Camino a Cuba: viaje al corazón de la isla

Uno de los proyectos ganadores del Fondo de Fomento del Cine Cubano recorrerá la Isla para contar la historia de vida de sus protagonistas.

La realizadora audiovisual cubana Lenia Sainiut (izq) y su equipo de trabajo. Foto: Cortesía de Lenia Sainiut.

La realizadora audiovisual cubana Lenia Sainiut (izq) y su equipo de trabajo. Foto: Cortesía de Lenia Sainiut.

Dicen que todos los caminos conducen a Roma, pero en el caso de esta isla alargada y estrecha, las rutas se entrelazan y confunden en un ir y venir constante, a veces gratificante, a veces agotador, todo depende de las personas y sus mundos.

Existen diversas maneras de viajar en sentido metafórico y literal y precisamente ese punto medio entre realidad y figuración intentará dilucidar Lenia Sainiut y su equipo de trabajo en Camino a Cuba, un documental que aun no empieza el proceso de filmación, ganador de la segunda convocatoria del Fondo de Fomento del Cine Cubano.

“El querer atrapar la espiritualidad de un país en sendas que se bifurcan material y simbólicamente, a la vez tratando de definir cierta idiosincrasia, es, por supuesto, difícil, pero que bien valdrá la pena si se logra, es la ambición de nuestro proyecto”, así lo define la directora, con una trayectoria forjada en la televisión serrana.

“Partir del reto de no solo documentar un momento de nuestro presente, sino de querer abarcar a toda Cuba y hasta un poco más allá de ella, geográficamente, acompañando en sus caminos a los personajes que le dan vida a la película, nos posiciona en una producción bien compleja, pero a la vez hermosa”, añade.

Por otra parte, Yamila Marrero, productora del material, comenta que “el viaje, como metáfora de vida del cubano, se repite, aunque son otros los rostros, las historias y los pretextos. Como productora, desde el documental, me interesa narrar mi país desde las historias de vida de su gente, de personajes aparentemente comunes por cotidianos, pero que llevan dentro de sí universos muy singulares”.

Filmar en zonas montañosas supone un reto. Foto: cortesía de las entrevistadas

Y precisa que “recorrer caminos, es interesante, no solo por la riqueza y contrastes de nuestra geografía, sino también por todos los contrapunteos que muchas veces te permite hacer y lo inmenso de cada persona que conoces durante el trayecto. Martí decía que escalar montañas hermana hombres, un viaje siempre es una genial manera de descubrir más a tus personajes y equipo, hacia el interior”.

El primer paso

Lenia recuerda su primera vez ante una pantalla de cine, tendría unos cinco años cuando la imagen de Charles Chaplin la deslumbró en la época del cine móvil, una inefable maravilla en aquel entonces: “era Charles Chaplin inundando de luz mis ojos asombrados y mi corazón, bajo una noche de blancas estrellas en la calle sin asfalto del barrio rural de mi abuela, donde también nací… Durante toda mi vida, en innumerables circunstancias, me ha acompañado esa visión, donde magia y realidad hacían sitio dentro de mi alma, al sueño germinal de querer hacer alguna vez en mi vida, una película”.

Pasó el tiempo y “muchos años después, la Televisión Serrana, me abría las puertas a la realización audiovisual y ya para entonces la idea de poder hacer cine era árbol que no había renunciado a dar su fruto. Agradecida llevo cada día a mi obra las múltiples y valiosas herramientas profesionales que este proyecto comunitario y atípico ha ido depositando en mi carrera, documental tras documental nacido”.

Ante la interrogante de si en Camino a Cuba mantendrá la estética de sus anteriores trabajos con la Televisión Serrana, Lenia nos dice: “Cuando hablamos de mantener la línea de trabajo desarrollada en Televisión Serrana, traduzco en ello el compromiso, la disciplina, la ética y estética allí aprendidos en el devenir de mi profesión, el amor y respeto confirmados por lo que se hace, el saber que estamos llevando a cabo una obra de servicio para los otros, que siempre será los más importante, porque no hemos venido a nada más noble que ello en este mundo.”

ISLA

“Y entonces respondo sí, lo mantendré en el filme Camino a Cuba, y más sabiendo que este se trata de un proyecto más complejo que los hasta hoy —durante 15 años en la Sierra— he realizado. Lo llevaré al lado de mis primeras visiones de Chaplin de aquella noche generosa de la infancia, y los extraordinarios y amados obsequios de mi madre”.

