Pedro Pablo Oliva y el arte como arma

Entre las obras más llamativas de la reciente Bienal de La Habana estuvieron sus esculturas en la Plaza de Armas.

"El héroe", de la serie "Navegantes", escultura en bronce de Pedro Pablo Oliva. Foto: cortesía del artista.

"El héroe", de la serie "Navegantes", escultura en bronce de Pedro Pablo Oliva. Foto: cortesía del artista.

Pedro Pablo Oliva es un mago del color y de las formas. Su universo onírico y simbólico llega al espectador en esculturas, telas y cartulinas directamente desde su alma, desde su espíritu.

Pinareño fiel a sus raíces, distinguido con el Premio Nacional de Artes Plásticas en 2006, deja un pedazo de sí en cada una de sus obras. En la concluida Bienal de La Habana se lo pudo observar en varios sitios a los que OnCuba llegó para conversar con él.

“Participé, gracias a la Oficina del Historiador de la Ciudad y a Eusebio Leal, con esculturas en bronce en el espacio público. Tres de las esculturas: Clementina, la siesta y el gato, de la serie “Sillones de mimbre”; El beso, de la serie “Alegrías y tristezas del Malecón”; y El tierno amor de Bustelo, se ubicaron en la Plaza de Armas en la esquina de Obispo y Oficios.

“Me comentan que la gente ha pasado por allí y abrazado las esculturas, hay quienes se han preguntado si es una tradición limpiarlas o tocarlas, como en algún momento se convirtió en tradición, porque daba buena suerte, tocarle la barba a la escultura del Caballero de París, de Jose Villa, situada en la Plaza de San Francisco de Asís.

Pedro Pablo Oliva / Foto: Cortesía del artista / Archivo.
Pedro Pablo Oliva / Foto: Cortesía del artista / Archivo.

“Estoy contento con que las personas se acerquen a mi arte y les genere disfrute o esperanzas. En la Bienal también exhibí la escultura Novia llorando, un canto a los amores que se han roto por la emigración, un llanto de orillas.

“En Pinar del Río, en la muestra ‘Vitral de Vueltabajo’, presenté un, digámosle, gesto, una intervención en los 3 metros de pared que me dieron para exponer. Es un lienzo pequeño rojo que se llama “Naturaleza Muerta no. 349”, un homenaje a Lázaro Saveedra.

“Es algo inusual en mi trabajo, creo que desde los años 80 no pintaba una naturaleza muerta, pero mi amigo Saavedra me enseñó que el arte es un arma de lucha. En el OPEN estudio, en el taller La Mina de La Habana Vieja, también muestro dibujos de la serie “Los fantasmas de la Utopía” y esculturas de formato pequeño y mediano.”

Obra sin título, de Pedro Pablo Oliva. De las serie "Fantasmas de la utopía". Técnica mixta sobre cartulina, 152x112cm.
Obra "Pequeña historia de amor", de Pedro Pablo Oliva. De la serie "Balcones". Técnica mixta sobre cartulina, 76x56cm.
Obra "La muchacha de las lechuzas", de Pedro Pablo Oliva. Técnica mixta sobre cartulina, 152x112cm.
Obra, "Las flores y un gato", de Pedro Pablo Oliva. Técnica mixta sobre tela, 140x110cm.

¿En que han consistido formal y conceptualmente sus obras en esta edición del evento?

Mi propuesta para la Bienal fue algo en lo que vengo trabajando con intensidad en los últimos años, mis nuevos hijos: las esculturas. He descubierto placer en expresarme en la tridimensionalidad, de jugar con las formas, los espacios en blanco. Creo que el espacio tridimensional es algo que me impone nuevos retos y que sueño con dominar. Pero todavía no creo que soy escultor, así que juego como un niño con plastilina.

He encontrado un gran equipo en RUN Art Foundry, en Miami, con Uldis López a la cabeza. Tengo allí alumnos, amigos y eso me genera placer. Sentir que aprendo con ellos, discutir temas de arte, de política, de cosas de la vida cotidiana, escuchar chistes mientras trabajo. Sentirme esencialmente cubano entre ellos.

Escultura en bronce "Novia llorando"; de Pedro Pablo Oliva. Foto: Cortesía del artista.
Escultura en bronce. "Clementina, la siesta y el gato", de la serie "Sillones de mimbre", de Pedro Pablo Oliva. Foto: Cortesía del artista.
Escultura en bornce "Espantado de todo", de la serie "Sillones de mimbre", de Pedro Pablo Oliva. Foto: Cortesía del artista.

¿Qué significa para usted como artista haber participado en esta edición de la Bienal de La Habana?

Bueno, sabes, estoy viejo. Nada me asombra. Formo parte de un grupo que vio nacer la Bienal y nada me parece novedoso. He visto tanto ya que me parece que estoy en la Feria de Arco o en la Bienal de Venecia. Eso sí, me gusta ver a los jóvenes expresarse. Porque de ellos bebo nuevas ideas, me lleno de inquietudes, genero nuevas maneras de hacer.

¿En qué etapa considera se encuentra ahora mismo dentro de su trayectoria?

En la peor. Estoy en un momento en que no creo en nada. En un momento en que me cuesta sentir que lo que hago o digo vale la pena. Pero ya estoy acostumbrado, no es la primera vez que me siento así. Me ilusiona pensar que momentos así generarán cambios en mí. Veremos qué pasa. Los cambios pueden ser para bien o para mal.

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