Christophe Barratier, el cine francés y su festival cubano

El reconocido cineasta Christophe Barratier, principal organizador del festival de Cine Francés en Cuba, se encuentra en La Habana como cada año presidiendo la delegación de profesionales galos que acompañan los filmes que integran la selección que estará en taquilla hasta el próximo  jueves  22.

A pesar de encontrarse inmerso en el rodaje de su más reciente proyecto, Barratier no podía permitirse ausentarse a esta cita cinematográfica de la que es fundador.

Barratier ha presentado en Cuba sus multilaureadas películas Los chicos del coro, Faubourg 36 y La guerra de los botones y aspira poder compartir con el público cubano su última realización.

Gran conocedor de nuestro cine, prefiere las obras de Tomás Gutiérrez Alea y de Fernando Pérez en especial Fresa y Chocolate y Suite Habana. Admira el espíritu y la energía de los realizadores cubanos, capaces de producir grandes filmes a pesar de las dificultades y las limitaciones, esa es una de sus inspiraciones para organizar el Festival de Cine Francés cada año. Barratier es un realizador que ama al cine lo mismo cuando se coloca detrás de la cámara que desde su luneta de espectador.

Su próximo filme  es todo un desafío, como mismo lo define y se encuentra algo nervioso y expectante con la repercusión que tendrá, pues aborda la mediática historia de un controvertido personaje del mundo financiero francés.

Sobre su proyecto y el festival que organiza desde Cinemania, estructura encargada de propiciar la participación de cineastas y profesionales galos, conversó con OnCuba.

“Jerome Karvielle el personaje real cuya historia inspiró al filme es  mi amigo desde hace más de treinta años. Al conocer su situación de acusaciones financieras se me ocurrió que allí vivía una película por lo que aun sin saber cómo terminará su historia comenzamos a trabajar en el proyecto.” Declaró en exclusiva a nuestra publicación.

“Pienso que esté terminada la cinta para el próximo  año. Mientras más publicidad le haga a este caso con la película, como puedes comprender existe la  posibilidad de que la pena sea ajustada. La corte en Francia determinó que esta persona puede ser enjuiciada nuevamente ya que le exigen  que devuelvan 5 millones de euros. De eso tratará también la película con la que por ahora quiero ser lo más discreto posible porque la decisión del juez aun no ha sido tomada y le esperan al personaje de 3 a 5 años de prisión.

Tanto la historia como el género de este filme son diversos a sus anteriores entregas…

Tienes razón. A diferencia de mis otros trabajos en este  no hay ni niños, ni músicos. Y por primera vez habrá teléfonos móviles. Será un filme diferente a todo lo que he hecho, me tiene muy entusiasmado. Trabajaré con actores nuevos y el protagonista será   Arthur Duppont.

Quedan pocos días para que concluya el Festival, ¿Cómo valoraría esta edición del evento?

Hemos vivido las presentaciones de las películas con mucha alegría, con muchas sonrisas, aplausos y exclamaciones como cada año. Este es un Festival único en el mundo.  Aún recuerdo cuando fui convocado, en 1997, a participar en la semana de cine galo organizado por La Alianza Francesa con el documental Microcosmos, del que fui productor. Quedé completamente sorprendido al ver cerca de 1500 personas en la Sala Chaplin, cuando esperaba a unas 100. Descubrí que Cuba es algo diferente, te rompe todos los esquemas que tenías trazados cuando te le enfrentas y la conoces. Prometí venir cada año, con más filmes y otros profesionales.

Demostré que no fue en vano el esfuerzo, pues en la primera edición conseguimos más de 20 000 espectadores. Al principio le pronosticaba una vida efímera, pero hoy me doy cuenta de que cada vez es más sólido y terminó atrapándome. Siempre interrumpo mis rodajes y rompo mis planes para acudir a esta acción cultural que se ha convertido en una verdadera historia de pasión. Cuando estoy en las salas y observo la sensibilidad del público quedo fascinado, es mágico el diálogo que se establece entre culturas tan diferentes. Ya son 17 años y esta pareja nuestra que formamos los franceses y cubanos comienza a envejecer, pero a pesar del tiempo no hay lugar para el cansancio.

El cine de mi país en Cuba sigue ganando adeptos además de reencontrarse con su público de siempre. Esa sensación de vivir cada vez una experiencia única alimenta nuestro deseo mutuo, a pesar del contexto económico mundial que podría desanimarnos, pero en compañía del público cubano, le hacemos una especie de resistencia a esa cínica constatación de “All is about Money” sobre la cual muchos basan su sola inversión.

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