Lester Hamlet: “Yo me he tenido que masturbar con la amistad”

Lester Hamlet en Chicago. Foto: Ivette Carnota.

Lester Hamlet en Chicago. Foto: Ivette Carnota.

Llega el Chicago Latino Film Festival a su edición 33 y Cuba participa con la proyección del filme Ya no es antes, dirigido por Lester Hamlet. La película arriba al festival con tres importantes lauros: dos premios Coral en el 38 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana (Actuación masculina para Luis Alberto García y Premio Coral del Público) y el Star Prize de Actuación Femenina para Isabel Santos en el 18th Havana Film Festival de Nueva York.

Conversar con Lester con el panorama de la ciudad sobre el lago Michigan es casi místico, pero nuestra conversación gira en torno a la Isla que lo apasiona: Cuba. Pasaron los minutos como si estuviéramos conversando desde su balcón de luz, por un ratico traspasamos fronteras. Con Lester todo se trata de amor, ese que no tiene fronteras o edad, ni antes… ni después.

¿Cómo ha sido la reacción del público estadounidense a la película?

A mí siempre me sorprende el público porque por más que imagino su reacción, siempre es al revés. Y desde mi perspectiva el público norteamericano ha entendido muy bien la película. La recepción del público latino sobre la historia es también muy particular, los que viven aquí la entienden perfectamente, era algo que pensaba podría ser un conflicto para quien no viviese en Cuba; pero les emociona la historia en sí y eso me gusta. Disfruto mucho cuando la historia que cuento trasciende un drama local que depende de una circunstancia social y geográfica específica, la gente entiende la historia de amor que se cuenta y se conmueven con ella.

Lester al Chicago Latino Film Festival. Foto: Ivette Carnota.
Lester al Chicago Latino Film Festival. Foto: Ivette Carnota.

¿Qué sensación te produjo saber que Isabel Santos había ganado el Premio de actuación en el Festival de Cine de Nueva York?

Ay, una alegría tremenda por muchas razones, primero porque, aunque una parte de mi cabeza haya entendido que en el 38 Festival de La Habana el jurado entendiera que era Sonia [Braga] quien mereciera el Premio de Actuación Femenina, había una parte de mi alma que no entendía que todos los premios del mundo no fueran para Isabel. Sin embargo, tuve la alegría enorme de que Luis Alberto ganara el Premio de Actuación Masculina en La Habana, en ese momento sentí que era compensatoria la vida porque cuando se supuso que Luis iba a tener un Coral por Clandestinos* (Opera prima de Fernando Pérez, 1988, con el mismo dueto protagónico), no fue así; pero lo obtuvo Isabel, entonces ahora, muchos años después, fue a la inversa. No obstante, pensaba: “Tan bestia, tan bella, tan bien que está” o que creo yo que está porque también hay un poco de vanidad en eso. Y no la premiaron… entonces ahora gana en Nueva York y digo yo ¡qué maravilla!

“Ya no es antes”, una película abrazo

¿Cuántas generaciones de cubanos conviven en Ya no es antes?

Yo creo que muchas… todas, porque he visto reaccionar ante la película a muchas generaciones de cubanos. Siempre pensé que era una película que íbamos a entender nosotros, los que estamos de 40 para arriba, por el nivel de madurez y de locura de los personajes, por la cantidad de vivencias que le pusieron los actores a los personajes; entonces supuse que había que haber vivido mucho para entender las historias; pero ha funcionado en varias generaciones, de manera distinta tal vez. En el caso de los más jóvenes de manera mucho más romántica; en el caso de mi generación, de la tuya, un poco como recuerdos de nuestros padres; y ya en la generación de los cincuentones, sesentones, son ellos mismos, entonces son también las vidas que han vivido.

