Con Pavel Giroud, conversando de Playing Lecuona…

Pavel Giroud pertenece a esa generación de cineastas que haciendo se impuso, del mismo modo que intentó inyectarle una buena dosis de proteínas a la cinematografía nacional. Aún en este empeño, regresa al plató. Mientras se concreta su más reciente largometraje de ficción El acompañante, el realizador de La edad de la peseta se encuentra inmerso en el documental Playing Lecuona, que dirige junto al realizador español Juanma Villar. El filme, que cuenta en sus secuencias con una verdadera constelación de estrellas de la música cubana e internacional, será un homenaje a la vida y creación de ese grande de la cultura cubana que enriqueció, como pocos, nuestro acervo sonoro: Ernesto Lecuona.

En exclusivo diálogo con OnCuba, Giroud adelantó detalles de este proyecto, que mucho ha dado de que hablar desde que comenzó a gestarse. 

Una vez más la música te llama, ¿Cómo te involucras esta vez?

Fui el último en montarse al barco. Soy un director contratado. Ocurre que si eres un amante del jazz, llevas un par de años sin involucrarte en algo grande, los primeros pasos de lo que debía ser mi tercer largometraje, El Acompañante, tropezaban tras cada intento y llega alguien a tu casa, en navidad y te dice: -“¿Te interesaría dirigir una película documental en la que Chucho Valdés, Gonzalo Rubalcaba y Michel Camilo interpretan desde su perspectiva la obra de Lecuona? No queda otra que decir sí. Cuando entro al proyecto ya estaban decididos los músicos, estaban repartidos los temas musicales y definidas las colaboraciones, es decir los otros músicos (Omara Portuondo, Ana Belén, Raimundo Amador). La idea del proyecto es de su Productor Ejecutivo, Juan Manuel Villar, quien debuta en grande y tiene asociado como coproductor a La Zanfoña, que ya tienen experiencia previa con el cine cubano, pues son los productores españoles de Juan de los muertos. 

¿Por qué precisamente un cineasta español quiso homenajear al maestro cubano?

Según cuenta Juanma Villar, la inspiración le vino cuando supo que se cumplía un aniversario cerrado de la muerte de Lecuona, cincuenta años. Advirtió además que en todo ese tiempo no se había hecho un homenaje cinematográfico de peso a su figura, ni en Cuba ni en ningún otro sitio. El músico muere en Sta. Cruz de Tenerife, que es la ciudad en la que nació y ha vivido Juanma toda su vida. De esa ciudad también es oriundo el padre de Lecuona, que al igual que su hijo muere ahí, en un viaje de retorno. El apellido Lecuona aparece en farmacias y otros negocios locales. Le es muy cercano. Lecuona es tan patrimonio de Tenerife como de Cuba.

Juanma Villar y Pavel Giroud
Juanma Villar y Pavel Giroud

¿Qué puntos en contacto podremos apreciar en este documental con tus anteriores trabajos?

Se parece más a trabajos documentales que he hecho por encargo, que a mis películas anteriores. Tengo bastante experiencia filmando a músicos y sobre todo a pianistas. He hecho muchos Making Off, EPK de discos y conciertos. Hoy por hoy no sé dónde poner la cámara para filmar a un pianista sin que ya lo haya hecho antes. Lo más fácil de este documental es lo que quizá para otro resultara el mayor dilema: la planificación de emplazamientos de cámara para la interpretación. He rodado con cuatro cámaras y han llegado a haber casi 20 músicos en el set. ¿Lo complicado? – que es jazz, o sea, es muy poco probable que tomas anteriores me sirvan, porque cada una es muy diferente, lo que se traduce a que la eficiencia de los operadores de cámara, foquistas y asistentes, la coreografía de movimientos y todo el personal debe acercarse a la perfección. Piensa que un solo paso que se escuche, un pequeño ruido o desbalance que produzca mi staff, anula la toma, pues lo más importante aquí es la música. Somos esclavos de ella. 

¿Por qué se decidieron por un título anglófono?

El título también estaba definido. Suena muy bien. Es uno de esos títulos, que aunque partan de un idioma básico, que en este caso es el inglés, entran en la categoría de universal. No se le puede negar su buena sonoridad desde el punto de vista comercial, que es algo en lo que hay que pensar. Un poster que diga Chucho Valdés, Michel Camilo y Gonzalo Rubalcaba: Playing Lecuona”, es atractivo, sobre todo si quien lo lee es amante de la música. 

Santa Cruz de Tenerife, el lugar en donde falleció el músico en una visita a conocer la tierra natal de sus padres y Sevilla fueron locaciones en las que filmaste, ¿Por qué? 

