Luisa María festejará en Gibara recuperada de su accidente

Luisa María Jiménez es, sin dudas, una de las actrices cubanas más populares desde que irrumpió en el panorama artístico hace más de tres décadas. Graduada de la Escuela Nacional de Arte (ENA) y posteriormente del Instituto Superior, ha desempeñado significativos roles tanto en el teatro, como en la televisión y en el cine. Descubrió a los ocho años que quería ser artista y su pasión por la expresión corporal la llevó primeramente a formarse como bailarina. La actuación vino después y llegó para quedarse. Este año el Festival Internacional de Cine Pobre de Gibara le rendirá homenaje, pues al decir de Lester Hamlet, director del evento, “’Luisa es una de las últimas actrices que entró al mundo de Humberto Solás y lo hizo con la suficiente fuerza como para quedarse y ser recordada por siempre”.

¿Cómo recibes este homenaje del Festival de Cine Pobre?

Me siento muy privilegiada. No lo esperaba, te soy sincera ya no espero, vivo dejándome llevar por lo que va saliendo, lo que el día día me va dando, porque sin esperar nada se sufre menos. Fue una sorpresa tremenda este homenaje, sobre todo porque ha llegado en un momento de mi vida tan particular. Estoy muy emocionada al saber que me tienen presente, me consideran y admiran mi carrera, eso es siempre  motivo de alegría. En esta edición del Festival se exhibirá una muestra de fotografías que me realizara hace unos meses el artista español Pedro Coll. Se trata de una veintena de instantáneas de gran formato tanto en blanco y negro como a todo color. Una de esas imágenes sirvió para el diseño del cartel de esta edición del Festival, en la que aparezco de espaldas como una especie  mujer pez o sirena.

Diversos medios de prensa han reflejado su reciente accidente cerebro vascular y también su pronta recuperación. ¿Cómo se encuentra en estos momentos? 

Francamente la recuperación fue asombrosa, de dos derrames  cerebrales, me recuperé en menos de un mes y no me quedaron secuelas. Tenía una aneurisma congénita, probablemente desde que nací, es algo que uno no sabe que existe y se va desarrollando lentamente, por algún evento o motivo específico ocurre la explosión. Ese día me había subido la presión, lo que fue el detonante, al parecer me subió bastante, no supe en ese momento que estaba siendo víctima de un derrame, estaba en una actividad en la Habana Vieja y sentí una fuerte punzada, como un disparo en la cabeza que me tiró para atrás con una fuerza igual que si me lanzaran de un primer piso. Con toda esa fuerza caí sobre el hombro izquierdo y me fracturé el húmero. De eso me vine a enterar como al mes.  Ya estaba en mi casa y en medio de mi estado de hipnosis y de inconsciencia siempre decía que me dolía el brazo, nadie me hacía caso, hasta que fui al hospital donde me hicieron una radiografía y se dieron cuenta. El brazo está recuperándose poco a poco con tratamientos de fisioterapia. Ya ha mejorado mucho porque realmente me quedó muy mal, con un rango de movilidad ínfimo y tuve miedo porque sentía el brazo como congelado. Me siento muy honrada y feliz por las manifestaciones de cariño y preocupación que tuve de todo mi pueblo, la gente que me quiere y admira me fue a ver al hospital, muchos rezaron por mi recuperación por lo que estoy muy emocionada y agradecida. Ese afecto me ayudó a recuperarme pronto.

La Tojosa, su personaje en la telenovela Sol de Batey ha devenido ícono popular, ¿qué significa para Luisa María que aun la llamen por  ese sobrenombre?

La Tojosa, ya tiene casi treinta años, como dices es un icono popular que ha llegado hasta nuestro tiempo, ha trascendido, ha pasado a mi familia y lo ha heredado mi hija, a quien llaman La Tojosita. ¿A cuanta gente le pasa eso en el mundo?, que las recuerden como a uno de sus personajes, a pocas. Hay actores que tiene las caras de sus roles todas la vida, hay otros que no. Me pasó a mí  con la Tojosa por lo que soy muy feliz. Es el pueblo el que decide, el que te pone las etiquetas, quien te aplaude o no, el que te eleva o te hunde, trabajamos para ellos. Siempre tengo un aplauso en cada esquina, lo que le debo también a esta interpretación.

Sin embargo hay otros personajes menos recordados que tienen gran significado para usted…

Tengo en un especial lugar en mi corazón a la Mariela de El Naranjo del patio. Ese personaje ha sido para mí inolvidable como también lo fue la Lala Contreras de Tierra Brava.

Ha dicho que ser dirigida por Humberto Solás fue un sueño que se le cumplió. ¿Cómo recuerda su trabajo con el cineasta?

