“Chicos Almodóvar” pasajeros del Festival

Entre las once cintas que llegan  en esta Muestra de Cine Español  se encuentra Amantes pasajeros, la más reciente entrega de Pedro Almodóvar. Es una película coral cuya trama se sostiene en  formidables actuaciones.

Todo comienza cuando en un vuelo a México DF surge un problema grave, en el que los pasajeros, al verse al borde de la muerte, poco a poco irán sacando sus secretos más íntimos. Estos tripulantes, variopintos y diversos entre sí, en tono de desaforada comedia para olvidar la angustia del momento, comienzan a golpe de confesiones a enfrentarse al mayor de los peligros que no es la situación de riesgo del avión, sino del que cada uno lleva dentro de sí.

De esta forma se imbricaran estos pintorescos personajes en el esperado regreso a la comedia del cineasta manchego. En esta su entrega número diecinueve regresa a sus temáticas de siempre, donde muerte, homosexualidad y deseo funcionan como aristas inequívocas de su geometría cinematográfica.

 Dos de  estos ‘’amantes pasajeros” aterrizaron en la Habana por primera vez para presentar el filme en nuestro Festival.

 Hugo Silva y Raúl Arévalo,  dos de los más conocidos y talentosos actores españoles de su generación, sobre este  filme, sus personajes y el estado actual del cine español, dialogaron en exclusiva con OnCuba.

¿Cómo se sintieron trabajando con Almodóvar?

H.S: Honestamente cualquier actor del mundo quiere trabajar con Almodóvar. Cuando te llaman parece casi  una broma. Contrasta mucho desde mi punto de vista de complejidad lo fácil que resulta trabajar con él, contradictorio a  lo que muchos piensan, todo está en conectarse con su universo, entrar y bucear allí. Fue muy positiva la experiencia. Lo más interesante de Almodóvar es que un genio único, que tiene un estilo bien marcado y definido, un sello inequívoco, autentico, Es tan Almodóvar hasta en la hora de rodar, los planos, los parlamentos, es muy difícil quedarse con alguna influencia de su estilo e impronta. De otros directores puedes fijarte como trabaja con los actores y la cámara pero con Almodóvar no, tiene sus códigos bien definidos, desde dirigirse a los intérpretes, manejar las luces, construir las secuencias, los planos  hasta escribir los personajes.

R. A: La dinámica y la química del rodaje fueron extraordinarias. Fue realizar uno de los grandes sueños de  vida. Desde que era muy jovencito mi familia me decía mira a ver si un día trabajas con Almodóvar, entonces es como realizar ese gran deseo. La suerte que hemos tenido en este rodaje y que no se da siempre es que ha sido un grupo muy grande de actores que nos hemos  llevado maravillosamente. Eso no siempre sucede, a veces los filmes quedan  bien pero  no ha habido muy buen rollo como en esta película. La empatía fue desde el primer día, lo que hace al filme muy especial en este sentido. Ahora que vinimos aquí a La Habana recordamos cuando hace unos días estuvimos en Berlín en un homenaje que le hicieron a Almodóvar y los actores fuimos todos juntos y nos la pasamos muy bien, como una gran familia.

¿Cómo asumieron la homosexualidad en la película?

H.S: El mío no es homosexual es “maricón”’, como mismo le dice su compañero. Reconozco que no me costó casi nada asumirlo. Pues en la composición del personaje el mío no tiene nada de plumas como los azafatos, el lo lleva más por dentro que por fuera. No me fue complicado, tengo un monólogo en que hablo de mis experiencias homosexuales y de cómo me inicio y  creo que lo abordé como cualquier parlamento. Lo más importante es estar en el código de Almodóvar para poder afrontar esos textos y que todo fluyera y estuviéramos todos montados en el mismo tren. A mí me da igual o que tenga que decir, solo me importa que tenga sentido y este bien escrito como fue este caso Lo más importante es la historia, estoy apto para decir cualquier salvajada sin problemas.