Ya él había estado en Tenerife. El va a Tenerife a recuperarse de una pulmonía, luego de recibir una condecoración en Málaga. Se lo recomendaron por el clima. Vivió hospedado en el hotel Mencey y ahí murió. El hotel exhibe con orgullo una placa de bronce dedicada a él, que contrasta mucho con la descuidada tarja que ubica su casa natal en Guanabacoa. Es triste ver que su muerte es más mimada que su nacimiento. Filmamos en el teatro Leal, en La Laguna. Una puerta mas allá hay una farmacia llamada Lecuona y conversando con su dueño, resultó ser sobrino nieto del músico y para colmo guarda gran parecido físico. Nos contó que la noche antes de morir, Lecuona visitó esa casa, en los altos de la farmacia, para ver a su primo. Por otra parte, Michel Camilo, que es el músico que interpreta su música en esta ciudad, también tiene una relación tan especial con esta isla, que hasta ha llegado a dedicarle un concierto para piano y orquesta al volcán Teyde, que es la montaña más alta de toda España. Sevilla se convierte en locación por varias razones. Hay una buena parte de la obra de Lecuona dedicada a Andalucía. Se advierten pasajes flamencos en ellas. Sevilla es la capital de la fusión entre el flamenco y otros géneros y es a eso a lo que fue Gonzalo Rubalcaba, a mezclar a Lecuona con su propio universo musical y con el que aportan desde el flamenco Raymundo Amador y Esperanza Fernández.

¿Filmarás en New York, donde se encuentra la tumba de Lecuona? 

En La Habana y Matanzas también filmamos. New York es una idea y aún, una esperanza. Depende aún de muchas cosas. Pero sí, quisiera filmar la tumba de Lecuona y a Michel Camilo en su entorno creativo, como hicimos con Chucho en La Habana. Es algo que también queremos hacer con Gonzalo, pero como vamos sobre la marcha ya veremos. 

¿Cómo fue la interacción con el productor y realizador canario Juanma Villar y de la productora Trova Films? 

ÉL hizo un muy buen desarrollo. Era un dossier perfecto. Cuando entro al proyecto ya había un concepto claro, estaban los músicos, los temas, todo. Él quería un director cubano que complementara su visión. Sabía de mi amor por el Jazz, mi experiencia filmando cosas como esta y mi recorrido como cineasta. La co-dirección en sí, no ha sido un problema. Yo me encargo de la filmación de las interpretaciones musicales con varias cámaras y de la parte off the reccord, es decir los ensayos, los backstages, la gente en su casa, sus ambientes de trabajo y él de cosas que yo detesto filmar como son los planos que muestran las ciudades y su gente. Aún así se respetan las opiniones de cada uno hacia un lado y hacia otro. Si bien mi parte lleva peso, entiendo que entré a un proyecto que ya tenía un concepto básico por el que regirse y por eso lo acepté la co-dirección como excepción puntual en mi carrera. He dicho que si hubiera tenido que pagar por estar aquí lo hubiera hecho, porque ser testigo del proceso creativo y la ejecución de estos genios ha sido un privilegio. Yo haré un primer corte como editor y luego veremos.

¿Playing Lecuona se estrenará en Cuba o en España? 

Ya eso escapa de mí. De quien adquiera la película, sus pretensiones, estrategias e intereses. 

En su testamento, Lecuona expresó que a Cuba no regresaba ni después de muerto mientras estuviera cualquier régimen comunista en el poder, razón por la que sus restos mortales reposan en New York. Este documental supone, de cierta forma, el regreso de Lecuona a Cuba, ¿temes estar fallándole a la memoria del músico? 

Lecuona fue vejado en vida. Fue víctima (al igual que Roig) de acusaciones por parte de César Portillo de la Luz y otros músicos que lo apuntaban como ladrón de dinero generado por la sociedad de autores de la que eran vicepresidentes honoríficos. He leído esas penosas cartas, donde se mezclan viejos rencores con oportunismo. Muchos lo veían como representante de una tendencia burguesa ya vieja, en medio de un torbellino de revolución musical en la nueva Cuba. Se pretendió apartarlo tanto, que terminó por aprovechar una invitación que se le hizo y emprendió una gira sin vuelta atrás. Hay cartas en las que el propio Urfé, desde lo institucional, lo invita de regreso a Cuba a interpretar su música, pero sin respuestas. Estaba profundamente dolido. Invito a leer los libros que con sus cartas escribiera Ramón Fajardo, un estudioso de su vida y obra. No creo que lo estemos traicionando. No estoy exhumando sus huesos y trayéndolos de vuelta a una Cuba comunista. Estamos haciendo un homenaje a su creación, estamos diciéndole a él mismo que su aporte sigue siendo infinito, pues estas nuevas versiones de sus composiciones lo redimensionan y lo acercan a nuevas generaciones y a amantes de otros géneros. Para mí, irrespeto, es que usen su música para a través del teléfono escuchar que el número al que llamo, no pertenece a ningún abonado. 

