Arte Contemporáneo en Cuba

Es el año 1925 el que marca la llegada del pintor Víctor Manuel García desde Europa, con su obra La Gitana Tropical para reconocerse como el inicio del arte moderno en Cuba, pero no es hasta el año 1927 que el Grupo Minorista y la Revista de Avance, movimiento de renovación intelectual, convocan a la exposición de Arte Nuevo, que propone incorporar nuestro arte a grandes empeños del momento, pero sin abandonar su esencial cubanidad. A ese propósito se unen Eduardo Abela, Carlos Enríquez y Marcelo Pogolotti.

Se afirma lo nacional en la década de 1940, se expresa por primera vez lo criollo, nuevas tendencias, corrientes y estilos enriquecen el panorama nacional. Lo barroco en la línea y el color nos mantienen en sintonía con la producción internacional.

Amelia Peláez desde el cubismo pinta rejas y vitrales coloniales, Mariano y Portocarrero miran lo cotidiano de la ciudad y regresa a Cuba Wifredo Lam para pintar La Jungla, donde Picasso y lo negro se funden en un particular surrealismo. Solo cuentan en ese período los valores estrictamente pictóricos.

La escultura busca el ámbito social en el entorno urbano y realizan obras Rita Longa y Florencio Gelabert, se funda por Carmelo González la Asociación de Grabadores de Cuba.

Al triunfar la Revolución es el movimiento abstracto promovido por el grupo de Los Once el que se ha venido imponiendo desde los inicios de la década de 1950: Hugo Consuegra, Guido Llinás y Antonio Vidal, entre otros, constituyen la nómina de artistas.

En el movimiento liberador de esa época, se crean numerosas instituciones culturales, coexisten todas las generaciones y poéticas, lo que propicia una gran diversidad en el hacer, se aprecian obras de carácter épico, abstractos, entra el pop, lo mágico, la nueva figuración y, entre polémicas y acercamientos, se crea un clima de creatividad. Junto a los maestros están Raúl Martínez, Servando Cabrera, Acosta León, Antonia Eiriz, escultores como Mateo Torriente y Osneldo García, grabadores como Umberto Peña y Alfredo Sosa Bravo y existe un fuerte movimiento de Diseño Gráfico.

Surgen los primeros graduados de la Escuela Nacional de Arte, multiplicidad de planteamientos estéticos resultado de nuevos presupuestos estéticos, éticos y sociales, el expresionismo, el foto realismo y lo afrocubano caracterizan la obra de Pedro Pablo Oliva, Nelson Domínguez, Flora Fong, Roberto Fabelo, Ever Fonseca y Manuel Mendive; José Villa realiza su obra escultórica, es la llamada generación del 70.

Otro enfoque sobre todo para mostrar el arte surge en los años 80, después de la Exposición Volumen1 promovida por Flavio Garciandía al frente de un equipo de jóvenes, el espacio es ilimitado, se mezclan varios géneros, el artista se preocupa por la teoría y la participación del público.

La herencia conceptual de los años 80 se expresa en el afán instalativo que continúa en años posteriores, se vuelve al oficio, pues se inicia un intento de mercado, el objeto ya es terminado y estéticamente agradable, enfatizando el contenido del mensaje, es un arte comprometido con el hombre y sus circunstancias, las metáforas, la sátira y la ironía y el uso de las nuevas tecnologías reafirman el arte contemporáneo cubano.

La riqueza conceptual de Ernesto Rancaño, la visión metropolitana de Luis E. Camejo, la gráfica construida en los objetos de Abel Barroso, la autorreferencia en las obras de las artistas Mabel Poblet, Cirenaica Moreira o Sandra Ramos por solo mencionar algunos nombres, nos permite apreciar el valor y el nivel del arte contemporáneo cubano.

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