 Fue una experiencia extraordinaria, me hacia vibrar. Solás  fue un director único. Su personalidad encerraba tantas cosas interesantes, contradictorias y contrastantes que a una actriz siempre la marcan. Significó un antes y un después en mi trayectoria. Todos tenemos sueños y aspiraciones, y trabajar con Humberto era un gran anhelo que se me cumplió. Siempre me decía, quiero trabajar con Humberto, ¿quien pudiera filmar con él? Hace unos años, mucho antes de Barrio Cuba me lo encuentro en el mercado de 3ra y 70 y me impacté mucho con su presencia. Me dejó paralizada con su magnetismo y aquella voz, aun así decidí abordarlo. Le dije lo mucho que me gustaría trabajar con él y me respondió que algún día lo haríamos. Nunca más lo volví a ver hasta que un día suena el teléfono de mi casa y era el mismo que me dice trabajaríamos juntos. Aquello fue una bomba para mí.

¿Cómo recuerda la experiencia de Barrio Cuba?

Mario Limonta y Jorge Perugorría supe que me propusieron para ese papel, Solás lo procesó y me lo ofreció. Fue un personaje en el que lo di todo. Humberto era muy exigente y hay que tener unos recursos expresivos muy grandes para asumir el reto que implica seguir su dinámica, peticiones y exigencias que eran cada vez más fuertes. Hay algunos actores que se acobardaban con él pero a mí me incentivó y motivo a superarme. Este filme fue un ejercicio de actuación definitivo para mí.

¿Con qué expectativas llegará el próximo mes a Gibara, ciudad que conoció con Humberto?

A Gibara fui tres veces con Humberto. Nunca más regresé. No sabía cómo iba a ser aquello sin su presencia hasta que me volvieron a convocar al Festival tras su fallecimiento. Estoy feliz por ver que el Festival sigue vivo. Lester es joven, está lleno de energía y tiene una gran dulzura y capacidad para dirigir el Festival. Tiene una luz diferente que funciona. A Humberto nadie lo puede igualar pero ese no es el objetivo. Lo importante es hacer otras cosas también bonitas e importantes como las que se hacen. Con Lester el Festival cobra otros colores y eso me tiene muy contenta, sobre todo con este homenaje, ahora que volví a la vida. Tengo grandes expectativas y ganas de llegar a Gibara y ver el Festival con Lester al frente.

Usted ha sido una de nuestras actrices más arriesgadas y que menos miedo le ha tenido al desnudo en pantalla, por lo que es recordada por muchos como la representación de la cubana sensual y desprejuiciada ¿Qué opina desde su experiencia de la imagen erótica en los medios de comunicación?

En cuanto al desnudo nunca me propuse nada, sencillamente me abro al trabajo y me entrego a todo lo que sea óptimo para elevar la utilidad y calidad artística de la obra. Siempre he considerado el desnudarse como un acto liberador, es una forma de enseñarle a la gente que al mundo llegamos desnudos y somos portadores y dueños de nuestro propio cuerpo. A eso no hay que temerle ni tener prejuicios, ni en los medios ni en ningún sitio. El cuerpo humano es  algo tan bello, expresivo y tan nuestro que debe ser mostrado sin reservas siempre que sea necesario. Hoy por hoy te digo que jamás he tenido y tendré ese tabú. A los 51 años sigo manteniendo esa posición y considero que el actor  debe ser fuerte y muy valiente. Ya las etiquetas que si eres sensual o no, ya es del público quien se encarga de afirmarlo. Yo misma no me veo frente a un espejo y me valoro. He aprendido a verme a través de los ojos de la gente, sin miedo al cuerpo ni a su imagen.

¿Cómo ha sido su experiencia con el público receptor de sus desnudos artísticos?

 A través de la cultura popular, gracias al público me conozco mejor. La gente ve en ti mucho más de lo que tu encuentras, ya que no tienes la percepción y la profundidad para analizar desde afuera, si así fuera seríamos Dios. La gente es la que te ve, la que te evalúa, la que te nombra, la que te distingue, la que te pone los epítetos, etiquetas y calificativos. Hubo momento complicados porque en la calle me han dicho de todo, una gran cantidad de frases relacionadas con el erotismo. No me lo propuse pero ya que salió, me hace feliz. Lo que venga de las masas para mí siempre será bienvenido.

¿Nuevos proyectos?

Terminé hace poco una película con Magda González Grau que se llama ¿Por qué lloran mis amigas? Es la historia de cuatro amigas que se encuentran después de veinte años y reflexionan sobre sus vidas. Pienso que salga en este semestre, actualmente se encuentra en etapa de edición. Se hizo con RTV Comercial como Conducta y muchas más que van a salir. Tengo una propuesta de Tomas Piard para su próximo filme.

¿Se siente Luisa María satisfecha con su trayectoria?

Estoy feliz con mi vida artística que me ha marcado y las personas se identifican con mi trabajo. Aunque he hecho poco cine y me gustaría hacer más, estoy contenta aunque no satisfecha,  porque siento que tengo mucho por hacer, tanto para dar, muchos anhelos y necesidades espirituales que aun no materializo. A veces veo nuevas obras en nuestro cine y me pregunto porque no pude estar yo ahí.  Creo que tenemos un gran talento y muy buenos profesionales. Espero y aspiro siempre seguir trabajando, entregando en cada obra lo mejor de mí.

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