Mi primera sorpresa fue cuando de pronto, en medio de la filmación, me dice Raúl Pérez Ureta: “Esta es mi historia, yo también amé cuando tuve esa edad y me quedé sin ella y siempre he pensado que se me fue el amor de mi vida”. Así mismo ha habido otras historias que todo el mundo viene y me cuenta “…porque una vez yo, porque una amiga, porque ella es mi hermana…”. Entonces ha resultado una película evocativa, pero para los jóvenes ha resultado ser una película romántica. Recuerdo una muchacha de 16 años que fue al estreno, la hija de una amiga nuestra, y yo me dije: “Ay, Dios mío, pero ¿qué va a encontrar esta generación ahí?” Y sale y me dice: “¡Ay, me encantó! Qué romántica, qué linda!” Y ya queriendo dársela a sus amigos, y es que ha sido como un descubrimiento, están acostumbrados a un cine de otro nivel de acción, de otro nivel de sonido, de otro nivel de peripecia física, geográfica, de hoy es mañana, mañana fue hace tres meses, las series que te llevan a otras dinámicas, entonces que esa generación haya ido al cine a verla y además hayan salido, no todos porque no es absoluto, pero muchos han salido entendiendo tal vez el espíritu romántico, me satisface muchísimo.

Ahora, por ejemplo, antes de salir para acá a los Festivales de Nueva York y Chicago, pasa un día por la casa Adrián Berazain que había compuesto una canción que se llama “Ya no es antes, es después” a dejarme la maqueta de la canción, surge entonces eso que uno ve que ocurre que es la obra de la obra de la obra. El que escuche esa canción va a saber que la inspiró una película, ¿pero qué película? La va a buscar, es algo muy motivante y pasó en esa generación de Adrián que ya es otra, los treintones que también vienen por debajo de mí pero que viven en esta Cuba.

Lo bueno de la película es la actualidad, está contada en tiempo presente, muy como estamos ahora, como somos, y esa cosa también rara que tiene la película, donde no hay elipsis de tiempo, tú ves 92 minutos de la vida real de dos personas dentro de una película, donde todo lo que te pasa es a nivel emocional porque no hay persecuciones, no hay tiros, no hay carros que corren y echan humo ni una avalancha de nieve ni entran una bandada de pájaros por una ventana, una película lo más alejada de cualquier ilusión falsa, una película completa y así la gente la ha entendido y eso me encanta.

Emigración-Cuba-destino… El conflicto de la película se desarrolla en la emigración, el destino de muchos cubanos es tener este tipo de conflictos, ¿qué nos da la película sobre eso?

Creo que enlazar las palabras emigración, Cuba y destino es perfecto, porque eso es exactamente lo que traza el mapa de la película. Cuba es un espacio, Cuba es una isla, Cuba es un país, Cuba es una casa, Cuba es un recuerdo, pero Cuba es, sobre todo, para los cubanos: un sentimiento, una manera de ser, una idiosincrasia, una cultura, algo que nos hermana, que nos hace muy semejantes, lo entiendas o no. Pero es así, es como dicen aquí: That’s it!, es innegable, es lo que es.

Ahora, las experiencias personales forman parte de manera indiscutible e inseparable del exilio de cada cubana o cubano. Esta película pretende una mirada que tiene que ver con la última de tus tres palabras: destino. Volver a convertir a Cuba, en vez de en la sala de salidas departures, convertirla en el destino. Yo creo que para todos los cubanos siempre es importante saber que tienen la posibilidad de regresar, que tienen la posibilidad de volver a amar lo que amaron, que tienen la posibilidad de volver a ver las cosas que los hicieron conocer aspectos tal vez tan básicos de su vida como el amor, el sabor… Yo pienso que no hay mejor puré de malanga que el de mi mamá, que no hay mejor flan de leche que el de mi mamá, y tal vez la búsqueda de esas cosas, que es mi punto de partida, es lo que me hace que se cierre ese trío de palabras: Cuba-exilio-destino. Hay que volver a convertir a Cuba en un destino, un lugar al que todo el mundo quiera ir, un lugar donde la gente sepa que puede existir y un lugar que sea el templo de nuestras primeras memorias. Yo no me siento de ningún otro lugar y tengo muchos amigos que viven fuera de su país; y a los que me dicen que no extrañan nada de Cuba, no les faltan los frijoles negros, que no me digan mentiras, no extrañas nada y no puedes vivir sin oír a Marta Valdés, no puedes estar sin preguntarme qué grabó Haydée, y ¿no extrañas nada? De verdad, se necesita, entonces convirtamos a Cuba en un nuevo destino.

