Armando Miguel Gómez: de Electra Garrigó a El Acompañante

Fotograma del filme Melaza, Armando Miguel junto a la actriz Yuliet Cruz. Foto: Producciones Quinta Avenida

Fotograma del filme Melaza, Armando Miguel junto a la actriz Yuliet Cruz. Foto: Producciones Quinta Avenida

Graduado de mecánico automotriz y sin estudios previos de actuación, Armando Miguel Gómez no hubiese podido predecir que en los últimos cinco años participaría en seis películas cubanas, e incluso, que llegaría a protagonizarlas.

Fue Humberto Rodríguez, director del grupo de teatro Olga Alonso, quien le dio la primera oportunidad como actor. Coyuntura que bien supo aprovechar, transitando de artista aficionado a ganador del Premio Adolfo Llauradó en 2013. Paralelo a las tablas, el personaje Adonis en la telenovela Aquí estamos visibilizó un potencial y talento perceptibles que posteriormente lo catapultaron a la gran pantalla. En el cine trabajó ,entre otros, bajo la dirección de Ernesto Daranas, Carlos Lechuga, y recientemente Pavel Giroud en su largometraje, El acompañante.

Y precisamente quien ha visto El Acompañante, estrenada en el Festival de Cine de La Habana, tal vez coincida  en que Armando Miguel emerge como uno de los actores mejor dotados del cine cubano.

¿Cuánto ha cambiado en ti desde Orestes, en Electra Garrigó a Daniel, en El acompañante?

Electra Garrigó, del maestro Virgilio, es la primera obra completa que protagonicé, interpretando a  Orestes. Creo recordar que fue a principios 2008, cuando llevaba aproximadamente dos meses en el grupo Olga Alonso. Sinceramente fue un desastre: olvidé en plena función la mitad de la obra .

El Acompañante tuve el privilegio de hacerla a finales de 2014,es decir, pasaron 6 años. En este lapso de tiempo muchas cosas cambian, y yo no estoy exento de esas transformaciones. Tengo un poquito más de experiencia en todos los sentidos, tanto en lo profesional como en lo espiritual: formé una familia preciosa, tengo a mi hijo, mi más valiosa posesión, amigos de verdad, directores que me convocan a trabajar… realmente no puedo quejarme. He tenido muchísima suerte.

En mí ha cambiado casi todo y de alguna manera se lo debo a Humberto Rodríguez, mi gran maestro y amigo, a quien quiero, respeto y admiro como un padre, por toda su dedicación.

Foto: Producciones Quinta Avenida
Foto: Producciones Quinta Avenida

A pesar de tu juventud, has tenido una meteórica carrera: seis películas en 5 años. ¿Cómo se logra trabajar continuamente en una industria cinematográfica como la nuestra?

La industria nuestra es como cualquier otra, solo que se hacen menos películas y de muy bajo presupuesto. Ojo, el rigor es el mismo y me atrevo a decir que más.

En ocasiones le comento a mi esposa que no sé en qué momento ocurrió todo esto. Empezó con la oportunidad de hacer una novela, luego una serie y después la dicha de que me llamaran a trabajar en cine. Le adjudico esto a dos factores: suerte y muchas, muchas  horas de estudio. He tenido que armar mi propio mecanismo y recursos histriónicos, partiendo de los ya existentes, desde luego.

No soy un actor de academia, tal vez eso me ha llevado a apoyarme en los directores y he ido descubriendo herramientas que me han sido útiles para lograr una interpretación lo más digna posible.

Sin ánimos de reiterar frases hechas te aseguro que siempre trato de dar el máximo de mí, y que cada día soy más exigente conmigo mismo. Creo que de alguna manera esa ha sido la clave.

Aldo, Daniel, Tony, Marcelino, Ignacio: personajes diferentes entre sí, que, al menos a primera vista, no parecen tener líneas comunes, pero por qué elegir cada unos de ellos ¿Qué te motiva a escoger un personaje?

No se hacen tantas películas como para escoger, y además, a ello súmale la cantidad de actores buenos que hay en la Isla.

Me han llamado para estos personajes a los cuales he aprendido a querer como a un hermano. En ellos siempre hay un pedacito de nuestras vidas tal parece que las experiencias personales las arrastráramos involuntariamente, al menos a mí me pasa.

En mi opinión una de las  cosas más importantes de un actor es ser versátil. He tenido la dicha de hacer personajes diferentes. Cuando interpreto uno trato de hacerlo mío, y de sufrir o gozar todo lo que él siente. He reiterado en otras entrevistas que lamentablemente no tenemos el tiempo ni las condiciones para hacer un trabajo investigativo como es debido, por muchas razones, pero también digo que el espectador no tiene porqué entender ese pretexto. Ellos van a disfrutar de la cinta, a emocionarse, identificarse y si las actuaciones no son convincentes no se logra ningún objetivo.

Foto: Producciones Quinta Avenida
Foto: Producciones Quinta Avenida

Has sido dirigido por  Pavel Giroud, Ernesto Daranas, Carlos Lechuga… háblame de la experiencia de trabajar con estos directores.

Siempre que trabajo con un director le presto la mayor atención posible para podernos conocer y a partir de ahí llegar siempre a un entendimiento. Esa es la base para que haya reciprocidad en el diálogo e intercambio. Y con ello he tenido buenas experiencias tanto en lo profesional como en lo personal. Por supuesto, respetando las individualidades y puntos de vista de cada quien.

Con todos los directores que he trabajado, a los cuales estimo y admiro muchísimo, he aprendido y eso trato de guardarlo para experiencias posteriores.

Por estos días se presenta en el Festival de Nuevo Cine Latinoamericano la cinta El acompañante, donde interpretas a uno de los protagonistas del filme. Daniel es seropositivo, vive en un contexto donde apenas se conoce sobre su enfermedad y además le arrebatan su libertad. ¿Ha sido este el personaje más complejo que has interpretado?

Realmente sí. Lo primero fue el aspecto físico: tuve que bajar de 85 kg a 69, peso con el cual terminé la película. Estamos hablando de unas casi 35 lb en 5 meses, y a eso le sumo las características complejas del personaje, partiendo de que padece VIH por una mala jugada de la vida. Todo eso me sometió a una intensa carga emocional, que llevaba sobre mí diariamente y a la cual tenía que sobreponerme. Sentir con la piel propia es el precio de ser actor, no hay de otra, o lo experimentas o no. Para mí esa es la única vía.

El Acompañante-poster

 

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