Esteban, nuevo filme cubano sobre la perseverancia

Imágenes del rodaje / Foto: Cortesía de Jonal Cosculluela

Esteban, es la ópera prima de Jonal Cosculluela. Se trata de un drama intimista sobre un niño de diez años que descubre casualmente su talento musical y se enamora del piano. Es una historia de imposibles posibles que aborda la perseverancia y determinación del protagonista para alcanzar sus sueños.

La historia de Esteban es una historia sencilla, que bien pudo ser el relato de la infancia de alguno de nuestros grandes músicos. El filme, coproducido por el Instituto Cubano de la Música y RTV Comercial y bajo el auspicio de la Asociación Hermanos Saíz, de noventa minutos de duración, podrá apreciarse muy pronto, pues ya su equipo se encuentra finalizando la fase de postproducción de sonido.

Con Cosculluela, su director, conversamos para acercarnos a esta esperanzadora película.

¿Cómo surge la idea de realizar este filme?

Recibo el guion de Amílcar Salati, un guionista de televisión para hacer un teleplay. En un inicio todo sería para la televisión. La idea de llevarlo al cine fue de Vilma Montesinos, de la Casa Productora del ICRT. Por accidente se me fue ese guion traspapelado junto a otros de una serie que íbamos a realizar y a ella le gustó para convertirlo en una película.

Entonces empezamos a trabajar en esto desde hace tres años buscando financiamiento. Fue muy difícil conseguir el presupuesto para el filme porque es una de las pocas películas contemporáneas que carece de sexo, lenguaje de adultos y violencia, por tanto puede ser apreciada por todo tipo de público y para lograr esto fuimos tocando muchas puertas. El filme corrió con mucha suerte porque enamoraba a todos por lo sensible del tema que aborda. Una vez que ya teníamos el dinero que necesitábamos para rodar, que no fue un gran presupuesto ni mucho menos, sino bastante modesto, empezamos a trabajar en el guión. Como el texto era para televisión tuvimos que convertirlo para cine. Aunque se desdibujan las fronteras entre ambos medios cada día más, aun existen ciertos códigos que los diferencian. Cada uno tiene sus especificidades, su tiempo, su fotografía y la forma de suministrar la información a los espectadores es distinta.

¿Qué cuenta la historia de Esteban?

Si te tuviera que resumir el filme en una oración sería con una frase popular: “no sabía que era imposible y por eso lo hice”. Es una historia sobre los sueños, a no dejar vencerte y hacer cada día algo por alcanzar tus objetivos. No creo en los obstáculos sino en la perseverancia. El filme narra cómo el sueño de convertirse en pianista de este niño se realizó a pesar de que la madre estaba en contra.

En la Cuba de hoy en que hay tantas carencias y dificultades las clases de piano son muy costosas y los padres quieren que los hijos se dediquen a algo más práctico que dé dinero de una forma inmediata, quizá como un gastronómico. Las limitaciones mentales de la madre no le permitían apreciar el talento de su hijo y verle futuro a una carrera de músico. Esta historia va de no perder los anhelos y de los procesos de alcanzarlos. Es un canto a la realización profesional, a la vocación porque las personas realizadas siempre tienen una sonrisa en el rostro y algo que aportar, a diferencia de los frustrados. No abandonar los sueños aunque parezcan imposibles, eso es lo más importante.

¿Cómo fue la selección y el trabajo con los actores?

Manuel Porto es el profesor de piano, Yuliet Cruz es la madre del niño, la hija del profesor es Mónica Alonso, Ismael Isaac, el padre, estos últimos se encontraban residiendo en el exterior y tuve la suerte de contar con ellos. Encontrar al niño fue todo un reto, un niño de raza negra, entre ocho y diez años que tocara piano y que no fuera actor fue complejo hallarlo. El seleccionado fue Reynaldo Guanche. Gracias a la AHS lo encontramos. Hicimos un casting muy numeroso y este niño me gustó desde que le hice la primera entrevista. Al final seleccionamos a cinco niños y los insertamos en un taller de actuación porque había que prepararlos, si no era un riesgo enorme de que todo saliera mal, porque en ese personaje descansa gran parte de la trama. Este niño para mí es todo un héroe. No tuvo vacaciones, estuvo con nosotros todo el tiempo, entrenando el tema musical compuesto por Chucho Valdés, que aunque le pedí que lo compusiera de la forma más simple posible, porque el niño debería interpretarlo en escena, siempre la obra de este maestro tiene su complejidad. Convertimos a Reynaldo en parte de nuestra familia, porque lo tuvimos casi todo el tiempo.

