Resulta casi imposible pasar por alto un cuadro de Alberto Lago. El cúmulo de colores y sensaciones que inundan sus piezas te traslada a diversos entornos y estados emocionales, tan diversos como cada ser humano.
Su arte no se puede ceñir a una insularidad, es libre para que cada persona le otorgue los significados y derroteros que desee, quizás por eso nos confirma que “nací en Cuba, es un hecho, pero eso no me define, me siento más terrícola”.
Hace poco menos de un año este joven pintor fue seleccionado como artista oficial de la vigésima edición de los Latin Grammy, hecho que lo “situó” (o reubicó) en el panorama de las artes visuales cubanas, algo que agradece, “todo artista necesita un poco de publicidad”, nos comentaba en aquel momento.
Luego de culminar su residencia artística en el Malévoz Cultural Quarter en Monthey, Suiza, Alberto, como muchos, fue sorprendido por la actual circunstancia del nuevo coronavirus, aunque esto no lo ha privado de mantenerse activo.
La iniciativa de las “camisetas de la felicidad” supone un intercambio de experiencias con el público, donde Lago expone el concepto de felicidad que cada persona le pida, estampado en una camiseta con su sello personal.
Pocas veces este artista abandona los colores vivos y los mensajes de felicidad en sus cuadros, para dibujar retratos en su mayoría en blanco y negro ¿Son estos dibujos un escape de ese mundo de fantasía de sus cuadros? ¿Una vuelta a la “realidad”? No precisamente…
El artista nos confiesa que “son dibujos bastante realistas, para mí constituyen solo un ejercicio técnico. Los hago en muy pocas ocasiones representando siempre a mi esposa”, aunque resulta extraño imaginarlo apartado de tantos colores y luz.
Las camisetas y mascarillas de la felicidad suponen una nueva línea de trabajo y de interacción con las personas. ¿Cómo ha sido esa experiencia?
Muy lindas experiencias con las camisetas… es curiosamente, una manera de investigación psicosocial. Mantener una conversación con un desconocido y escuchar, es muy importante escuchar a cada uno, cada cual distinto, fruto de su experiencia de vida… pero todos tienen una idea de la felicidad, algo importante en lo que se sienten realizados o satisfechos.
Cuando la camiseta está lista entonces la ofrezco como regalo, cada vez es una sorpresa porque veo feliz a la persona y eso me hace feliz a mí.
En anterior entrevista, mencionó que entre sus intereses musicales resalta la obra de Coldplay. ¿Cuánto influye la música en su proceso creativo?
Siempre fui amante de la música rock, del talento de sus estrellas. Coldplay es, como ya conoces, mi banda favorita, cuando escucho su música siento una energía incomparable, como una ola, un rush de magia, un sentimiento de expansión.
Mi obra y Coldplay han estado en una suerte de confluencia, por así decirlo, y me identifico con su mensaje, su expresión. También toda la tradición pictórica, las pinceladas… sobre todo de la pintura rusa, algo que algunos aprendimos fuera de contexto… esa pintura enseñó a pintar.
Además de la impronta del pintor Vincent Van Gogh, ¿cuáles otros referentes pudiera mencionarnos?
Cierta literatura claro, sobre todo la obra de Carlos Castaneda, pero también pudiera mencionar el arte psicodélico, los hippies… hasta el New Age y la contracultura, el cine y los TV shows.
¿Cuánto ha influido en su obra conocer nuevos territorios, la interacción con otras culturas y personas de otras latitudes?
Realmente no lo sé, si es cierto que tengo la oportunidad de intercambiar con personas, viajar a otros lugares, cada cual y cada tierra con aspectos diferentes, concepciones, todo eso se traduce en una especie de consciencia y de horizontes abiertos.
Suerte también de conocer a mi esposa, nos encontramos… así lo veo yo, eso para mí es importante, importante para la obra.
El tema de la felicidad es una constante en su carrera. ¿Qué representa en lo personal la felicidad? ¿Qué lo hace feliz en medio de tanta tragedia con la situación actual que vive el planeta?
Es mucho lo que se ha dicho de la felicidad… para mí puede ser una condición interna, una condición de consciencia y armonía, donde confluyen conceptos como la libertad y el amor, por ejemplo… pero también es aceptación y paz.
Para los tiempos que corren la felicidad se ha vuelto casi inalcanzable, aunque pudiera ser el estado natural del ser humano. El regreso a este sentimiento tanto social como mental solo se alcanzará en la unión y no en la división.
El problema más grave que afronta el mundo hoy es el desamor. Yo soy feliz cuando adquiero consciencia, cuando puedo amar y, por lo tanto, ser libre.
¿Hacia dónde nos conducen los paisajes y pasajes que se aprecian en sus obras?
Si te digo eso, entonces se acaba el misterio, ¿no?, puede ser hacia lo desconocido, a lo maravilloso o a lo indecible… pero quiero pensar que es, sobre todo, a la belleza.