Es una película para la posibilidad de regresar, tan profundamente como regresar al amor, a aquel primer amor…

“Ya no es antes”, una película abrazo

Has dicho que los tatuajes tienen que ver con tus sentimientos, no has dejado marcas en tu piel de todos tus proyectos audiovisuales, pero sí de aquellos donde “dejaste alma y vida”. ¿Te hiciste el tatuaje de Ya no es antes?

No, porque soy diabético, tampoco he podido hacerme el de Fábula [2011], lo tengo pendiente. Fábula lleva mucho rojo y tengo una piel a la que le cuesta mucho cicatrizar con el rojo. Entonces estoy esperando tener la diabetes estable para darme esos cortes en mi cuerpo que me están faltando. También me está faltando la carita de Omara que está en el documental que adoré hacer porque me conectó con una historia de la cultura de mi vida, así que merezco tatuármelo, saber que yo fui quien contó esa historia porque es un documental de 90 minutos, así que…

Me llevas a mi siguiente pregunta. Siempre te he visto como un adorador de la música. Cuando pienso en ti pienso en las noches bohemias de La Habana, y pienso en Santiago Feliú, en esa obra maravillosa que dejaste plasmada justo cuando no sabíamos lo terrible que vendría…

Gracias a él. No sé si sabes la historia… Yo hablé con Santiago, coordinamos el día de su entrevista, ese día él se prepara, descansa, está atento. Yo había planificado un equipo mínimo: un sonidista, un fotógrafo y mi productora; pero él me dice: “No, no, no, aquí somos tú y yo nada más, tú coges todo eso y somos tú y yo”. Yo lo entendí, la presencia de otras personas le iba a impedir alcanzar ese nivel de intimidad que necesitaba él, de real soledad, para expresar su genialidad. Y así resultó y fue una experiencia riquísima, estuve meses en mi casa escuchando las canciones suyas que prefiero.

Lo más relevante para mi fue algo que ocurrió en el estreno de este documental y del DVD Antológico de Santiago. Se estaba preparando el estreno en la Casa de las Américas, entonces yo digo: “¿Cómo yo hablo de esto, como lo hago?” y algo me dijo “Busca en tu chat con Santiago, no hay nada más personal que tu chat con Santiago” y voy al momento en que él me pide hacer este trabajo y me pone: “Luminaria, resucítame en la Televisión Nacional”.

De alguna manera sentí que eso servía para mantenerlo vivo, con sus canciones más frescas antes de no estar, con las canciones más nuevas antes de no estar, cantando “¡Ay, la vida!”, cerrando ese ciclo. Es tremendo que la vida me use de instrumento para esas cosas de esos genios, tengo mucha suerte, una oportunidad grandísima. Es la memoria de una generación, son las poesías con las que me enamoré, con las que me enamoraron, es por lo que soy amigo de la gente que soy amigo, es que haber trabajado cerca de Santiago también me conecta con una zona de la espiritualidad de mi generación, y con una zona de mi sociedad que es la que prefiero. Es como “follow the leader”…

Foto: Ismario Rodríguez.
Foto: Ismario Rodríguez.

No puedo dejar de preguntarte por Silvio…

¡Silvio es DIOS! No hay nada mejor que Silvio para mí, ni nada más grande… ¿Tú sabes lo que yo hago cuando yo tengo dudas con algo de mi vida? Yo cojo el Cancionero que él me regaló, que está firmado por él, mi Biblia, y digo: “La respuesta está en la primera página que me quede a la izquierda…”, eso es Silvio para mí, mi orula, mi brujo, es tan grande, es tan bonito, y es tan simple y es tan enorme, tan poeta y trajo a la vida a una mujer tan bonita y buena como su hija, que es nuestra amiga, y me dio el privilegio enorme de conocer partes tan fuertes de Cuba como son las cárceles, y me dio una oportunidad también de entender mi vida y la vida de toda una generación desde las canciones, de entender a mi mamá. Yo recuerdo que el primer regalo que yo le hice a mi mamá fue cuando yo tenía 4 años y aún no sabía escribir y fue el disco Días y Flores, y me acuerdo de mi papá, cogiendo la manito chiquita del niño que no sabía escribir para que así estuviera dedicado ese disco para mi mamá. Todo eso es Silvio para mí, todo eso es Silvio, una presencia que ha estado todo el tiempo, marcando mis momentos, marcando mi vida, tatuándola en mi gusto musical, estando ahí, dándome también la oportunidad enorme de que dos de mis películas tengan también su música. Chica, a él no le va a gustar, ¡pero él es DIOS!

