A un año de «Furious 8» en La Habana

Filmación de Rápido y Furioso 8 en La Habana. Foto: Izuki Pérez

Filmación de Rápido y Furioso 8 en La Habana. Foto: Izuky Pérez.

“La secuencia con la que se inicia la película más reciente es más histórica que las demás”, dice The New York Times sobre la primera toma hollywoodense en Cuba desde que se impusiera el embargo económico de Estados Unidos en 1960.

Se trata de la escena de Rápido y furioso 8 donde Dom Toretto (Vin Diesel) en un Chevrolet Fleetline de 1950 y el antihéroe Raldo (Celestino Cornielle) en un Ford Fairlane de 1956, se abren paso entre calles de La Habana. La “parte cubana” del filme, estrenado el 14 de abril, ocupa poco más de veinte minutos del metraje total.

“Nunca has visto Cuba de la forma en que nosotros la presentamos”, dijo el director de la película, F. Gary Gray en una entrevista con el periódico neoyorquino donde habla, un año después, sobre la prefilmación y su experiencia en Cuba durante el rodaje.

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“Representamos a Estados Unidos cuando salimos del país y fácilmente podríamos causar un incidente internacional si tomábamos una mala decisión”, dice Gray a propósito de sus primeras conversaciones con Washington. Se negoció “desde el equipo hasta el servicio de comida. (…) tuve que explicar los detalles de cada toma, cada ángulo y cada carretera en la que filmaríamos.” Sobre la negociación con la parte cubana, apenas comenta que “fueron muy amables. Durante la preproducción viajamos mucho a Cuba y pudimos ver los cambios. (…) una locación se veía de cierta manera, pero volvíamos al mes siguiente y las carreteras ya estaban pavimentadas”.

‘Fast’ pero con calma

Gary dijo que estaba «feliz» de que les hubieran permitido filmar en La Habana. «Pero tuvimos que enfrentar los retos de grabar una película de esta envergadura en un país que no tiene la infraestructura para respaldarla”. La saga de carreras de autos más conocida del mundo que se ha movido por los cuatro puntos cardinales: Los Ángeles, Japón, Londres, Río de Janeiro, Abu Dhabi… En todos los casos habían contado con una conexión veloz a internet y otras facilidades tecnológicas.

“Tuvimos dificultades para enviar y recibir correos electrónicos. El servicio de telefonía celular y las llamadas a Estados Unidos fueron extremadamente difíciles. Casi necesitamos un equipo de científicos para poder resolver problemas muy sencillos. Pero yo diría que, lo que perdimos en comodidad fue compensado con la emoción y la estética.

“Teníamos un día completo de rodaje y no podíamos ver las tomas durante días y, en algunos casos, un par de semanas. Cuando estás rodando con cinematografía digital, el tamaño de los archivos es enorme, y no tenían internet de banda ancha para enviar las imágenes y después recibirlas con sonido procesado.

“Así que enviamos a empleados a Estados Unidos para que procesaran los archivos y nos los trajeran en un disco duro. Era como enviar una paloma mensajera a Florida, y ya sabemos cuánto tiempo tardan las palomas. (…) Debimos contratar a 100 lugareños para bloquear un tramo de 20 cuadras, porque había más de 10.000 personas que nos veían filmar”, dijo a propósito de sus desafíos logísticos.

Foto: Universal Pictures.
Foto: Universal Pictures.

El director mencionó que quería usar un dron para el rodaje, “pero no nos dejaron traerlo”. En su lugar, trajo un helicóptero. Sería la primera aeronave estadounidense en ser admitida en La Habana después del 17 de diciembre de 2014.

“A los lugareños quizá les parecía una nave espacial”, exageró Gray, quien dispuso una “pantalla enorme para que los lugareños vieran qué estaba filmando el helicóptero. (…) Muchos de ellos nunca han estado en un avión. Vimos que les empezaban a salir lágrimas de los ojos. Entonces comenzamos a llorar porque ellos estaban llorando. Fue un momento compartido con el que nos dimos cuenta de lo especial que era para ellos…”.