Un buen número de clips, Manteca, mondongo y bacalao con pan, y Esther Borja: rapsodia de Cuba, son dos de tus anteriores trabajos relacionados con la música, ¿Cuánto le han aportado estos materiales a esta nueva entrega?

Manteca… es mi visión sobre la historia de cómo se mezcla la música cubana con el Jazz y nace el Latin Jazz. En él aparecen Chucho y Gonzalo, por ejemplo, que están en este. En Esther Borja…hablo mucho sobre Lecuona, sobre su partida incluso. Este documental resume muy bien lo que he ido entrenando en esos otros. Es como si hubiera fichado con un equipo de Grandes Ligas después de  haber pasado varias temporadas en la serie nacional. 

¿Por qué vuelve Pavel a filmar  una y otra vez sobre la música? 

La música me llama a mí. Ninguno ha nacido de mi voluntad. De mi voluntad solo salen obras de ficción y ninguna es musical. Todos estos trabajos han aparecido en mi vida tras un ring del teléfono o un ding dong en mi puerta. Soy melómano, de modo que cada uno de ellos lo veo como un regalo de Dios. Han llegado oportunamente y me han dejado muy buenos sabores y el alma más limpia. Un buen epitafio para mi lápida sería “Siento un bombo. Mamita me está llamando”.

¿En el documental se hace referencia a Bebo Valdés, otro exiliado de la isla, amigo de Lecuona, quien falleciera hace unos meses? 

Casualmente, sí. Chucho cuenta como conoció a Lecuona y fue a través de su padre Bebo. Trabajaban juntos en un programa de TV. 

¿Podremos apreciar en el documental la gran diversidad de la música de Lecuona? 

Suma a lo diversa que era en sí la obra de Lecuona, el hecho de que está traducido desde Chucho, Gonzalo y Michel, tres pianistas muy diferentes entre sí, que para colmos se han empeñado en que cada una de sus piezas se distinga. Diversidad es lo que más habrá. 

¿Cómo abordarás la filiación política del músico en el documental? 

Los que conocieron a Lecuona -sin excepción- lo muestran como alguien apolítico. Quizá se pronunciara ante una injusticia o tuviera algún comentario como cualquiera, pero estuvo tan inmerso en su creación que tuvo poco espacio para una actividad  política. Hay quien quiere venderlo como un luchador anti comunista y no fue así. Él asoció el nuevo panorama que trajo consigo la revolución a un ambiente que le resultaba hostil y decidió dedicarse a lo suyo, la música.

En una anterior entrevista declaraste que este documental no es una película biográfica ni un recorrido por su vida, sino un homenaje a su creación, entonces ¿qué tipo de documental será si habláramos de géneros? 

Preferiría que estuviera listo para hablar de ello, pero bien. Tratando de ser gráficos y teniendo dos antecedentes tan fuertes como Calle 54 y Buena Vista Social Club, te diría que buscamos la factura del primero y el alma del segundo, pero con personalidad propia. 

¿Incluyes imágenes de archivo y música original? 

Las hay, pero no depende todo de ellas. El archivo no tendrá aquí carácter narrativo ni expositivo. No es biográfico, ni cronológico, de modo que el desafío está en incorporarlo de manera orgánica a nuestra no narrativa. Habrá más archivo sonoro que visual, pero aseguro que lo que se verá y escuchará, se ha visto y escuchado poco.

El saxofonista Paquito de Rivera, quien vive en Estados Unidos desde 1981, al parecer, según la carta que escribió, se incomodó con este documental. ¿Además de tu carta de respuesta que aparece en tu blog que más pudieras comentar al respecto?

Eso quedó atrás. Mi carta dice lo que pensé en su momento y el silencio que otorgó Paquito tras ella, supuso, para mí, el punto final. Espero le guste el documental, porque además de ser un gran músico ha rendido hermosos tributos musicales a Lecuona. 

*Ambas cartas se encuentran publicadas en el blog personal de Pavel Giroud 

Fotos: Tomadas de la página oficial en Facebook del documental

¿Cine cubano? ¿Ley de cine? ¿Cine independiente o cine por cuenta propia? ¿qué está pasando en el panorama cinematográfico cubano? A estas y otras interrogantes respondió también Pavel Giroud durante su diálogo con OnCuba. Próximamente usted podrá leer sus respuestas en la segunda parte de esta entrevista.

 

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