Jorge Perugorría busca recursos para el cine pobre

Foto: Paola Cabrera

Foto: Paola Cabrera

Jorge Perugorría, actor, productor, artista plástico, director de cine y uno de los protagonista de la legendaria película Fresa y Chocolate, conversa conmigo junto a una de sus más recientes pinturas: Oshún. En la galería Gorría, la conversación sobre su nueva responsabilidad como director del Festival del Cine Pobre de Gibara, fundado por Humberto Solás, comienza con algo que parece una coincidencia.

¿Cómo comenzó su relación con Humberto Solás?

“Con la película Miel para Oshún. Después de Humberto Solás haber hecho las más grandes películas de la Historia del cine cubano, con equipos enormes, ese fue el primer rodaje en digital y de bajo presupuesto de Cuba.

“Andábamos prácticamente todos en un ómnibus. Dimos un viaje que empezaba en La Habana y terminaba en Baracoa y una de las locaciones de la película fue Gibara, que había sido locación también de Lucía, de las primeras películas de Humberto, un lugar con el que tenía una relación muy linda.

“Humberto estaba emocionado con la idea de poder hacer cine en digital, con la libertad de movimiento que daba. Eso fue en el Período Especial, no había presupuesto, y él vio ahí una oportunidad. Rodando en Gibara se le ocurrió hacer un festival para estimular y apoyar a los jóvenes a hacer este tipo de cine porque le parecía que ese iba a ser el camino, el futuro del cine cubano, y así ha sido realmente.”

Cuenta Perugorría que cuando era un muchacho y había algún evento lejos de su casa (como el Festival Internacional de la Canción de Varadero), él cogía una mochila, una casa de campaña y para allá se iba. Si aún fuera ese muchacho haría lo mismo para asistir al Festival del Cine Pobre de Gibara.

“Al principio acudí a algunos festivales, a los primeros. Después, cuando no me coincidían con alguna filmación, trataba de ir porque ese es un ambiente muy especial. Actualmente estoy siempre con mucho trabajo pero creo que vale la pena el esfuerzo que haga por lo que significa.”

¿Desde que el Festival dejó de realizarse en 2011, cómo fue el proceso hasta retomarlo ahora?

“Cuando Humberto murió en 2008, sus sobrinos continuaron trabajando. Luego hubo una etapa en que estuvo Lester Hamlet en la dirección. Y después, por falta de recursos, empezó a hacerse cada dos años, y como en un evento de cine la continuidad es importante, el Festival se fue apagando.

“Las autoridades de Cultura y de Cine del municipio Holguín hicieron una Muestra, el evento fue un poco local, se desconectó de la proyección internacional que habían logrado Humberto y su familia.

“Nuestra idea es retomar el proyecto y darle continuidad, llevar el Festival a donde Humberto lo puso en cuanto a participación. Porque este evento es importante no sólo porque en él confluyen todas las artes y porque representa una oportunidad sobre todo para los jóvenes creadores. Es una bonita experiencia también para la gente de Gibara. Ellos se sienten anfitriones, te reciben como si fueran organizadores.

“En Gibara ocurrió un fenómeno social de lo más interesante: el evento enseñó al propio pueblo que es maravilloso y la gente comenzó a hacer hostales, paladares. Ahora el gobierno también ha construido dos hoteles nuevos. Ha crecido la vida y la dinámica.”

Humberto Solás con los habitantes de Gibara. Foto: elcineescortar
Humberto Solás con los habitantes de Gibara. Foto: elcineescortar

Si el Festival cerró una vez por falta de recursos, ¿cómo va a lograr ahora ser rentable?

“Todavía en Cuba los eventos culturales no piensan en la rentabilidad, siempre necesitan de apoyo, de subvenciones. Estamos abiertos a que nos ayuden fundaciones, empresas particulares, incluso gente a nivel personal, para que crezca el festival y poder seguir haciéndolo. Pero no podemos pensar en rentabilidad cuando todavía los conciertos son gratis, el teatro es de participación popular, el cine se paga en moneda nacional.

“Uno de los problemas que tenemos es que el Festival va a durar este año solo cuatro días, será del 20 al 24 de abril, muy poco tiempo para todas las cosas que queremos hacer. Y para que en las próximas ediciones siga teniendo una frecuencia anual y una duración de al menos una semana, vamos a tener la necesidad de ser sustentados tanto por el Estado como por otras alterativas que hay en estos momentos y que queremos aprovechar.”

¿Qué diferencias tendrá esta edición de los anteriores?

“Todavía estamos en la etapa de producir, así que todo dependerá de los recursos que seamos capaces de lograr y del apoyo que tengamos de Holguín y de todo el país. Pero queremos que tenga una participación importante de talento. Hasta ahora estamos súper contentos con la convocatoria de películas que tenemos, se han presentado muchísimas obras en concurso tanto en documental como en ficción como en cortometrajes, y en guiones, incluso lanzamos una convocatoria en la categoría de carteles.

“Más que algo nuevo, si nosotros logramos darle continuidad a la obra de Humberto, vamos a estar satisfechos.”

Cuando se dio la noticia de que el evento volvería a celebrarse, los titulares de la mayoría de los medios hacían énfasis en que usted sería el nuevo director, ¿no teme que se convierta en el Festival de Perugorría?

“No, para nada. Siempre va a ser el Festival de Humberto Solás. No es imaginable lo que él significa para la gente de esa ciudad, el amor, el cariño que le tienen. Realmente veneran su figura por lo que logró a través de ese evento.”

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