“Lenia y yo —explica Yamila Marrero— nos conocimos en el 2010 en un taller de realización que cursé en la TV Serrana, en el cual ella era asesora, taller que me abrió las puertas al audiovisual y, sobre todo, al documental. Tiempo después, hice la producción de rodaje de su tesis de graduación de FAMCA, primer cortometraje de ficción que asumía TV Serrana. Surgió así, una amistad y un cariño que alimentamos, desde la distancia durante estos años”.

Luego continuaron sus caminos, la joven productora empezó a cursar dicha especialidad en la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV) de San Antonio de los Baños, mientras la directora nacida en Manzanillo, Granma, se mantuvo activa en su labor de documentalista en la Sierra Maestra, aunque persistía el vínculo, como afirma Yamila, cuando “alguna que otra vez, coincidimos en la Muestra Joven o el Festival de La Habana. De alguna manera, cada una siempre estuvo al tanto del trabajo de la otra”.

Marrero se ha enfocado además en otros proyectos, relacionados con la producción y la búsqueda de espacios para que jóvenes realizadores puedan encaminar sus propuestas audiovisuales, uno de ellos es el de Nuevas Miradas EICTV, evento internacional único de su tipo en nuestro país, enfocado en el desarrollo de proyectos de largometraje y networking, convocado desde la Cátedra de Producción de la EICTV.

“Durante una semana los proyectos seleccionados tienen a su disposición un cúmulo de asesorías, clases magistrales que permiten palpar su crecimiento en una sesión de pitch final ante representantes de fondos, laboratorios, casas productoras y festivales que otorgan diversos premios”, nos cuenta Marrero quien, una vez egresada en el 2019, se incorpora al mismo como Coordinadora y posteriormente como Coordinadora General y Productora desde la pasada edición.

Yamila Marrero, productora graduada de la EICTV. Foto: cortesía de las entrevistadas.

La experiencia de ambas en sus diferentes especialidades hizo que confluyeran y pudieran encaminar Camino a Cuba, cuando Lenia le comenta a Yamila la idea de hacer una película coral “de personas conectadas por los caminos y que le gustaría hacerla conmigo”, comenta Marrero, quien recuerda que “en un viaje de investigación que ella hace a Gibara durante el festival —y en el que conozco a uno de nuestros personajes—, definimos mi entrada “oficial” al proyecto. Lenia, te habla con tal vehemencia y cariño de cada uno de sus personajes, que es imposible, no sentirse atraídos por ellos”.

“Esta película, me hace sentir doblemente emocionada. Acompañar a Lenia en este viaje es en extremo gratificante, por un lado, porque confío en la mirada y la humildad con la cual se acerca al relato; hay un trocito de su alma en cada uno de sus documentales. Por otro, porque la Sierra es un lugar que me dejó fascinada, y al que yo también vuelvo, cual Sísifo —como cuando me fui a filmar mi tesis de la EICTV— en una suerte de road movie por tres provincias de Cuba”, expresa la productora del material.

“Como productora —precisa— me interesa además propiciar un mayor acceso de las mujeres a la industria audiovisual, desde cada una de las especialidades. Si bien hemos avanzado muchísimo y cada vez son más las mujeres que encabezan los créditos de una película, tenemos que seguir propiciando esas oportunidades. Como mujer y artista, es mi deber y un compromiso vital”.

Del Cabo… a la Punta

La pasión de Lenia por su trabajo viaja de las letras a los sentidos cuando habla sobre su pasión: “Sentir esta obra como una inmensa necesidad de la expresión sensible que busca la mirada reflexiva sobre el hoy, y quizás proponga el atisbar la búsqueda de cambios para un futuro, guiados por la creencia en el poder transformador del arte, es otra de las cimas soñadas y nada sencillas de conseguir, pero también inspiradora de esta realización. Además, me motiva y agradezco, la poesía declarada en el alma y las rutas de nuestros personajes”, apunta.