Foto: David Garten
Foto: David Garten.

En un país donde un realizador nacional puede atravesar un proceso engorroso para obtener un permiso de filmación que a veces ni siquiera llega a término, muchas calles del centro de la ciudad estuvieron bloqueadas entre el 20 de abril y el 5 de mayo para la mega producción hollywoodense. Vecinos y transeúntes de La Habana Vieja, Centro Habana y Plaza de la Revolución asistieron al despliegue gigantesco de imponentes Hollywood Trucks que movían todo el equipamiento necesario para el rodaje, que como tal comenzó el viernes 22.

Un gigantesco plató de bajo costo

El cierre de calles, la contratación de personal local y la poca información sobre las ganancias que reportó la película fueron aspectos polémicos de aquellos días. El escritor Arturo Arango citaba una publicación que identificaba como ventajas de filmar en Cuba en “las playas y montañas, carreteras, ferrocarriles y algo de una infraestructura de transporte. El país también tiene una industria del entretenimiento con profesionales capacitados. La comida es barata y la mano de obra es sustancialmente menos costosa de lo que sería en los EE.UU”.

“Mientras en otros ámbitos de la cultura ha primado el respeto mutuo, estas noticias en torno al audiovisual colocan a nuestro país como una enorme maquila: paisajes, técnicos, seguridad ciudadana y trabajadores a los que se pueden pagar bajos salarios es lo que podemos ofrecer. En el único momento en que la realidad cubana aparece, está deformada hasta lo grotesco.

Filmación de Rápido y Furioso 8 en La Habana. Foto: Izuki Pérez
Filmación de Rápido y Furioso 8 en La Habana. Foto: Izuki Pérez
Filmación de Rápido y Furioso 8 en La Habana. Foto: Izuki Pérez
Foto: Izuky Pérez.
Filmación de Rápido y Furioso 8 en La Habana. Foto: Izuki Pérez
Filmación de Rápido y Furioso 8 en La Habana. Foto: Izuki Pérez

Por su parte, el presidente del instituto de la cinematografía cubana –ICAIC–, Roberto Smith, comentaba que “Cuba siempre ha sido una opción muy cotizada para producciones extranjeras (…). Junto al clima, los atractivos naturales y la belleza de nuestras ciudades, los productores extranjeros encuentran un talento artístico y técnico de muy alta calificación; una elevada capacidad de organización y ese ambiente cálido y hospitalario que nos distingue”.

Smith explicó entonces que el rodaje de Rápido y Furioso 8 clasificaba como “servicio a la producción cinematográfica extranjera”, cuyos objetivos son “ingresar divisas para el cine nacional e incrementar las oportunidades de empleo para los técnicos y artistas cubanos”; sin que esto signifique “que debamos estar de acuerdo con la propuesta artística o estética del filme (…)”.

Anunció que las utilidades se utilizarían “tanto para la producción de nuestras películas, como para el fortalecimiento de la capacidad industrial del cine cubano. Es una aspiración, por ejemplo, que el país complete las costosas tecnologías necesarias para el cine digital, sobre todo para la posfilmación, proceso de creciente complejidad”.

Foto: David Garten.
Foto: David Garten.

El diario Juventud Rebelde le preguntaba cuánto se había pagado a Cuba por sus servicios, adónde irán esos fondos, por qué abrir las puertas a esta filmación en particular… “He escuchado comentarios con cifras totalmente exageradas que no se corresponden con ninguna lógica”, contestó, sin aportar la cifra definitiva o cualquier otra. Dijo que la producción de Rápido y Furioso 8 en Cuba todavía estaba “cerrando sus operaciones financieras”. Desde mayo de 2016, fecha de la entrevista, no se ha tenido más noticia sobre el tema.

Rápido y Furioso 8 ya se puede encontrar en no pocos hogares cubanos gracias al Paquete Semanal u otros flujos de información alternativos. Su estreno ha sido el más exitoso en la historia del cine, recaudó 532,5 millones de dólares.

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