Lejos de La Habana, cerca de la nostalgia y el dilema de quedarse o regresar

El largometraje de ficción Lejos de La Habana, de Maikel G. Ortiz, sobre el conflicto de la emigración y la vida de la diáspora cubana en España se presentará en el teatro Tower del Miami Dade College (MDC) el próximo 24 de mayo junto, un conversatorio con su protagonista y productor Ricardo Becerra.

La película, de 96 minutos de duración, ya fue estrenada en La Habana y en Galicia, lugares en donde se filmó durante tres años. Lejos… llega a Miami con el aval de la 13 Muestra Joven ICAIC que le otorgó el Premio a la Mejor Producción.

“La mayoría de los cubanos hemos fantaseado con la idea de vivir, aunque sea temporalmente, fuera de la Isla, pero ninguno se imagina realmente como será esa vida. Nuestro filme es eso, un trozo de vida de tres cubanos residentes en España, que como todos en algún momento, se han planteado por cualquier motivo la posibilidad regresar a su tierra, hacerlo o no, depende de cada cual, pero para todos es muy difícil estar “Lejos de la Habana”. Expresó Ortiz en exclusiva a OnCuba, a propósito de la exhibición del filme en esta ciudad en la que viven tantos cubanos con conflictos similares a los que aborda la cinta.

¿Cómo surge  Lejos de la Habana?

Nace de dos motivaciones; por una parte, estábamos intentando producir un corto para darle continuidad al trabajo que veníamos haciendo en nuestra productora LaCocinaFilmS, y por otra, aún nos quedaba pendiente el trabajo de Tesis para graduarnos del Instituto Superior de Arte de Cuba (ISA).Hice la estructura de guión de un corto para tres personajes que íbamos a interpretar: Yansamill Núñez, Ricardo Becerra y yo. En principio su desarrollo era en el club nocturno DadoDada y los conflictos quedaban en esa sola localización, pero cada vez que teníamos un encuentro de trabajo se sumaban más ideas hasta que llegó el punto que dije: “Señores, será una locura, pero esto está pidiendo un largo…” y con toda la inconsciencia del mundo, pero con todas las ganas, fragmenté el guión manteniendo la idea y nos pusimos a trabajar. Cuando teníamos algunas secuencias filmadas y editadas fuimos a Cuba a presentar nuestro trabajo final y nos graduamos, en ese momento uno de los miembros del jurado nos comentó que le pareció muy interesante la visión del fenómeno migratorio cubano visto desde una producción española, yo le comenté que la producción era cubana y que la estábamos haciendo nosotros mismos, en ese momento me di cuenta que íbamos muy bien encaminados. Un par de años más tarde, con el montaje completo pero sin la postproducción de sonido, hago mi trabajo final de Máster en Comunicación Audiovisual e Industrias Creativas en la Universidad de Santiago de Compostela (USC), y por fin ahora es que podemos, de manera totalmente independiente, comenzar a mover la película. Nada, como decimos los cubanos: “Maté tres pájaros de un tiro”.

¿Cuánto hay de autobiográfico en el filme?

A nivel psicológico todo, y me refiero no solo a mí, sino a los tres actores que interpretamos los roles protagónicos, que en realidad estamos muy unidos, con Ricardo tengo lazos de amistad muy fuertes y con Yansamill tengo la dicha de compartir la vida; y a nivel de historia es un guión inspirado en acontecimientos reales, ficcionados naturalmente, que le han ocurrido a muchos cubanos que conocemos, digamos que es una especie de collage de historias. Curiosamente si nos han ocurrido cosas que ya estaban escritas, y en algunos casos filmadas. Personalmente sufrí la inesperada pérdida de mi padre, no por los motivos que se muestran en el filme, pero igual de doloroso.

La emigración y el éxodo son temáticas recurrentes o tópicos del arte cubano contemporáneo. ¿Qué nuevas aristas propones del fenómeno en el filme para evadir senderos trillados?

Yo creo que la autenticidad de toda obra está en los pequeños detalles, en los matices, en los silencios, en los espacios pequeños. El Arte cubano, como el cubano mismo, es muy extrovertido, muy hacia fuera, pero claro viviendo en Cuba no nos damos cuenta. No es que esté ni bien ni mal, es que somos así, pero cuando vives en otro lugar, en mi caso en España, el comportamiento va sufriendo cambios, digamos que el Folklore se va suavizando, y así mismo nuestros procesos creativos también se van modificando. La temática de Lejos de la Habana no es novedosa, y sigue siendo auténtico cine cubano, pero es más hacia dentro, cuenta mucho lo que callan los personajes, sus silencios son un grito en Off, y puntualmente también en On.

