Cambio de producción: de aceite a… arte…

¿Quiere ir a la Fábrica de Arte Cubano, la actual aventura de X Alfonso? No tiene pérdida: láncese 26 abajo, bordeando El Fanguito, hasta que a su izquierda vea el Puente de Hierro y a su derecha la añorada Posada de 11. Ahí, donde muere el P3 cuando viene de Alamar, en esa mole de ladrillo de cuya entraña nace una chimenea que nos recuerda cuando el aceite venía en latas de 5 galones… ahí se fabrica Arte…

Hasta hace poco uno entraba y creía haber invadido un sueño de Trent Reznor, de tanta música de taladros y martillos que aún remodelaban lo que fue hasta hace unos meses un vetusto almacén de la Industria Pesquera, del que se enamoró X un día que llegó buscando locaciones para un videoclip. Hacía tiempo buscaba un espacio propio para un proyecto que durante un tiempo tuvo su casa en el recinto ferial Pabexpo…

“Aquello se ponía a full”, reconoce el músico de trenzas negras como la estrella tatuada en su hombro, y lamenta que durara tan poco, porque estaban prestados en un lugar que también era sede de eventos tan variados, como un torneo de esgrima o una feria artesanal. Así que cerró la Fábrica hasta que tuviera donde existir, sin susto…

Bueno, ese lugar ya está. Unos días antes de su reciente inauguración -afectada por la inesperada muerte del trovador Santiago Feliú- uno podía colarse y perderse por los vericuetos de la nave principal de la FAC, cuya decoración acentúa el espíritu industrial que querían sus promotores.

En los pasillos que hacen las veces de galería de artes plásticas cuelgan cuadros, instalaciones, discos de vinilo, postres, cojines, gigantescos palitos de tendedera, obras que saltan de lo figurativo a lo conceptual, con guiños al arte-pop, y hasta una barra de “self-service” donde uno puede servirse la ideología que guste, de Gramsci al Duce, pasando por Morrison, el Che o Bob Marley…

El equipo encargado de la curadoría y la ambientación acertó con este sugerente uso de pasadizos al acecho y escondites propicios, adornados con las obras de 33 artistas que pasaron el primer tamiz: la Fábrica está abierta a todos, siempre y cuando la propuesta tenga calidad. Algunos de los “operarios” que tributan ya a esta sui generis factoría son Eduardo Abela, Zaida del Río, Nelson Domínguez, Eduardo Roca “Choco”, Aimée García, Roberto Diago, Carlos Guzmán, Luis Enrique Camejo, Esterio Segura, Reinier Novo y Ernesto Rancaño.

Otro incentivo para ir a la Fábrica será su zona de WiFi local, una intranet con una base de datos de artistas cubanos, de la cual se podrá incluso descargar música, carteleras culturales e informaciones afines, explicó Alfonso, quien recalcó que la navegación será exclusivamente local, para que nadie se haga ilusiones…

Eso sí, como soñar todavía es gratis, los gestores no descartan que algún día puedan vender sus entradas on-line. Por lo pronto, la idea es armar una programación de seis meses, de manera que las entradas (50 pesos cubanos) pueden comprarse con mucha antelación, para garantizar un cupo en algunos de los festivales con los que tiene revisto cooperar la Fábrica, por ejemplo, el Peace and Love o el Johann Sebastian Bach, de música alternativa y clásica, respectivamente.

Entre los propósitos de este “nido de creadores” -como lo definió X en diálogo con OnCuba- está trascender sus muros e involucrarse con la comunidad, a través de proyectos ambientales y de apreciación artística, así como ofrecer talleres tanto para aficionados como para alumnos de escuelas como el Instituto Superior de Diseño, la Facultad de Medios Audiovisuales o la Academia San Alejandro.

A medida que vayan funcionando las cosas, irá cogiendo forma un manual o guía para replicar en Santiago de Cuba y Santa Clara esta experiencia que aspira a ser sustentable. X nos confirmó que él estará detrás de cada nuevo proyecto…

Al preguntarle por qué se enreda en esos líos, nos responde que su propósito es dejar una huella en la vida. “Me parece súper una cosa como esta, que la gente venga e interactúe con los artistas, que hayan 200 creadores generando ideas…”, explicó.

¿Acaso estos tiempos de apertura son propicios para la creación?

“No sé si será más o menos propicio, solo sé que ESTE es el momento, y espero que la Fábrica estimule más proyectos que contribuyan a enriquecer la espiritualidad del cubano. Ojalá nos copien…”, concluyó.

Fotos: Roberto Ruiz

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