¿Qué es la amistad para ti? Yo sé que eres un tremendísimo amigo…

Pero yo quisiera ser mejor amigo de lo que soy, yo quisiera serle mas útil a mis amigos. Yo también vivo con la tristeza esa de mi generación de que mis amigos de verdad, aquellos con los que creé alianzas que en aquellos momentos sentí que eran para toda la vida, se fueron, y no es que nos dejamos de querer, pero yo no he compartido con ellos muchas cosas buenas y malas de la vida. Yo me he tenido que masturbar con la amistad, la amistad para mí no ha sido una relación sexual, la amistad para mí ha sido una ilusión, y en ese afán de no tener a los amigos con los que hice pactos de sangre… digamos, y al quedarme pocos también me he vuelto un ser más ermitaño, más melancólico de la amistad, por eso yo quisiera estar más activo en la vida de mis amigos.

Siempre estoy abierto a amigos nuevos, y siempre mi casa es una casa para amigos. De hecho, ahora llegan otros amigos gracias a mi pareja, llegan otras personas con las que comparto mi vida, llegan otras personas también a mi oficio, y mi oficio es como un lugar donde tú vas a pasarla muy bien y en el que me rodeo de los mejores amigos de ese momento de mi vida para colaborar en ese proyecto. No concibo la creación sin que esté cercana a ella la amistad o la entrega esa, inexplicable y desnuda que es la amistad y entonces la amistad ha sido eso, a veces son curitas y a veces son operaciones a pecho abierto; esas las prefiero, pero quedan pocas… A mí me encanta la manera en que Yohan tiene sus amigos, cómo se ven, cómo se buscan , hacen todo para buscar un momento, para encontrarse, yo no los tuve, a mí se me fueron yendo todos…

Lester Hamlet. Foto: Ivette Carnota.
Lester Hamlet. Foto: Ivette Carnota.

Relaciona La Habana, el amor, tu balcón y la luz…

Ay, ¡la luz de mi balcón por la tarde! Yo vivo en La Habana Vieja, toda la vida he vivido en La Habana y toda la vida viví en La Habana Vieja en un apartamentico interior, por la calle Obispo, la calle Aguacate y siempre eran espacios muy pequeños. Ahora, desde que yo me mudé a esa casa, yo padezco de insomnio y es algo que no puedo curarme con pastillas porque a los 44 años empecé a ver el amanecer y no hay nadie que me diga a mí que yo no tengo que estar despierto a las 5 de la mañana para ver ese espectáculo cada día.

Cada día de la vida yo busco un pretexto, ver correos, terminar una película, no sé qué, pero todo es para poder ver el amanecer de nuevo… Adoro La Habana, adoro verla, adoro estar ahí. Hace un tiempo me dijeron: “¿Qué es lo que más tú quieres para La Habana?” Y en aquel momento a lo lejos… se veía una grúa y dije: “Grúas, yo quiero ver grúas, yo quiero ver que construyen, que crece. Hoy, desde mi balcón se ven cinco grúas, ¡qué rico! Deseo concedido, pero pido más… más grúas, que crezca, yo necesito que La Habana crezca, que sea una ciudad próspera, que cree empleos, que cree espacios para que la gente viva como se debe vivir, que la gente satisfaga sus necesidades, yo quiero que en La Habana la gente tenga la misma cara de alegría que la gente tiene en otros lugares, igual con preocupaciones, con políticas con las que están de acuerdo y las que no, pero ahí hay una base que es la sociedad y la familia, yo quiero que La Habana tenga eso, que lo ha perdido o que lo tiene un poquito agrisado.

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