Dices que es una película coral y de soledades, ¿por qué?

Coral porque no hay solo un personaje que lleve el peso de la historia, la carga está repartida entre los tres, aunque Yolanda, el personaje que interpreta Yansamill Nuñez, digamos que es el eje central. La soledad es un estado de ánimo, podemos estar acompañados y sentirnos solos igualmente, los personajes de la película padecen ese estado en varias variantes. Yo siempre digo que no es lo mismo vivir fuera de Cuba en Miami que en Europa, por poner un ejemplo concreto, los procesos de adaptación son muy diferentes y el impacto social que sufre cada individuo también lo es. En la Florida hay miles de cubanos y de alguna manera siempre tienes alguien cercano, en España esto no ocurre, mires donde mires solo ves gente desconocida y eso agudiza la soledad.

¿Cómo fue el trabajo con los actores, con tus conocidos y con el maestro Raúl Pomares?

Pues al ser una producción Freelance y LowCost lo de hacer un casting era imposible, por otra parte partimos de la base que los protagonistas éramos nosotros mismos, así que el reparto fuimos proponiéndoselo a algunos actores con la suerte que ninguno se opuso. Yo a todos les estaré eternamente agradecido porque se unieron al proyecto sabiendo que no había beneficio económico alguno. No todos son actores profesionales, me refiero académicamente, pero el resultado de sus trabajos sí que lo es. Confieso que no fue profunda la dirección de actores, entre otras cosas porque el trabajo que en una producción estándar harían un equipo de no menos de veinte personas, lo hacíamos Ricardo y yo solos. Siempre les di libertad creativa pero puntualizando la idea de cada secuencia, ellos nunca tuvieron el guión en sus manos, solo la secuencia que se rodaría ese día, esto me ayudó a que se concentraran solo en el trabajo de su escena, y creo que dio resultado. Quiero destacar que la participación de Raúl Pomares fue totalmente fortuita, ese día fuimos a buscar a otro actor y nos cruzamos con él, sin dejar pasar la oportunidad nos sentamos en un parque de la calle Línea e improvisamos la escena. Él como es el mejor actor de Cuba, sin duda alguna, lo hizo espectacularmente bien sin tener ni idea de qué iba la película, y yo encantado de su presencia en el filme. Ya habíamos trabajado juntos en el teatro y pude disfrutarlo una buena temporada, a Pomares yo le debo mucho tanto a nivel personal como profesional.
 ¿Cómo valoras, desde tu perspectiva, el cine joven cubano?

Como llevo algunos años en España no siempre tengo la oportunidad de ver todo lo que van haciendo los realizadores en Cuba, pero si lo que hacen los que están fuera, el trabajo de Tané, Patricia, Heidy tiene mucha calidad, sus documentales tienen un potencial increíble. En la Isla están trabajando sobre todo con cortos porque es muy difícil hacer un largo, también lo es fuera, pero lo importante es hacer, producir sea como sea. Creo que hay que aprovechar la singularidad de la distribución en los bancos de DVD, es una vía que se debe explotar como alternativa, producir trabajos y rentabilizarlos de esa manera puede ser muy interesante.

¿Que significó haber obtenido el Premio de Producción con tu película en  la 13 Muestra Joven ICAIC?

Los premios siempre son bienvenidos y siempre son estimulantes. Yo comento siempre que este premio de producción es inmerecido y viceversa, porque somos los peores productores, aún no hemos ganado ni un euro con la película, pero también los mejores, porque hemos hecho una película sin un euro. Hay muchos tipos de premios, uno que nos ha marcado mucho fue en la premiere en Cuba, unos meses antes de la Muestra, en la salita del Fresa y Chocolate, al terminar nos acercamos a la butaca donde estaba sentado Enrique Pineda Barnet y nos dijo visiblemente emocionado: “Perdonen que no me levante, es que me han conmovido”. 

¿Eres de los que cree que hace falta un nuevo cine cubano?

No. Un filme como Los Sobrevivientes, de Titón siempre estará vigente, lo importante es crear obras comprometidas con el día de hoy, que mañana ya la valorarán en su justa medida. Lo que hace falta en Cuba es una apertura tecnológica que permita a los creadores acceder a los medios para producir. El internet es fundamental para el creador independiente, para contactar con otros creadores, para superarse con tutoriales y subir sus trabajos en YouTube, para hacer promociones y marketing en las redes sociales, para acceder a las vías de financiación Crowdfunding… El cine subvencionado ha caducado, hoy se hacen filmes con cámaras réflex, un micro y un ordenador portátil, concretamente el nuestro, y eso es lo que no tienen en Cuba para hacer cine, ni nuevo ni viejo, basta con que sea cubano.

 

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