Escuela Cubana de Animación: inventiva y creatividad

En la Mayor de las Antillas se reconoce oficialmente la existencia de la llamada Escuela Cubana de Animación la cual no sería posible sin expertos fundamentales de este arte en la Isla entre los cuales no pueden dejar de mencionarse a los hermanos Juan Padrón y Ernesto Padrón. Otras voces autorizadas en la materia son Jorge Oliver, Tulio Raggi y Mario Rivas.

Y es que desde el surgimiento del Departamento de Animación Especial del ICAIC hay una tradición de enseñar y aprender haciendo camino al andar. Hoy se puede hablar de cuatro generaciones de realizadores de dibujos animados y de una experiencia acumulada de más de cinco décadas.

Muchos de los padres de la animación cubana provienen del mundo de la historieta y tuvieron que dar sus primeros pasos aprendiendo con el método de ensayo y error entre mesas de animación movidas a manigueta y viejas cámaras de los años 20´.

Era la ya lejana década de 1960 y en la Isla solo se conocía la animación tradicional. Esa que se hacía con tinta china, acetatos, pinceles, plumas, cartulinas, temperas a los que se unía la inventiva criolla de emplear pintura de vinil para paredes y hasta el talco infantil marca Bebyto.

En esos tiempos fundacionales “nadie sabía hacer dibujos animados impecables. Todos aprendimos a hacer muñequitos (cartoons) con pésimas, horribles y regulares películas”, recordó Juan Padrón en sus palabras de agradecimiento por el Premio Nacional de Cine, 2008.

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Otros tiempos, la misma realidad

El espíritu de innovar, inventar y la creatividad siempre ha marcada la labor de los Estudios de Animación del ICAIC, desde hace una década, ubicados en un funcional edificio de la calle 25 entre diez y doce, en el Vedado habanero.

“Al inaugurar estos nuevos estudios en 2003 continuamos enseñando in situ la animación tradicional” explica Esther Hirzel, su actual directora.

“Es aquí donde único se enseña la materia con el rigor y la experiencia acumulada por sus fundadores. Los mejores alumnos de estos cursos se quedan a trabajar en los Estudios de Animación.

“Estamos enriqueciendo este camino impartiéndoles talleres a otros jóvenes interesados en la animación aunque no necesariamente permanezcan después con nosotros”.

Una escuela, una Academia, una necesidad imperiosa

No existe una escuela, que de manera oficial, se encargue de formar a las nuevas hornadas de animadores cubanos. Por lo general, son jóvenes que provienen del campo del diseño, las artes plásticas y hasta la informática.

El dibujo animado ha sido un género a veces relegado. Quienes aspiran a obtener un título universitario tienen como única opción la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual (FAMCA) pero allí no se estudia ninguna materia relacionada con la disciplina.

“Desde hace un tiempo, mantenemos conversaciones con la dirección de la FAMCA, en aras de incluir este género dentro de sus planes de estudio. También concretamos el trabajo con el Instituto Superior de Diseño (ISDi) donde si tienen contemplados algunos contenidos relacionados con la animación.

“De hecho, muchos egresados del ISDi son la mayor fuente de personal en los Estudios porque el uso de las nuevas tecnologías los hace más cercanos a las producciones animadas. Aquí completan su formación con cursos de animación tradicional.

 “Otra vía de ingreso a los Estudios son los contratos por obra. Así han entrado jóvenes con mucha experiencia quienes llevan varios años con nosotros y son nuestros mejores animadores.

“También se han acercado a los Estudios, animadores extraordinarios de Holguín, Las Tunas, Cienfuegos, Camagüey con los que mantenemos excelentes relaciones profesionales. Se contratan en diferentes obras y participan en algunas producciones. La mayoría fueron formados por nuestros cursos de animación”.

Contar historias con buenos guiones

Una de las insatisfacciones de los Estudios de Animación del ICAIC es el tema de encontrar buenos guionistas vinculados al género.

“Cuando participamos en festivales de América Latina se discuten los mismos problemas. Esta situación no es privativa de la animación cubana.

“Desde hace algunos años incluimos acciones de capacitación en las que priorizamos a los jóvenes, que son el relevo y la continuidad de la animación cubana. Hemos contado con profesores como Arturo Arango, Jorge Oliver, Juan y Ernesto Padrón.

“También, a través de convenios con Bélgica y con el proyecto Cinergia, han venido especialistas franceses, belgas y de Centroamérica a impartir talleres de guiones relacionados con la animación. Nuestra intención es que los creadores cubanos tengan una formación lo más completa posible”.

Meñique, un aprendizaje forzoso

Meñique-Largo

En el año 2005 Ernesto Padrón tuvo la idea de escribir el guion de Meñique a partir de una versión libre de Pulgarcito, cuento del escritor francés Edouard Laboulaye adaptado por José Martí para la revista La Edad de Oro.

El animado se concibió inicialmente como una animación tradicional y con un solo personaje en 3D (tres dimensiones). En este caso se trataba de una polvera mágica.

Con el tiempo, se tomó la decisión de realizar todas las locaciones escenografiadas en 3D mediante los programas Studio Max y Lightwave en tanto los personajes serían animados a lápiz y procesados mediante el programa Toonz.

En 2008, luego de una propuesta de Silvio Rodríguez secundada por el propio Padrón, la dirección del ICAIC y de los Estudios de Animación aprueban el proyecto del primer animado cubano en 3D.

Según explica Padrón en el artículo Cine de animación y nuevas tecnologías. La experiencia cubana publicado en la revista Cine Cubano Número 177-178 del 2010, se trataba del “reto más ambicioso y al mismo tiempo la mejor escuela para apropiarnos definitivamente de estas nuevas tecnologías”.

En Cuba no existía experiencia en esa disciplina. Había que aprender a dominar los setup o rigging, es decir, el diseño para cada personaje de un sistema de huesos para poder manipular músculos y expresiones faciales de los personajes cual si fueran títeres.

Pocos especialistas dominaban procesos claves como el setup, la optimización, el trabajo con texturas, materiales, fotografías y animación, efectos  especiales, iluminación, pintura mate, composición y render (unión de capas de video y audio).

Tampoco había experiencia en el área de producción en 3D. Al no contar, en muchas ocasiones con guías o tutoriales de programas como Maya, entre otros, dominarlos se convirtió en un gran reto tecnológico.

Entonces, desde 2007 hasta la fecha se ha tenido que capacitar de manera intensiva al personal. Aún queda la gran interrogante sobre cuál será el acabado final de la obra.

Según anunció esta semana en conferencia de prensa Esther Hirzel, Meñique estará listo para abril de 2014. En exclusiva para OnCuba comentó que las demoras se han debido a “que en esta primera experiencia se tuvieron que realizar importantes inversiones de equipamiento, enfrentar un cambio de software y ahora el filme se termina en coproducción con la productora gallega Ficción producciones.

 “Ahora nos encontramos en el proceso de iluminación y luego vendrá la post-producción. Ha sido un proceso largo y difícil. Meñique ha sido una escuela viva en la que hemos tropezado, nos hemos demorado, nos hemos entrenado y creo que lo logramos.

“Hoy disponemos de una reserva de animadores en 3D y su correspondiente equipo, que nos hace muy fuertes no solo para trabajar este tipo de animación en Cuba sino para brindar servicios cinematográficos en el continente y al propio ICAIC. Eso nos lo permitió este entrenamiento, a veces forzoso, de Meñique, el primer largometraje realizado en 3D en Cuba”, concluye Hirzel.

Fotos: Fotogramas de los animados, Meñique, Pubertad y Fernanda.

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