¿El Someillán en la lista de compras estadounidense?

Una aguja encajada en la esquina de las calles Línea y O, frente al Malecón. Eso parece el Someillán, con su desmesurada altura y la parquedad arquitectónica de muchas construcciones modernas de La Habana.

Luego de años de remodelaciones bajo la gestión de la Inmobiliaria Palco, todo indica que parte del recinto se convertirá en una de las residencias de la nueva embajada norteamericana en Cuba.

El edificio se ubica en una zona exclusiva del Vedado, cerca de los hoteles Capri, Nacional y Habana Libre. Fue erigido en 1957 con 30 pisos, ateniéndose a los diseños y cálculos de Fernando R. De Castro Cárdenas y José A. Vila Espinosa. Tiene garaje, apartamentos amplios de aproximadamente 700 metros cuadrados, y una vista envidiable de la ciudad.

A unos 400 metros a su izquierda se ubica la otrora Oficina de Intereses, que de a poco se ha convertido oficialmente en la embajada de Estados Unidos en Cuba. Treinta metros al frente del Someillán está el monumento a las víctimas de la explosión del acorazado Maine, encima de cuyas columnas estuvo el águila  derribada en 1961, luego de los combates de Girón, como símbolo de la fractura entre ambos países. Toda una metáfora del nuevo juego político entre Washington y La Habana.

“Ya casi terminamos aquí. Llevamos meses trabajando, pero antes de nosotros hubo otros porque nos traen según la fase en que se encuentre la obra”, comentó a OnCuba un obrero, que prefirió el anonimato. El joven movía los escombros de las últimas remodelaciones, entre el enorme edificio y otra construcción de menos plantas conocida como pequeño Someillán, ubicada unos metros más adentro de la calle Línea.

“Lo que nos dijeron a nosotros es que puede ser para una embajada, un hotel, o viviendas particulares. No sabemos exactamente quién lo ocupará”, afirmó.

Pero un mulato bajito, regordete, experto en retocar con masilla los interiores de apartamentos de lujo, comentó exaltado: “¡Todo el edificio es para los americanos!”. Y abría las manos, sucias del emplasto blanquecino que usan para tapar grietas y hoyos.

El interés para algunos apartamentos del Someillán es vox populi; un rumor confirmado por recientes documentos del Departamento de Estado, publicados en el Federal Procurement Data System, que dan cuenta del presunto alquiler del pent-house de la edificación por el gobierno norteamericano, así como su ampliación y la de otros departamentos.

Los reportes de gastos, sacados a colación por el periodista Tracey Eaton, revelan que el 3 de junio de 2015 la Oficina de Intereses en La Habana pagó 4 414.03 USD a la empresa Star Creations Inc., de Brooklyn, por “un equipo de cocina y electrodomésticos para el penthouse Someillán”.

No se sabe aún si la embajada de Estados Unidos –cuyas representaciones diplomáticas son famosas por el enorme personal del que disponen– solo tiene al penthouse en su lista de compras, o también otras propiedades en el mismo edificio arrendadas a la inmobiliaria estatal Palco. Pero podemos hacernos una idea si revisamos otras transacciones recientes. Por ejemplo la adquisición “para los apartamentos Someillán” –así, en plural– de más equipos electrodomésticos y de cocina, realizada a Caprice Electronics (también de Brooklyn) por el valor de 20 480.90 USD.

Tiene una vista privilegiada el penthouse del Someillán. Allí, frente a los colores del atardecer, se pueden aliviar tensiones, con la brisa del mar que comparten ambos países.

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