Se dice que dirigir niños constituye uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta un realizador. ¿Cómo asumió el reto?

Lo primero que me planteé fue desarrollar una buena relación personal con el niño antes de que este se adentrara en el personaje y luego seguir apoyándolo en todo. Otra estrategia que me tracé fue la de buscar actores consagrados con una carrera sólida para que no hubiera ningún bache y se mantuviera alto el nivel de actuación de la película. Esto me sirvió para poder dedicarme de lleno a trabajar en la actuación del niño sin tener que esforzarme demasiado con los otros intérpretes más experimentados. Más bien buscar que la esencia de la escena estuviera más que en la actuación en que él tuviera el sentimiento que debía llevar cada secuencia, esa fue mi intención. En ocasiones él estaba libre hasta del texto y podía improvisar siempre y cuando tuviera esa coherencia.

Viva Cuba, La edad de la peseta, Conducta, Y sin embargo… son algunos de los recientes largometrajes protagonizados por niños. Según el género y las especificidades de su historia ¿cómo crees que se inserte el filme dentro de esta reciente tendencia del cine cubano?

Puede tener puntos en contacto con muchas de las películas cubanas que le precedieron sobre todo con los dramas. Tiene referentes cinematográficos sin temor a mencionarlos que son coherentes en cuanto a despertar sensaciones, pasiones, sentimientos y convocar a la reflexión.

También tiene muchos referentes literarios porque desde Sófocles, Eurípides y Esquilo aquí no hay nada nuevo, lo novedoso consiste en la forma de hacer, la manera de contar la historia y la puesta en escena. Trabajamos con un tipo de fotografía distinta a la que sabemos se está manejando en el actual cine cubano, el montaje es también diverso. Es una película sin grandes pretensiones, un melodrama con un final muy esperanzador y un mensaje muy lindo.

Identificarse con la película será muy sencillo porque a todos de una forma u otra, nos toca.

¿Qué destacaría del largometraje?

Las actuaciones, sin duda alguna. Todas estuvieron muy bien. El niño fue toda una revelación y también la interpretación de Yuliet es memorable. Ella encarnó el personaje de una forma magistral, a veces no sabía si estaba hablando con Yuliet o con Miriam. Se metió muy bien en su piel, ella es madre en la vida real y sus experiencias personales contribuyeron a esta construcción.

También se prendió del personaje porque le encontró muchos puntos en contactos con su propia madre y a partir de ahí lo asumió. Porto es uno de los mejores actores cubanos de este momento, se sintió identificado con el personaje a pesar de nunca haber desempeñado ninguno similar durante su trayectoria. Me dijo cuando lo llamé: “tú tienes que estar loco en proponerme un profesor de música porque no se tocar nada de nada y jamás he cantado”. Se identificó con el personaje y eso fue lo más importante. Lo pusimos a dar clases de piano y descubrieron que tenía talento, que afina y que puede hasta a cantar. Ahora está haciendo una novela en la que canta, por tanto le sirvió lo aprendido en esta producción para su carrera.

¿Cómo logró sumar a Chucho Valdés al proyecto?

Como Esteban soy una persona que siempre está soñando y tengo una productora, Maritza Ceballos, que es increíble. Yo sueño y sueño y ella se encarga de aterrizarme y de decirme hasta donde dan nuestras posibilidades reales. Un día estábamos durante un Festival del Habano y le digo: si la música de la película me la hiciera Chucho. De inmediato ella se levanto fue a conversar con él y a plantearle el proyecto. Acordamos vernos en su casa, le llevé el guion y le encantó el proyecto y me dijo que quería ser parte de él. Al él entrar se abrieron aun más puertas y su presencia es como un plus a la hora de distribuir la película porque yo soy prácticamente un desconocido en el medio y cuando lees en los créditos que la música en su totalidad es compuesta e interpretada por ese gran maestro es maravilloso. Fue todo un honor. Se adentró en la historia y la hizo suya.

Imágenes del rodaje / Foto: Cortesía de Jonal Cosculluela
Imágenes del rodaje / Foto: Cortesía de Jonal Cosculluela
Imágenes del rodaje / Foto: Cortesía de Jonal Cosculluela
Imágenes del rodaje / Foto: Cortesía de Jonal Cosculluela
Jonal Cosculluela durante el rodaje / Foto: Cortesía de Jonal Cosculluela
Jonal Cosculluela durante el rodaje / Foto: Cortesía de Jonal Cosculluela
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