería “El Reino de este Mundo”, de la Biblioteca Nacional José Martí, en La Habana.

La muestra abarca desde la década de 1970 hasta el 2000, y es un homenaje del Consejo Nacional de las Artes Plásticas, la Biblioteca Nacional de Cuba y la familia del pintor —heredera de una valiosa colección—, al creador nacido en Santiago de Cuba el 26 de enero de 1924 y fallecido en La Habana, el 8 de mayo de 2013.

Obra del pintor cubano Adigio Benítez. Foto: Fondo de Bienes Culturales / Archivo.
Obra del pintor cubano Adigio Benítez. Foto: Fondo de Bienes Culturales / Archivo.

El también dibujante, diseñador y caricaturista político, recibió en 1994 la orden Félix Varela de Primer Grado, máxima condecoración que otorga el Estado Cubano en el sector de la Cultura. Por su legado pedagógico mereció el Premio Nacional de la Enseñanza artística en 2003.

Graduado en 1949 en la Academia de Bellas Artes San Alejandro, Benítez desarrolló una intensa actividad gráfica en publicaciones del Partido Socialista Popular, hasta el cierre del periódico Hoy, en 1953, donde era muy conocido su trabajo de sátira política.

Adigio Benitez

“Adigio Benítez es una figura solitaria en el contexto de la plástica cubana de los años cincuenta”, estimó Roberto Cobas, curador del Museo Nacional de Bellas Artes y un experto en la producción pictórica de la primera mitad del siglo XX.

“En un momento en que la pintura cubana se actualiza con los lenguajes renovadores de la abstracción, Adigio insiste en desarrollar un arte realista de profunda connotación social”, explicó el especialista.

A partir de la década de 1950, Benítez comienza sus primeros acercamientos a la pintura. En el período comprendido desde 1959 hasta 1986, año de su jubilación, produce el grueso de su obra, en la que se advierte una voluntad estética indagatoria.  

Obra del pintor cubano Adigio Benítez, perteneciente a la colección del Museo Nacional de Bellas Artes. Foto: Museo Nacional de Bellas Artes / Archivo.
Obra del pintor cubano Adigio Benítez, perteneciente a la colección del Museo Nacional de Bellas Artes. Foto: Museo Nacional de Bellas Artes / Archivo.

“Sin renunciar a la temática social, Adigio inicia búsquedas expresivas cercanas al pop, el op art, el expresionismo, el (semi)abstraccionismo… hasta el empleo del recurso visual del origami, que completan la silueta estética de este artista”, se lee en un artículo publicado en 2004 en la revista Opus Habana.

El recurso formal del plisado óptico fue consustancial a su estilo pictórico. El mismo se inspiró en figuraciones papirofléxicas provenientes de un arte —el de doblar el papel— que se originó en China​ alrededor del siglo I o II d. C. y luego arribó a Japón en el siglo  VI y se integró a la tradición japonesa del origami, célebre hasta nuestros días.

“En el Museo Nacional de Bellas Artes —por ejemplo— puede apreciarse un exponente de la conocida serie Soldadores, majestad plástica de su trayectoria como creador en la que confluyen poesía cromática y búsqueda formal”, añade el texto.

Obra del pintor cubano Adigio Benítez. Foto: Galería Villa Manuela / Archivo.
Obra del pintor cubano Adigio Benítez. Foto: Galería Villa Manuela / Archivo.

Las obras de Adigio Benítez “constituyen un desafío para los gestores de las infinitas formas que pueden derivarse del papel doblado, porque desde una estructura bidimensional crea formas dibujadas-pintadas que en la realidad no podrían existir”, apuntó Opus Habana.

“Desde los años 60, Adigio inició el camino del sello artístico que lo resume. Cualquier referencia visual sobre la base del dibujo, la pintura e, incluso, el grabado papirofléxicos, sabemos que pertenecen a su ingenio”, resumió la publicación.

Obra del pintor cubano Adigio Benítez. Foto: Artcrónica / Archivo.
Obra del pintor cubano Adigio Benítez. Foto: Artcrónica / Archivo.

Para un crítico como Tony Piñera, “el realismo fue protagonista de las historias pictóricas” de Adigio Benítez.

“La línea, la perspectiva, el trazo, el encuentro de personajes divinos, históricos, simbólicos…  constituyeron elementos básicos del arsenal creativo del artista que dominaba su espacio”, consideró Piñera, quien conoció de cerca al artista dado que ambos fueron compañeros de trabajo en el periódico oficial Granma.

De acuerdo con Piñera, con la serie Papirotes, cuyas primeras obras datan de 1965, Benítez “trataba de encontrar imágenes más cercanas de la fantasía que las figuras normales, aunque seguía siendo una visión de la realidad donde se desenvolvía”.

“Todas las personas, animales o cosas estaban convertidas en papel. En realidad, sus originales papirotes resultan la corporeización del trabajo manual que le sirvió de fuente de inspiración”, consideró el crítico.

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