R.A: En mi caso le dije bromeando a mi novia, que también me acompaña en esta visita a La Habana que durante dos meses iba a acostarme con hombres para entender el personaje. No fue necesario. Por mi parte fue muy divertido y Almodóvar me ayudó más que a ninguno porque yo tenía que llenarme bien de plumas. Para trabajarlas me llevo a cenar casi a diario con sus amigos. Observándolos poco a poco fui captando la gestualidad, me decía fíjate bien en la cara de este, pero no olvides como pone este otro las manos. Fue muy divertido, muy enriquecedor y novedoso para mí.

A Raúl le encantaría dirigir algún día  y a mí actuar bajo sus órdenes, dijo Hugo.

“Tendré un estilo de dirección muy diferente al de esta película por ejemplo, son diferentes las  historias que me interesan como realizador y prefiero los dramas. Ya tengo algunas  escritas.” Acotó el actor que interpreta a Ulloa, uno de los carismáticos azafatos.

 “Es nuestra primera vez en este Festival, llevamos pocas horas, aun no hemos recogido la credencial pero  tenemos muy buena impresión. Todo muy bien organizado, me llama mucho la atención la curiosidad y la disponibilidad que hay del público y de los organizadores del evento.” Comentó Hugo,  el copiloto del avión Benito Morón.

 ¿Qué opinan del cine latinoamericano?

H.S: El cine latinoamericano tiene mucho que decir, como concepto creo que es inabarcable pues son tantas culturas, tantos países y diversas personalidades que me parece muy grande y vasto. Lo que debemos concientizar todos los hispanoparlantes es que tenemos un mercado con muchas posibilidades que incluso puede ser mejor que cualquier otro. Debemos apreciar más nuestro cine, el que se  hace en español y no caer tanto en el cine norteamericano.

Alternándose las preguntas y respuestas,  me interrogaron sobre qué creíamos los cubanos del cine español y comentaron entonces sobre la situación actual del cine de su país.

R.A: El cine en España está malísimo. La crisis ha afectado a todo en el país, incluso al cine. Especialmente hay una especie de cruzada extraña de la política contra la cultura española. Algo muy extraño que no creo que suceda en la actualidad en ningún país del mundo por temas políticos Es una guerra muy rara, y absurda.  Es un tema que me da un poco de miedo. Pues dicen que la cultura es ocio y que el ocio no es necesario cuando estamos en crisis y creo que es todo lo contrario, tanto como para escapar como para reflexionar de la realidad. Creo que un país sin cultura es un país peligroso. No se puede vivir sin empatía, sin sensibilidad quieren hacer una nación de robots que solo trabajan para comer y un poco más, un pueblo de gentes manipulables. Esto es un error catastrófico y triste porque mi país es uno de los que mayor tradición cinematográfica posee. En Europa. Esto es contradictorio a la creatividad porque hay cada vez más jóvenes con ideas geniales haciendo diversos tipos de cine con muchas ganas, tanto de autor, como experimental como más comercial. Te pongo el ejemplo, hace unos años el cine de terror era un subgénero que apenas se producía y hoy día se hace a la altura de los yanquis y de hecho es el cine que mas exportamos. Esto coincide con un momento en que hay tan poco apoyo a la cultura y están tan mal las cosas que no hay dinero para hacer cine y cada vez se realizan menos películas y sentimos que todo se hunde. Hay medidas que son incomprensibles, el mismo precio de la entrada del cine es una salvajada para la gente normal que no puede permitirse muchos gastos.

H.S: Cada vez se pone  más difícil la situación al igual que sucede con el teatro. Es curioso porque el nivel de creatividad y el nivel de expectación que hay fuera  con el cine español es altísimo lo que contrasta con lo terrible y penoso de esta historia. Somos privilegiados en hacer lo que nos gusta pues el 90% de los actores españoles se dedican a otra cosa para sobrevivir, están en paro  al igual que el 30% de la población en general.

Afirman  no tener preferencia por ningún tema o género en específico. Les gustan los retos y las historias novedosas. “Nos encanta metemos en todos los charcos, lo que nos divierte es experimentar,” concluyeron.

Foto: Gustavo Ávila

Salir de la versión móvil