Pedro Abascal expone sus príncipes enanos en este Festival de Cine

La muestra Para los niños se hace esta fiesta, del reconocido fotógrafo  Pedro Abascal se inaugurará este lunes a  la misma hora que el Foro Internacional del Universo Audiovisual del Niño Latinoamericano,  en el Centro Hispanoamericano de Cultura.

Una veintena de instantáneas de diversos formatos, etapas y técnicas de infantes sorprendidos por el lente  se incluyen en la selección. Estos niños ya vivían en la extensa obra del artista, se unen hoy convocados por la fiesta del audiovisual latinoamericano del que también son parte indisoluble.

Abascal ya no recuerda cual fue su primera foto desde que, por los ochenta, apretó por primera vez el obturador de su cámara. Este fotógrafo atrapa historias entre luces y sombras del mismo modo que persigue al ser humano en su contexto. Ha logrado captar la esencia del paisaje citadino y sus habitantes. Se empeña en reflejar escenas y objetos sencillos y cotidianos mutándolos en arte. En su obra encontramos mucha influencia cinematográfica, resultando esencial el empleo de las transparencias, la mirada elíptica donde se evidencia gran poder de síntesis y capacidad a la hora de plasmar detalles y contrastes. Sus logrados encuadres, lo idóneo de las temáticas abordadas, el escultórico tratamiento de la luz, y la evidente fuerza visual de sus piezas, convierten a este creador en uno de los imprescindibles en el devenir fotográfico cubano contemporáneo.

Este artista del lente se ha desempeñado como fotógrafo de fotos fijas en algunas producciones del ICAIC como El Benny de Jorge Luis Sánchez, entre otras. Estas fotos, protagonizadas por niños demuestran que ellos son la fiesta en sí mismos, sorprendidos desde lentes analógicos y digitales No posan, ni congelan sus miradas y sonrisas, son hijas de la espontaneidad. En ocasiones las fotos de Abascal resultan inquietantes, reflexivas y perturbadoras, en otras, prima el tono poético sin que pierdan por eso el sentido del mensaje directo, su peculiar manera de ver la vida y el tratamiento enaltecedor del ser humano en sus disímiles aristas.

Del contrastante blanco y negro o de la más exótica mezcla de colores de estas imágenes resaltan las auténticas expresiones de sus niños sin nombres, quienes destacan por la singularidad de la gente sencilla, de las que también se nutre la cotidianidad y se construye la historia, quienes quizás nunca se enteren que se inmortalizaron gracias a la magia del octavo arte. Toda conversación con Abascal queda mutada irremediablemente en una magistral clase de fotografía, comienza hablando de cualquier tema y siempre vuelve, una y otra vez, a rememorar las trampas de su oficio, aunque también comentó a On Cuba la importancia que ha tenido el cine en su obra a propósito de esta reciente exhibición dentro del XXXV Festival de Cine de La Habana.

¿Cómo surge la idea de esta muestra?

La exposición surge a partir de una idea del que fuera director del Foro Internacional del Universo Audiovisual del Niño Latinoamericano, Pablo Ramos, recientemente fallecido que a través de Dominica Ojeda, me convocan para realizar una muestra a propósito del tema. Entonces decido reunir una colección de imágenes de diferentes épocas y ensayos en donde expongo desde mi perspectiva la presencia de los niños y a ellos les gustó la propuesta y nació este proyecto expositivo.

¿Qué fue lo que inicialmente le sedujo de la fotografía?

La imagen de Chaplin y el chicuelo recostados en el muro, de 1921, y la segunda el Guerrillero heroico, de Korda. Lo otro que me cautivó y me cautiva es mi absoluta fascinación por la cámara fotográfica, por el lente, el avance de la película, mirar por el visor, la magia intrínseca de la maquinaria. La primera vez que tomé una cámara en mis manos sentí algo supremamente sensual. Es una seducción algo ambigua, complicada y difícil de describir supongo que tenga mucho de los sentimientos que se esconden entre el alma y la luz.

Más allá de la predilección por la figura humana y de la mirada elíptica ¿qué otras temáticas vuelven una y otra vez a su obra?

Sin dudas esa temática recurrente es la vida. Descubrir al hombre en el acto de vivir, aquello que crea, lo que hace día a día. He dicho otras veces que abordo al ser humano en sus cuestiones banales, donde deja la profunda huella de su existencia. Aparte del hombre, me acompañan varios caracteres, signos y símbolos como los maniquíes, reflejos, vidrieras y cualquier objeto que sea susceptible de fotografiar y que me inspire a captarlo.

¿Qué es para usted una buena foto?

La que te conmueva e incluso cuando seas incapaz de explicártela, pues una imagen tiene tantas lecturas como espectadores la vean. Cuando una imagen te conmueve para bien o para mal, sin ser grotesca, estás en presencia de una de las buenas.

 

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