Los Soneros Dorados de Cuba

El Club de los Soneros Dorados. Foto: Ernesto Mastrascusa / EFE.

El Club de los Soneros Dorados. Foto: Ernesto Mastrascusa / EFE.

Visten de traje y sombrero como los músicos de antaño, y de alguna manera lo son. En una época signada por el pastiche y la fusión, ellos insisten en ir a la raíz, en partir de lo más auténtico aunque sin desdeñar la modernidad. Son los Soneros Dorados, integrantes de un proyecto que en poco tiempo pudiera acaparar titulares en todo el mundo.

Músicos de varias generaciones y distinguida trayectoria forman el proyecto, aún no acreditado como grupo musical pero ya con un primer y promisorio resultado –visible, audible– en las manos: el disco Pregones Dorados, que será presentado oficialmente a fines de marzo bajo el sello discográfico Egrem.

Carlos Sanabia, compositor y director de los Soneros Dorados. Foto: Ernesto Mastrascusa / EFE.
Carlos Sanabia, compositor y director de los Soneros Dorados. Foto: Ernesto Mastrascusa / EFE.

El compositor y productor Carlos Sanabia, de Santiago de Cuba, es el alma y gestor del Club de los Soneros Dorados. Suya fue la idea de reunir, primero en un estudio de grabaciones y luego en el escenario, a legendarios cantantes como Eduardo “Tiburón” Morales, Félix Baloy, Pedrito Calvo y Rolando Montero “El Muso”, con voces más jóvenes pero ya reconocidas como las de Haila María Mompié, Mayito Rivera y Carlos Calunga.

Junto a ellos, grandes instrumentistas como Pancho Terry (chequeré), Filiberto Sánchez (timbal), Lázaro “El Fino” Rivero (contrabajo), Alberto “La Noche” Hernández (percusión), Eduardo “El Niño Prodigio” Brínguez (trompeta) y el carismático tresero Cotó, bajo la dirección musical del pianista David Alfaro.

“La música tradicional ya no es tan popular en Cuba como décadas atrás y nuestra intención es hacer crecer esta tradición auténtica cubana”, dijo Sanabia en el lanzamiento de la formación, la tarde de este lunes en el Hotel Iberostar Parque Central de La Habana.

Para lograrlo, los Soneros Dorados no apuestan por temas antológicos del son cubano sino por composiciones contemporáneas que conservan el espíritu y la sonoridad de los clásicos. Títulos como “Pregones dorados” –que da nombre al disco–, “Rivera azul” y “La boda del son y la rumba”, aparecen en el álbum de la Egrem y sirven como carta de presentación a un proyecto que debe comenzar su recorrido internacional a inicios de junio en Colombia.

Varios son los desafíos que tienen por delante los Soneros Dorados. Entre ellos, lidiar con la sombra del Buena Vista Social Club, sin dudas el proyecto de música tradicional cubana más célebre en todo el mundo –“que abrió un camino que siempre debemos agradecer”, en opinión de Sanabia– y al que reconocen como una inspiración al igual que a la formación puertorriqueña Fania All Star, que “en realidad era pura música cubana”.

Además, deberán armonizar sus agendas y proyectos individuales para mantenerse unidos sobre los escenarios, ya sea como parte de la agrupación base o como invitados; y lograr conectarse con el público cubano, en particular con la juventud, para emular con el creciente consumo de géneros extranjeros y de la llamada música urbana.

“Queremos que el son gane adeptos frente a los géneros de moda”, comentó Sanabia y en esa dirección apunta el primer video clip del proyecto, dirigido por Henry García, el cual se apropia del lenguaje de las redes sociales con la intención explícita de atraer un público juvenil.

Hablan los soneros

Haila es, al menos por el momento, la única voz femenina de los Soneros Dorados. Para “la Diva del pueblo” –como decía su canción– “es una suerte formar parte de este maravilloso proyecto y ser la única mujer entre tantos cantantes auténticos que han defendido el son toda su vida”.

Ella, como varios integrantes del proyecto, nació en Oriente y siente que la música tradicional corre por sus venas.

“Tenemos una riqueza musical inmensa –afirma– y creo que las nuevas generaciones deben conocer esa riqueza. A la juventud hay que mostrarle toda nuestra música, que conozca la grandeza del son no solo para Cuba sino para todo el mundo”.

De opinión similar es Pancho Terry, quien pondera al Club de los Soneros Dorados como “un grupo que une a músicos que no siempre hemos tenido la posibilidad de encontrarnos en un proyecto”.

“Esta es una oportunidad para aportar a la calidad musical de la juventud cubana –dice Terry. Creo que debe hacérsele llegar a las escuelas esta música y toda la música cubana, la mejor, la de nuestras raíces, para que eso pueda reflejarse en su formación y en su trabajo. Tenemos esa responsabilidad.”

Tiburón Morales. Foto: Ernesto Mastrascusa / EFE.
Tiburón Morales. Foto: Ernesto Mastrascusa / EFE.

Para el octogenario “Tiburón” Morales, quien se define como “un guajiro de verdad”, es un orgullo “seguir la tradición de Miguelito Cuní, de Benny Moré, de Tito Gómez, de Miguel Matamoros, de Sindo Garay”.

“Con este proyecto estamos en el lugar que nos pertenece –asegura la voz líder de la legendaria orquesta Son 14. El himno, la bandera y el folclor tienen que estar unidos, porque de lo contrario, estamos perdidos.”

Carlos Calunga, que durante varios años fue una de las voces del Buena Vista Social Club, dice sentirse privilegiado por esta nueva experiencia.

“Aprendí a amar el son al lado de los grandes, de Ibrahim Ferrer, de Rubén González, de ‘Cachaíto’ López, de Manuel Galván… Ellos me enseñaron que esa música es nuestro patrimonio, y en este nuevo proyecto puedo seguir siendo fiel a sus enseñanzas y mantener en alto el nombre de Cuba.”

Finalmente, Pedrito Calvo –uno de los cantantes cubanos más populares desde su paso por Los Van Van– agradeció a la Egrem y a Carlos Sanabia por la conformación del proyecto.

“Esto es un trabuco –opina. Todos los cantantes tenemos que esforzarnos y ‘ponerla bien’ para estar a la altura, sin rivalidad y con mucho orgullo, porque lo que estamos defendiendo es la cultura cubana.”

Salir de la versión móvil