Un dos pa’ dos en el barrio

Foto: Yariel Valdés

Cuando cae la tarde, una de las cuatro esquinas del barrio Villa Josefa, en Santa Clara, se convierte en un estadio de pelota. El juego se arma de un momento a otro, y pueden formar parte del team niños, adolescentes, jóvenes, no tan jóvenes, muchachas, estudiantes, desempleados, y cualquiera que sepa al menos dar un swing.

El terreno es estrecho y transitable y los árbitros son los propios jugadores, quienes se encargan de velar por que se cumplan las reglas del juego, creadas especialmente para esta pelota callejera. La zona de strike no es más que un poste de electricidad, y si la pelota choca allí, el bateador es automáticamente declarado out.

En cambio, si la pelota, confeccionada con medias en desuso, pica en la calle, significa una carrera, y cada “pitcher” tiene el deber de lanzar a la “bamba”, o sea,  tan suave como sea posible, a no ser que el propio bateador solicite más velocidad. El partido dura solo tres innings y la novena, por reducción de plantillas, queda mutilada a dos por cada equipo.

Jugar sin lomita, home club, con un solo guante, con bates que suenan a tubería, sin cascos o con los pies desprovistos de suelas, es ya parte de la vida de muchas generaciones de cubanos, quienes, pese a tantas penurias, no se cohíben ante la emoción cuando una pelota se pierde en alguna azotea vecina. Aunque esto signifique el precipitado final del juego porque ya no hay otra con la cual seguir.

Vea más fotos en la página personal del autor.

Salir de la versión móvil