Vestiphobia, conversación complicada en la Fábrica de Arte

Uta Bekaia en Galería Taller Gorría. Foto: Andrzej Bialuski.

Uta Bekaia en Galería Taller Gorría. Foto: Andrzej Bialuski.

Vestiphobia no es un espectáculo cómplice. Todo lo contrario. Es una provocación y un diálogo constante con el espectador acerca de la industria de la moda y el arte vestible. Del 23 al 26 de febrero la Fábrica de Arte Cubano le reservó su Nave 3.

“¿Quién ha tenido un mal día en un par de Levi’s? o “Eso te queda como el pecado” son algunas de las ideas en la línea narrativa de este proyecto bilingüe que se comunica con el público a través de múltiples lenguajes: danza contemporánea, actuación, instalación de video y música en vivo.

Berta Jottar. Foto: Andrzej Bialuski.
Berta Jottar. Foto: Andrzej Bialuski.

“Esperamos que las capas de todos estos géneros creen una conversación complicada sobre nuestra relación con la ropa, especialmente en un país como Cuba donde la moda es un fenómeno muy diferente al resto del mundo. Más que de moda, acá habría que hablar de estilo, el cual tiene que ver no solo con la condición económica sino con la cuestión cultural, con ciertas formas de “resolver” que son muy particulares de este país. Para nosotros es fabuloso estar en un lugar donde la moda responde a la idiosincrasia, al momento histórico y no a las grandes tendencias del mercado internacional que terminan siendo superficiales”, explica Berta Jottar, una de las productoras de Vestiphobia.

Vestiphobia Cuba, la extravagancia de la moda

Tres artistas están detrás del proyecto. Willard Morgan, escritor y actor neoyorquino, que ha creado un monólogo que interpreta en el tercer acto del show junto a la actriz cubana Yessica Borroto; para dirigir esa puesta en escena se unió al proyecto el cineasta Steve Fagin.

“Él es muy excéntrico, así que ha puesto a los actores en un contraste total, los ha enfrentado en el escenario en un duelo bicultural. Steve es judío como Morgan, de la misma generación y ambos vienen de una tendencia de izquierda dentro del arte, así que es muy interesante que estén trabajando juntos”, dice Berta.

Finalmente se suma al dúo Fagin-Morgan el diseñador Uta Bekaia, quien ha dirigido la confección del vestuario de Vesiphobia en la Galería Taller Gorría, en La Habana Vieja. Luego de varios días de trabajo en Cuba, diseño de trajes extravagantes y creación continua, el performance es el lugar donde culmina la combinación de todos los elementos del proyecto y donde se exhiben las piezas creadas por diseñadores cubanos y estadounidenses, adaptando el concepto de Vestiphobia a Cuba.

El espectáculo fue traído a La Habana gracias a la gestión de la productora Grettel Carbó, y en él participó por Cuba un conjunto de más de treinta artistas, entre quienes se cuentan René de la Cruz, Francis del Río y Katia Aislen.

A través de su combinación de moda experimental, video arte, música, danza y narrativa autobiográfica, Vestiphobia tiene como objetivo entretener y enriquecer nuestra comprensión de la ropa a través del tiempo; como necesidad, lujo, arma, escudo y, bajo la forma de mercadotecnia industrial, un opio para las masas.

A propósito de esta experiencia de trabajo compartida entre artistas de ambos países y la creación del espectáculo final, OnCuba conversó con el director artístico del proyecto, Uta Bekaia, un diseñador nacido en Georgia, quien después de esta primera visita a la Isla, habla de las similitudes que halló con su país de origen: “Para mí ha sido como estar allá pero en ambiente tropical”.

¿Cuál es el concepto detrás de Vestiphobia?

El proyecto trata sobre nuestra relación con la ropa y cómo eso nos afecta. Significa “fobia al vestirse”. El performance se ha estado trabajando por cinco años. Todo comenzó pensando en un dandy, que es una persona muy refinada al vestir, con mucho conocimiento de la moda.

Además está inspirado en el poeta Oscar Wilde y en el pintor medieval Jerónimo Bosch, y luego todo eso dio forma al proyecto actual. Es un proyecto multimedia porque no se trata solo de moda sino de todo lo que gira en torno a ella. Es poesía, sonido, movimiento, video… tiene muchas capas y una de ellas fue también el taller de vestuario que realizamos acá estos días.

¿Cómo se articulan todos esos elementos dentro del espectáculo?

Es en el espectáculo donde los elementos cobran sentido y se unen como un proyecto multimedia, donde hay diferentes puntos de vista que convergen en un punto común.

Cuando pensamos el show para Cuba me llamó la atención que aquí no existe una fábrica de producción masiva de ropa. Me gustó la idea de crear una pieza de arte en este contexto; y fue lo que sucedió en el taller, donde creamos vestuario cultural. Me gusta mucho el hecho de que aquí el vestuario sea una forma de expresión más que un negocio.

¿Cuánto se ajusta el concepto de Vestiphobia a la línea de trabajo de Uta Bekaia? ¿Qué representa en lo personal este proyecto para ti?

La industria de la moda siempre ha sido un mecanismo para hacer dinero y crear un mercado, pero yo no soy un diseñador de ropa, soy un artista y cada pieza que hago es una obra de arte, es diferente, única. Entonces esta forma de hacer vestuario representa también un modo de hacer arte contemporáneo.

Vestiphobia tiene que ver con formas arcaicas de hacer vestuario pero de un modo nuevo y a la vez antiguo.

¿Cómo resultó la experiencia de unir artistas cubanos y estadounidenses en el taller de diseño de vestuario?

Ha sido una colaboración entre todas las fuerzas donde la energía ha sido muy positiva. Fue muy interesante verlos trabajar porque sin tener mucha información tomaron los materiales e hicieron arte puro.

Usamos todos los materiales que encontramos, de hecho, todas las telas son recicladas. Una de las ideas del proyecto era justamente darle una nueva utilidad a cosas que fueron usadas antes, algo así como darle vida eterna.

¿Qué muestra el espectáculo presentado hasta mañana domingo en FAC?

Veremos cómo todo se une. Es la parte más teatral del proyecto. Ahí se exhibirán todos los vestuarios que se confeccionaron en el taller.

Visualmente es muy espectacular: bailarines de danza contemporánea, artistas visuales, actores… Será algo muy raro. Un performance de 4 actos que en dependencia de la relación con el público durará de una hora y media a dos.

¿Llegará Vestiphobia a otros países después de Cuba?

Lo que hemos hecho acá es un experimento, es la primera vez que el proyecto sale de Estados Unidos, así que veremos cómo lo recibe acá la gente, qué tipo de efecto tiene, y a partir de eso sabremos cómo continuar.

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Vestiphobia propone a mujeres y hombres inmersos en la cultura de la moda, pensar su rol como parte de una de las industrias creativas más pujantes del momento; buscar un sujeto más allá del vestido, en su identidad y pluralidad, sin que ambas resulten dicotómicas, y propiciar la libertad de sus cuerpos, al mostrar todas sus identidades y desenmascarar prejuicios o represiones cotidianas. Urge una audacia creativa que salte por encima de la reproducción de modelos estandarizados y genere la búsqueda de novedosos patrones identitarios surgidos del talento libre que trabaja fuera de las “grandes” marcas y desconectado de la tendencia al éxito global que persiguen estrellas, corporaciones y zombis, a costa de su propio confort y felicidad.

Roberto Zurbano

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