Acerca de los personajes que mostrarán la senda del camino cinematográfico, destaca: “Me ilumina la posibilidad de romper la piedra en los senderos de montaña al lado de esa magnífica Reina, resiliente caminera de la Sierra Maestra. Me enorgullece ver a Miguel Pérez Valdés, hermoso actor de teatro, creyendo y viviendo para el arte a través de sus estatuas vivientes. Me llena de respeto la irrevocable pasión de un extraordinario hombre como Rafael Lafargue, exguardaespaldas de una importante figura política, quien hasta hoy no renuncia a sus ideales. Me enamora la belleza del hombre que emigró del suelo, pero no del alma de su país ni de su identidad, que encuentro en el ser auténtico y sublime que es Juan Luis Serrano. Todo esto define y empuja al corazón, para trazar su mirada desde y por este filme”. 

Reina, resiliente caminadora de la sierra. Foto: cortesía de las entrevistadas.

Todo un reto supone desde la producción encausar un documental con estas características, buscar alternativas y hacer un trabajo previo eficiente son algunas de las claves para enfrentar filmaciones de este tipo: “Cuando filmas en entornos rurales o en extremo distantes de los enclaves provinciales, a veces careces de un sistema de aprovisionamiento logístico más controlado, tu producción se debe adaptar a ese medio, no él a ti. Por eso es vital todo el trabajo que seas capaz de hacer durante la etapa de investigación y preproducción, así como las relaciones que construyas en ese entorno”, comenta la productora.

Rafael Lafargue, uno de los protagonistas del documental. Foto: cortesía de las entrevistadas.

Otros aspectos claves, explica Marrero, serían evitar ser invasivo, “aunque en el fondo —sin pretenderlo—, lo seas. Hay que entender que un equipo de filmación llega a interrumpir la dinámica habitual de un espacio, por eso cuanto más familiar les resultes, cuánto más cercano te sientan y se acostumbren a tu presencia, mejor será el proceso”.

“Es indudable la riqueza de los espacios naturales, tanto visual como sonora. Puedes ‘escuchar’ una locación, como si fuera una perfecta sinfonía. Me gustan porque la gente, te mira siempre a los ojos y te dice la verdad de lo que siente y piensa, por muy duro que te parezca. Personas que te acogen, te abren las puertas de su hogar y te vuelves parte de su propia familia. No es que en otros entornos no suceda, es que a veces es más difícil”.

De gran ayuda resultará en el empeño de concretar este material el Fondo de Fomento del Cine Cubano: “la existencia de un Fondo de Fomento para el cine nacional es un reclamo antiguo de la comunidad de cineastas, sobre todo independientes, es un logro también, de ese denominado G-20 que tanto se esforzó para que tuviéramos una ley de cine. Es dar acceso a cineastas, a la producción de películas nacionales, que tengamos una mayor cantidad de títulos anuales, al tiempo que también nos permita posicionarnos mejor ante una negociación, cuando vamos a establecer una coproducción internacional. Antes, estábamos más desamparados”, nos dice Marrero.

En palabras de Sainiut la directora del filme, también es válido reconocer que “está creado con los hermosos principios de dar oportunidad a la realización sin distinciones de género, donde las mujeres tenemos el derecho de soñar y crear sin temor a que sean silenciadas nuestras voces, porque son reconocidas no por masculinas o femeninas, sino y de única manera, por cubanas y humanas”. 

Y precisa: “este gran paso se hace necesario, sobre todo, a la expresión de la defensa de nuestra cultura e identidad en los últimos tiempos. Abrir alternativas para contar historias de y para Cuba, que atrapen el devenir de sus realidades, será regalo inconmensurable para toda generación venidera, porque atrapar el espíritu de una nación a través del cine, es obsequio no sólo al momento presente, sino a la posteridad”.

Foto: cortesía de las entrevistadas.

“Sería maravilloso que ese fondo pudiera nutrirse de otras fuentes que, mediante la cultura del mecenazgo puedan apoyar la producción nacional y que ello implique una deducción de impuestos de quienes están apoyando, dígase otra productora o un emprendimiento o iniciativa privada. Que esos terceros no sean exclusivamente proveedores de servicios, sino también hacedores de cine. Creo que así, ganamos todes”, concluye Marrero.

Camino a Cuba -dice Lenia Sainiut con la misma pasión con la que hace cine- encuentra su sino en el amor infinito que carga mi alma por nuestra pequeña isla y es un homenaje, sin dudas, a ella. En este largometraje documental se amplifica mi conexión profunda con la realidad de un país, visualizada en cuatro historias preciosamente llenas de humanidad y develadoras de muchas de las luces y sombras de su tiempo”.

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